Diana Rodrigo Ruiz.- Antaño los llamaban “La Piara” y estaba formada por un grupo de quince o veinte ancianos, los más pobres y ajados que hubiese en la localidad. Iban pidiendo de puerta en puerta con el único fin de conseguir unas pocas monedas o algo que echarse a la boca antes de la caída del sol. Llamaban a las más pobres, donde siempre encontraban una mano amiga que los ayudaba;y también a las más acaudaladas, en las que a veces encontraban medias limosnas –y en ocasiones les pedían vueltas de lo dado– o sobras y migajas.
Después, cuando caía la noche, en la más absoluta intimidad se repartían “las ganancias” de aquel día tan difícil de limosnas. Eran «los viejos que ya no sirven para nada», como decían algunos jóvenes. Aquellos ancianos,con tan mala suerte,que la vida los había dejado sin parientes para mantenerlos. Esto sucedía en las localidades españolas a finales del siglo XIX y comienzos del XX, antes de implantarse en 1919 el Retiro Obrero, un rudimentario sistema de pensiones, que al menos les daba para subsistir.
Poco a poco, fue mejorando la calidad de vida de la sociedad gracias a la instauración del Sistema del Bienestar en España,el desarrollo de nuestra economía y de un sistema público de pensiones, que se vio fortalecido en 1995 con la firma del Pacto de Toledo, donde se aseguraba la vigencia de las mismas en un futuro. Para ello se constituyó el Fondo de Reserva de la Seguridad Social, la famosa “hucha de las pensiones”, hoy tan esquilmado por otros asuntos.
Pero todo tiene sus limitaciones y, según políticos, economistas y otros estudiosos en la materia,el actual sistema de pensiones hace aguas sin remedio. Ya nos vienen advirtiendo desde hace algunas décadas la OCDE y la Unión Europea, que su viabilidad es insostenible y las últimas reformas acometidas no son suficientes para paliar la hecatombe que se nos viene encima.
Algunas soluciones que se proponen son, liberar a la Seguridad Social de algunas prestaciones sociales de las que actualmente se hace cargo y que pasen a financiarse vía presupuestos, aumentar la carga impositiva directa e indirecta del contribuyente o establecer un sistema dual, público y privado. Es decir, fomentar los fondos de pensiones privados de los cotizantes actuales, para que en el futuro la pensión a percibir por parte del estado se vea complementada con los fondos de tu propio ahorro. Un jugoso negocio, sin duda para sectores como la banca, que se frotan las manos desde hace años con el aumento de capital existentes en planes de pensiones privados, debido al temor que existe en la población más joven por un descenso en su futura capacidad adquisitiva.
Lo que está claro, debido a la alta tasa de paro que soportamos, y en principio no puede paliarse, que dentro de unas décadas el número de pensionistas y subsidiarios será mucho mayor que el de trabajadores en activo. Aseguran que la solución pasar por incrementar la natalidad, ya que la esperanza de vida en 2060 será de 90 años, fomentar el ahorro privado y reformar las cotizaciones a la seguridad social para adaptar las pensiones al futuro que se nos avecina.
En mi opinión, lo de la natalidad es una falacia. Mientras no se genere empleo, y de calidad, no hay nada que hacer. La precariedad de los salarios y la inestabilidad laboral, por si solos, están disminuyendo las pensiones futuras y provocando una situación de reestructuración vital actualizada. Es decir, si no hay empleo suficiente para toda la población activa, si el relevo laboral es cada vez más lejano –ya que aumentará, con toda probabilidad, la edad de jubilación más allá de los 70– y los jóvenes no acceden con facilidad al mercado laboral y las familias no pueden subsistir, estamos abocados a la innatalidad y a un descenso poblacional.
Un escenario desolador para mi futura ancianidad. Con un futuro negro como el hollín y difícil de solucionar, que se cierne con la mejor de las suertes trabajando más allá de los 70 y con la peor amenaza, que las voces públicas nos auguran, la desaparición de las pensiones y la llegada de la situación más oscura del pasado: La Piara.
«La alta tasa de paro que soportamos, en principio no puede paliarse», dentro de este Sistema.
Las pensiones son insostenibles, dentro de este Sistema.
Este futuro negro se cierne sobre nosotros, y es imposible de evitar -para la mayoría-, dentro de este Sistema.
Esto es, lo que es insostenible es nuestro actual Sistema social, económico y político. Es insostenible seguir haciendo borreguilmente lo que nos dice la OCDE, la Unión Europea, el Poder económico a través de sus partidos políticos y sus medios de propaganda.
