Iba paseando con Mariana cuando, a lo lejos, pidiendo en un portal, lo he visto sonriéndome. Al pasar a su lado me ha pedido un cigarro. Como los que yo fumo los tengo que entubar con una máquina y no tenía prisa, ya que Mariana estaba dormida, me he sentado con él para hacerle unos cuantos y hemos empezado a charlar.
Hemos hablado de todo un poco, de las noches que da Mariana y de las noches que a él le da el frío, de lo caótica que es mi mochila por dentro y lo ordenado que tiene que llevar su macuto, de donde vivo yo y de donde duerme él.
Después de un rato, como Mariana se estaba despertando, me he levantado para irme y me ha dicho algo que ni quiero ni voy a poder olvidar nunca: «muchas gracias por la conversación, normalmente cuando me siento aquí dejo de existir para la gente».
Allí se ha quedado, con la misma sonrisa que tenía cuando lo vi, al tiempo que yo me iba a casa con las tripas estrujadas e intentando disimular para que mi niña no me viera triste.
Somos unos estúpidos que nos creemos afortunados cuando vemos a alguien que no tiene cosas que nosotros sí tenemos. Unos ignorantes que no entendemos que nosotros somos los pobres, que somos tan pobres que, por no tener, no tenemos una sonrisa, una mirada o una palabra amable para darle a un desconocido que sabemos que lo está pasando mal.
Cuando perdemos la humanidad ya no tiene sentido llamarse «ser humano», nos convertimos simplemente en seres, nada más, solo eso.
A partir de hoy afilaré bien los ojos para no despistarme, poder ver a esas personas invisibles y darles lo poco que puedo dar, aunque solo sea una mirada o una palabra, porque hoy me han vuelto a recordar el valor que esas cosas tienen y lo ha hecho un señor que estaba sentado en un portal y me ha sonreído a lo lejos.
Alejandro Cerro de Lara
Me vuelvo a la cama que no son horas
Auténtico e innegable bosquejo de la realidad.
Al final, estas personas que mendigan en la calle se vuelven invisibles para el sistema y buena parte de los ciudadanos.
En definitiva, lo único que desean es olvidar que un día estuvieron en la calle como símbolos de carne y hueso de la tan afamada crisis.
En España, el 47% de las más de 30.000 personas sin hogar ha sufrido algún tipo de humillación y agresión.
Como dijo D. Benito Pérez Galdós, «rara vez os acercáis a un pobre para saber de su misma boca la causa de su miseria, ni para observar qué clase de miseria le aqueja, pues hay algunas tan extraordinarias, que no se alivian con la fácil limosna del ochavo, ni tampoco con el mendrugo de pan”…
La denuncia mediática de la inhumanidad está muy bien y sirve para eximirse de responsabilidad con el riesgo de caer en cierto costurero cursi. Lo que hay que hacer es algo más que hablar con los pobres en.las esquinas un día y adiós,y escribir sobre lo.inhumano del hombre sino hacerlo todos los días,llevarle comida todos los días o llevarlo a.un centro de atención o darle de una tacada 500 euros a cuenta de nuestro bienestar para que viva un mes, llevarlo a una pensión y pagarsela….y que nadie lo sepa.me temo que las miradas o una.conversación autolavatoria no son suficientes.
¿donde pone que la solución economica sea hablar con ellos? Creo que habla de que hay que tratar a esas personas con empatía,como a un igual.
En cualquier caso la solución no es nada de lo que tu has dicho, la solucion esta en manos de los gobernantes que para cosas importantes como esta pagamos impuestos.
Mientras tanto, gracias a Dios, hay personas anónimas que les llevan comida todos los días, les pagan una pension y les dan 500 euros. Porque supongo que eso haces tu ya que escribir lo que hay que hacer y no hacerlo seria «costureo»
Me ha gustado el texto. Un soplo de aire no contaminado. Breve y sabrosón y sensible. Claro que hay que dar ( dinero y alimentos), pero acompañarlo con una sonrisa y una conversación alimenta más, digo yo.
Asi, si