Eusebio Gª del Castillo Jerez.- Una treintena de alumnos participan en el seminario de especialización Drogadicción y Sistema Penal: de la sanción del delincuente a la rehabilitación de la persona, organizado por el Aula Penitenciaria de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de Ciudad Real. Si ayer se desarrollaron una serie de ponencias y mesas redondas en la propia Facultad, hoy la actividad se ha trasladado al módulo terapéutico gestionado por Proyecto Hombre en el Centro Penitenciario de Herrera de La Mancha.
Durante la mañana del martes, comentaba la doctora de Derecho Penal Cristina Rodríguez Yagüe, se expusieron los mecanismos para evitar que la persona drogodependiente entre en prisión, como el internamiento en un establecimiento adecuado para su tratamiento o la suspensión de la pena a cambio de su participación en un programa de deshabituación.
Alrededor del 76% de las personas que ingresan en prisión, según encuestas del Plan Nacional de Drogas, han consumido drogas durante el mes anterior a la comisión del delito. La incidencia es «muy importante», subraya Rodríguez Yagüe, ya que alrededor de tres cuartas partes de los reclusos acaban en centros penitenciarios por delitos cometidos relacionados con las drogas, bien contra la propiedad para el autoconsumo, bien por trapicheo… u otro tipo cometidos bajos los efectos de las drogas.
Se trata, advierte, de una problemática de carácter sanitario que se traslada a la prisión, con implicaciones para la vida, como problemas con el SIDA, hepatitis, muertes por sobredosis…, para la salud mental, porque está relacionado con problemas conductuales y enfermedades psiquiátricas, y para la seguridad.
Cristina Rodríguez Yagüe ha participado en el seminario con la ponencia Cuando la toxicomanía llega a la cárcel… la respuesta del sistema de penas y ejecución ante la drogodependencia. Su disertación se ha centrado en el perfil criminológico de los reclusos y sus hábitos de consumo. Una radiografía tras la cual los alumnos participantes han conocido cuestiones sobre seguridad, acerca de cómo evitar la entrada de drogas en prisión y cómo su tráfico o consumo puede afectar al cumplimiento de las penas, «pues tienen vías para acceder a un tercer grado y entrar en una comunidad terapéutica, como el Proyecto Hombre». Un mecanismo, señala, para abordar un problema sanitario fuera de la prisión, «que es donde mejor se puede realizar el tratamiento».
Este programa, organizado por el Aula Penitenciaria en colaboración con el Centro de Herrera de La Mancha, ha contado con profesores universitarios y otros participantes de fuera del ámbito académico, como el jefe de operaciones de la Comandancia de la Guardia Civil, José Ignacio Coca, o la presidenta de la Audiencia Provincial, María Jesús Alarcón Barcos.
Este miércoles, la actividad se ha trasladado al módulo terapéutico que gestiona Proyecto Hombre en Herrera de La Mancha, donde los alumnos han contrastado con la realidad de la prisión lo aprendido sobre cómo se llevan a cabo estos proyectos.
Este seminario especializado es «muy demandado», comentaba Rodríguez Yagüe, ya que a los pocos minutos de salir la matrícula se completa el cupo. Otras ediciones han estado dedicadas a la mediación y resolución de conflictos en el ámbito penitenciario. Además, en colaboración con la Facultad de Educación, se desarrolla otro curso sobre educación en al ámbito penitenciario con alumnos de Magisterio.
