En estos días les cambia la mirada, se les ve con la autoestima en la cumbre. Suelen “reojar” y la media sonrisa lacónica, “un pelin cínica” es su bandera.
Los demás contertulios del vino del mediodía, intentan sonsacarles, pero ellas y ellos, conscientes que en estas horas, son los verdaderos protagonistas, no sueltan prenda. Se saben los que inclinan la balanza. El siguiente paso es vender su voto al mejor postor.
{mosgoogle}
Apenas son un millón, pero un gran ejercito, sin duda.
Ahora votan a estas siglas y si no les convencen, la próxima a los otros… ¡ no tienen arena, ni peso alguno en sus bolsillos que les inclinen a uno u otro lado oscuro.
Siempre tienen claridad, al carecer de recuerdos tortuosos de aquellos días, de aquellos años 30, al no haber querido o tenido oportunidad, de que las negras sombras habiten en sus neuronas.
Algunos de ellos se saben incompetentes en sus trabajos, en sus casas, en sus vidas… pero cada vez que se acercan los comicios, van pasando del color gris habitual al reluciente dorado, siendo el día anterior, el señalado para la jornada de reflexión, aquel en el que reinan sin ningún pudor.
Todos les tiran de las ropas, intentando sacarlos del ancho camino de colores claros, intentando llevarlos a los arcenes atestados de votantes, que ya con la “papela” en la frente y con azul o rojo en sus vestiduras, cual equipo que se sigue desde el nacimiento, esperan turno en la larga fila, frente al colegio electoral.
También aquí se produce el fenómeno de que, a padres del Barcelona le salen hijos “merengues” y viceversa, pero es ley de vida, de intelecto o de renunciar a mamar ideologías de la teta que se te ofrece.
Es el único día, en el que caminan a cámara lenta ,como si estuvieran haciendo anuncios de colonia, vestidos con trajes de diseñadores famosos, sus cabellos se mecen al viento, ellas clavan sus finos tacones con mayor brío, haciendo que sus caderas “bailen” al caminar. Son los y las elegidos. Los pilotos de la gloria. Ave indecisos, en vuestras manos depositamos nuestras esperanzas. A la hora de la verdad…¿no seréis vosotros los mas envidiados?