Para que no haya paro, para que nos garanticemos una calidad de vida digna en nuestra ancianidad, para evitar ese futuro tan negro, hay que cambiar el Sistema.
Tan sencillo como eso.
Si no lo hacemos, pues sí, volverá «la piara», o lo equivalente en estos tiempos. Una comparación muy acertada.
Pero bueno, al menos, no deberíamos preocuparnos por las pensiones. Ya bajará la esperanza de vida. No alcanzará nunca los 90 años. La gente se morirá antes de pobreza, de infartos causados por el estrés y la baja calidad de vida, de cáncer (provocado por la contaminación ambiental, química, telecomunicaciones), de problemas de salud evitables pero no evitados por la precariedad de medios en el Sistema Sanitario, de frío por no tener para pagar la factura de la luz… etc, etc, etc.
Y bueno, cuando con suerte nos muramos a los 70 años en el tajo, no necesitaremos una pensión, ¿no? ¿Para qué preocuparse por ello?
Magistral descripción del mayor problema que tenemos los españoles y evitamos abordar.
Nadie coge el toro por los cuernos.
Irremediablemente el sistema de pensiones será mixto, ya lo es.
El sabio profesor Barea ya vaticinó que las pensiones debían ser financiadas a través de cotizaciones e IVA.
Matizo lo dicho por la crisis de natalidad.
La cultura single sin hijos es incentivada por la sociedad de consumo. Formar una familia restringe el consumo pues se debe hacer previsora, austera y ahorradora.
La familia es hostil a la cultura consumista.
También es condicionante que desincentiva la natalidad, como la fragilidad y fugacidad en las relaciones de pareja.
Respecto a la tercera edad. No son pocos los exabruptos lanzados contra ella.
El malthusianismo económico, la promoción de la eutanasia, y la animadversión de los votantes radicales hacia el voto conservador de los mayores, además de su fragilidad económica, sitúan a la tercera edad en un sector vulnerable y marginable culturalmente en la sociedad.
No creo inocentes intenciones detrás de eutanasias,y sobrevaloración de la juventud.
De hecho, estoy harto de jóvenes sobrados y manifiestamente torpes y no experimentados, con picos de oro, con más ambición que sentido común.
Para defender los intereses de la tercera edad, y teniendo 40 años, me declaro abiertamente viejuno y gerontocratico.
Políticos con vida resuelta a partir de 50 años. Pezqueñines NO Gracias.
Cuando la generación de nuestros mayores falte, y cojamos por entero las riendas demográficas de este país, que al menos conservemos lo aprendido de Barrio Sésamo.
Antes Muppet que youtuber.
La Seguridad Social se embolsa algo más de 500 euros de cada mileurista. Imagine que destina una parte de ese dinero, 300 euros, a un plan de pensiones. Al cabo de 30 años de trabajo tendrá 108.000 € ahorrados para su jubilación; si no quiere jubilarse tan joven y se jubila tras 40 años de trabajo, habrá acumulado 144.000 € para su jubilación. Pero como la entidad donde tiene su plan de pensiones habrá invertido ese ahorro en búsqueda de rentabilidad propia y para el titular del plan, usted, resulta que tendrá más dinero aún para su jubilación. No queda aquí todo, pues al invertir su ahorro se creará riqueza y puestos de trabajo; y esos nuevos trabajadores guardaran sus ahorros para sus futuras pensiones y vuelta a empezar. Y algo muy importante, será usted quien decida qué hacer con su dinero (viajar, invertirlo…); y si no lo gasta, sus herederos recibirán el dinero.
Comparen este ominoso sistema de pensiones por capitalización con la bazofia de sistema público de pensiones que nos reserva una basura de pensión, y que no es más que un fraude piramidal para que los políticos puedan derrochar nuestro dinero en diecisiete comunidades autónomas y tropecientas televisiones públicas y cienes y cienes de chiringuitos públicos absolutamente prescindibles.
Y luego, si eso, hacemos demagogia con los de “La piara”.
La posverdad de Censor nos ataca de nuevo.
La bazofia te recuerdo, querido amigo, que han sido las Cajas de Ahorros en manos de políticos que han robado y estafado a gente pobre que tenía cuatro perrillas y las metió en las preferentes para poder tener un dinerillo cuando se jubilaran.Ahora entre todos hemos perdido más de 100.000 millones de euros y todo lo que RAJOY ha sacado de la caja de las pensiones para pagar SU MALA GESTIÓN.
El Sistema Público de Pensiones es la única manera de conseguir que la gente no viva como los chinos la jubilación, todos en casa de los hijos porque no tienen ingresos ni lugar donde caerse muertos. NO HAY PENSIONES, Y SI LAS HAY SON ÍNFIMAS.
