El establecimiento hostelero rural Casa del Valle (Hinojosas de Calatrava, Ciudad Real) acaba de cumplir una década vigilando el Valle de Alcudia y ofreciendo uno de los enclaves más privilegiados para abandonarse a la aventura en la naturaleza. Su propietario, Manuel Sánchez Léon, ha dirigido no sin sacrificios y dificultades una singladura apasionante que ahora agradece a clientes y amigos.
«La casa funciona desde el primer día y eso que la nuestra no es de las que se construyó para cobrar una subvención y luego cerrar a los cinco años; de hecho nunca tuvimos esa subvención y aquí estamos», señala.
El concepto de Casa del Valle, una construcción en madera con estancias individuales en torno a las zonas comunes, restaurante y piscina climatizada, vino de África, concretamente durante un viaje a Kenia. Así, partiendo de cero, comenzó este proyecto, señala Sánchez. «No teníamos nada, ni una casa antigua que restaurar, ningún terreno, nada… Elegimos Hinojosas por su buena comunicación con el Valle de Alcudia; desde esta localidad se pueden planificar diversas excursiones al valle y esto realmente ha funcionado bien: nuestra situación a media ladera con orientación sur y vistas al valle sugiere y casi obliga a dar el paso, que es de lo que trata el turismo rural», explica.
Pasado el tiempo, Sánchez agradece la ayuda y el apoyo de amigos y compañeros de aventuras: «Los Carmona y Antonio en especial, el club cicloturista Caminos y Cañadas, Juanma, Vicente y muchos de ellos que son también clientes hoy en día».
Manuel puntualiza que otra persona que influyó en la puesta en marcha de este proyecto, «aunque él no lo sabe» fue Felipe Ferreiro Alarcón, habitante de la cervantina Venta de la Inés y emblema de la «lucha contra el caciquismo». En todo caso no poco mérito tiene María José, la mujer de Manuel. «La casa funciona gracias a ella, a la que metí en este fregado sin previo aviso, y hoy es la intendencia y muchas cosas más», ha subrayado, al tiempo que ha resaltado la labor de Isabel, «una mujer trabajadora y humilde que siempre está disponible y de buen humor».
Aún así, todo ello no hubiera sido posible, recuerda Manuel, sin la figura de su padre, Manuel Sánchez “el comerciante”. «Es la persona a la que debo todo, pues fue el pilar más importante de este proyecto con su apoyo incondicional; mi padre fue un hombre de esos que supo ver los cambios y adelantarse a ellos (quizá esa parte yo no la herede) pero mi agradecimiento y su memoria irán conmigo para siempre».
