Manuel Valero.- Es imposible sustraerse y no escribir unas líneas sobre el derrengado PSOE que ya atravesó el desierto corto delos años aznarianos. Y se puso a pespuntear dunas cuando entre el aparato y Prisa –comm,il faut– se cargaron a Josep Borrell que fue el candidato que se presentó a las primeras primarias y las ganó, a pesar de los aspavientos de José Bono, que profetizó con el abismo si ganaba el catalán y le jodía sus planes. Como así fue.
Borrell ganó a Almunia, Prisa se cargó a Borrell y el PSOE presentó a las elecciones al candidato que perdió las elec ciones internas. Resultado: un rapapolvo popular como nunca antes la derec ha había dado a la izquierda que devino en el congreso más abierto de cuantos se habían celebrado con dos candidatos y dos candidatas: Zapatero, Bono, Rosa Díez y Matilde Fernández. Y ahora, vuelven a las andadas, apresurados por la sombra de otro Pablo Iglesias (que ya es maldición), cuya presencia mediática fue el aviso del nuevo adviento Podemita. Y así, entre la crisis del sistema, la alicaída socialdemocracia, el latrocinio a discreción (y sin ella), las carcomidas instituciones, y más allá, la procelosa globalización que lo acelera todo, la película del día de los horrores de la guerra, las pleamares de inmigrantes y refugiados, el auge de los populismos de toda laya, desde la USA al uso con un tal Donald hasta los neorrubios gamados del otro lado del Rhin, pasando por la droite diabolique de la France, a la nueva gauche divina y universitaria española, vamos tratando de encajar en su justa medida, con suavidad y sin dolor, las endemoniadas piezas de un puzzle cuya presencia televisiva se asemeja cada vez más a un gigantesco, sangriento y abominable Salvame Deluxe, como la última tendencia del periodismo bífido.
Y Josep Borrell ha regresado a los papeles con su preclaro, diáfano y sencillo discurso, sin necesidad de quemarse en la hoguera del sectarismo, ni en la falsa radicalización. Como habla un personaje libre de hipotecas y de servidumbres. Uno se pregunta cómo deja el PSOE languidecer energías intelectuales y lideres de tamaño natural cuando tan necesitado está de ellos. En política la edad nunca acaba y la trayectoria, tampoco salvo que uno quiera que se acabe o te la acaben los otros… o las circunstancias. Pero viendo y oyendo cuanto se ha escrito estos días sobre la crisis del PSOE, uno hace un desfile pormenorizado de los rostros y los rastros del actual plantel socialista y se le caen los palos del sombrajo. Y entonces es cuando cae en la cuenta que como los viejos roqueros, Josep Borrell, es un valor sobre la devaluación generalizada, unvieja guardia con más ímpetu que las caras tristes que rodean al nuevo en la plaza, con una dialéctica sin artificio y con la experiencia del superviviente.
Y mientras el PSOE se debate entre cortarse la mano derecha o la izquierda, cuyo drama inspira lacrimógenos artículos en sepia, el Pablo Iglesias (junior) sin el cual la actual crisis socialista no podría comprenderse, amenaza con seguir jugando al Trono, con tronío y desparpajo, avisando que si hay placet a Mariano, habrá descarrile en autonomías de influencia podemita, a lo que ya hay quien dice que si eso pasa que se vayan despidiendo los alcaldes del 15-M que hoy se sientan (hay que ver lo que da de sí el régimen del 78) en ciudades principales del reino del todavía Reino de España entibados por la rosa. Un panorama muy al gusto y concomitante con las casas de tronio que compiten en la obra de Geroge R. Martin.
Y si no se abstiene el PSOE… entonces llegará el 18D con la rebaja, después del acuerdo exprés para que no sea el 25, (que en esto de la holganza somos los primeros en consensuar, oiga), sin que se sepa la suerte que le depararán las urnas o la dimensión del hundimiento, sin tiempo para reorganizarse, reelaborar las listas con la depuración pertinente y elegir un candidato o candidata dispuesto a quedar en la cabeza o en la cola.Oráculos hay que dicen que si el PP gana por abultada mayoría relativa o absoluta incluso, solo o en compañía de otros Ciudadanos, la pluralidad surgida del 15-M como amenaza al bipartidismo advendrá en una (mala) suerte de monopartidismo y con un PP en el horizonte para los próximos lustros.
Personalmente prefiero la inmediatez orgánica de la cotidianeidad porque la vida pasa en un suspiro. La filosofía parda del barrio es el mejor macuto. Pero si Josep Borrell diera el paso u otros compañeros ycompañeeeeeraaaasss, lo animasen para reeditar y refundar el PSOE y se dejasen de aupar a medianos trepadores de la gloria fácil, a lo mejor les volvía a votar.
No estaría mal lo que propones. Además a Borrell le jodieron los que tenía alrededor en Hacienda. Él nunca fue un corrupto.
Borrell es el mejor candidato que el PSOE puede presentar, por currículum y perfil tecnocratico.
El sí encarna la socialdemocracia.
Me encantaría Pizarro como contraparte.
En unas primarias ampliadas, a la americana, Borrell sería aclamado. Otra cosa son las tijeras de las primarias partidistas, donde se cose sin hilo.