Decíamos ayer…

Diana Rodrigo Ruiz.- En enero de 1577 regresaba Fray Luis de León a las aulas a impartir su cátedra después de sufrir varios años de encierro en la prisión de Valladolid. Fue condenado por culpa de una falsa denuncia; le acusaron de utilizar en sus clases lecturas en hebreo en vez del idioma de obligado uso en la época, el latín.

Así que, después de salir del penal, regresaba a las aulas y lo hacía de una manera muy especial. Como siempre había sido costumbre para él: le gustaba resumir escuetamente los contenidos del día anterior, y para ello comenzaba su clase con la que sería una de las frases más emblemáticas de la literatura española: “Decíamos ayer…”, la misma que utilizó en el inicio de sus enseñanzas después del cautiverio.

Sin duda, Fray Luis de León, además de escribir una espectacular obra, nos ofreció importantísimos conocimientos humanísticos y vitales. Esta anécdota nos enseña la importante lección de que los regresos no tienen por qué ser difíciles y que la perseverancia y la pasión por lo que hacemos nos hace superar todos los obstáculos que se nos presentan.

Hoy en día, en este entorno mundializado tecnológicamente, donde la información es importantísima y necesaria, las letras se extienden y nos hacen quedarnos atrapados en la virtualidad de la pantalla o delante de las páginas de un periódico en papel. Y en ambos lados, los amantes de la palabra navegan para informar e informarse; escribir, o sencillamente ganar el tiempo leyendo lo que atraiga nuestra atención.

Y aquí los osados, como es mi caso, los que se devanan algunas veces la sesera o sencillamente disfrutamos invadiendo las blancuras con la lírica u otras inquietudes que nos asalten para intentar remover conciencias. Es por eso, por lo que quiero y necesito escribir, porque este mundo anda convulso, el mismo que parece adentrarse y provocar a la sociedad, dirigirla hacia unos horizontes inciertos. Por eso, la palabra nos reclama y, en la mayoría de los casos, nos arrebata hasta el sueño.

Así que me he envalentonado, quizá temeraria por mi parte a comenzar esta nueva aventura, dentro de estas páginas virtuales que generosamente me han abiertos sus puertas a mezclar todo: las diversas temáticas, las historias, las emocionantes vidas de los vivos y los muertos, los asuntos, la verdad y la mentira, todo y todos tan necesarios para construir y derruir la realidad en la que vivimos.

Por eso, y que Fray Luis de León me disculpe, voy a apoderarme de su mítica frase para comenzar donde todo quedó y dar paso a lo siguiente: “Decíamos ayer…”.