“El Quijote es un canto absoluto de libertad, que tiene muy poco de literatura y mucho de vida”. Así de contundente se mostraba anoche el escritor y poeta Andrés Trapiello, durante la conferencia que ofreció ayer en el Auditorio municipal de Puertollano, ‘Cervantes como nunca’, en el marco de las jornadas turístico-literarias que organiza la Diputación de Ciudad Real y que se desarrollan hasta el próximo mes de noviembre en 11 localidades de la provincia.
Trapiello, que ha adaptado el texto íntegro de esta obra imprescindible al castellano que hablamos hoy en día para acercarlo a todos los lectores, destacó que cuando uno lee muchas veces El Quijote “en primer lugar se olvida que es literatura”, y en segundo lugar lo que sientes, aseguró, es que tienes a tres amigos muy cercanos que son Don Quijote, Sancho, pero el principal es Cervantes, “el hombre que sabe mirar la realidad como pocos, con una proximidad grandísima, sin juzgar, sin amargarnos, sin echarnos encima ninguna pesadumbre; un hombre jovial que mira con una claridad y una limpieza y, sobre todo, con una luminosidad infrecuente en un país como éste”, subrayó.
El escritor, que se ha acercado a nuestro autor más universal desde todos los géneros, desde la biografía, a la novela hasta esta traducción íntegra del Quijote, aseguró que Cervantes “ha conseguido hacer un libro donde cabe todo: lo lírico, el humor, la reflexión, el ensayo, la religión, la milicia, lo político, las relaciones humanas”, al tiempo que hizo hincapié en la proximidad de su lenguaje, “siempre acercándolo al habla de la gente”.
Trapiello señaló que la traducción del Quijote es la culminación de un trabajo de aproximación a Cervantes y explicó que la dificultad que entraña para muchos su lectura fue lo que le llevó a realizar su actualización al castellano actual.
El gran mensaje de Cervantes. Asimismo, Trapiello aseguró que la gran lección que nos deja Cervantes es que “si alguien está con el débil nunca se equivoca”. En este sentido, apuntó cómo el autor se adelantó a la Ilustración al asentar en su célebre obra los principios de libertad, igualdad y fraternidad, puntualizando como principio de fraternidad universal “la unión de libres e iguales”.
Para finalizar, animó al público a leer el Quijote porque, según destacó, van a encontrar, ante todo, “una obra enormemente vitalista, una continua celebración de la vida”.