Que no os engañe Censor, ni ningún otro neoliberal en busca de clientes para los fondos privados de pensiones. Con los sueldos de la Reforma Laboral del PP NADIE tiene posibilidad de ahorrar un céntimo para un fondo privado.
Además, TODOS los trabajadores por cuenta ajena y autónomos estamos pagando para cubrir las pensiones acuales y futuras. La solución pasa por abrir España a todos aquellos jóvenes inmigrantes que quieran venir. Cerrarnos en banda solo servirá para envejecernos y llegar a un punto de no retorno.
Por supuesto, que la inmensa mayoría de políticos que hay ahora mismo SALGAN DE LA POLÍTICA es fundamental. Mientras que los que nos han estado robando desde 1978 manden en la Seguridad Social, estamos jodidos. Ahí le doy toda la razón a Gonzalo.
DEFENDED EL SISTEMA PÚBLICO DE SEGURIDAD SOCIAL, PORQUE SI LO PRIVATIZAMOS, LA MAYORÍA NO TENDRÉIS DONDE CAEROS MUERTOS AL JUBILAROS. QUE NO OS ENGAÑEN LOS NEOLIBERALES.
Estoy de acuerdo con Censor en el fondo aunque matizaría.
Creo que el cotizante debería elegir libremente entre un sistema de capitalización (privado y alternativo) y el de reparto (público y de solidaridad intergeneracional).
Con las leyes financieras en la mano, los coeficientes de solvencia exigidos a Planes de Pensiones son ridículos y creo que no están provistos de garantías suficientes, por lo cual su exposición al riesgo son potencialmente altos. No ha habido sustanciales reformas en el sistema financiero, así que lo siguen dirigiendo los mismos cretinos que ocasionaron el debacle de los pasados años.
El problema de fondo es que si bien la sostenibilidad el sistema público de pensiones puede mantenerse (teniendo que buscar financiación complementaria vía impuestos), mientras no suban las bases de cotización porque los sueldos sigan igual de bajos, la quiebra del sistema público de pensiones siempre amenazará.
Si cada vez se lleva más participación en los presupuestos generales del Estado, habrá que reducir otras partidas. Y yo lo tengo claro, no habría problemas si se recortaran competencias a las CCAA.
Se están asumiendo altos costes de eficiencia porque el sistema público de pensiones no compite con los planes de pensiones privados.
No se hace nada porque al Estado no le conviene cesar con el fraude piramidal que constituye el sistema de pensiones público.
El inversor en Planes de Pensiones privado no cuenta por otra parte con mayores garantías de gestión.
Es una situación que hace a ambos sistemas muy vulnerables.
Y nadie hace nada.
La concepción mítica del tiempo no es lineal, sino cíclica. Los acontecimientos se repiten…
El estado capitalista que ha montado el PP es una pirámide de Ponzi que asegura que nunca podamos salir de la crisis.
Y… esos jóvenes nunca podrán pagarnos la pensión.
Este estado capitalista no lo ha montado el PP.
Lo montó Suárez en su momento, y antes, Franco. Lo montó el rey saliente y le ha dado continuidad el entrante. Lo montó el PSOE de González y Guerra, y el de Zapatero después. Lo móntó el PP de Aznar. Lo montó el PSOE de Bono y Barreda y el PP de Cospedal.
Y lo mantiene cada día el PP de Rajoy, los C’s de Rivera, el PSOE de la gestora, sea quien sea los que ahora lleven allí las riendas.
Y en CLM, lo mantiene ahora el PSOE de Page y sus palmeros de Podemos CLM.
También lo montó IU cuando tuvo la oportunidad de oponerse a los gobiernos de turno y pactó con ellos.
También lo mantuvo el PP de Romero y lo mantiene el PSOE de Zamora, junto a sus palmeros locales de Ganemos Ciudad Real.
Y lo mantiene cada día la UE, la OCDE, el FMI, el Banco Mundial, el Banco Central Europeo.
Los bancos privados y las multinacionales. Las grandes y pequeñas empresas que anteponen el dinero a las personas (esto es, todas).
Y finalmente, lo mantenemos nosotros. La gente común. Cada día. Con casi cada compra que hacemos, cada vez que usamos el coche, con el trabajo que aceptamos hacer para el capitalismo.
El PP sólo es un actor más dentro de la catástrofe generalizada.
Y por eso mismo, cuando el PP no gobierna, no se arregla nada.
No es sólo el PP. Son todos los partidos. Es el Sistema.