Cuando Cristóbal Colón culminó su primera expedición transatlántica, estaba convencido de haber llegado a las Indias Orientales. ¿Cómo podría saber el pobre Colón que pisaba un territorio distinto, si ninguno de los que le acompañaban conocía cómo eran las Indias?
¿Quién le iba a decir que poco después sufriría cárcel, y que aquel territorio no se llamaría Colombia, sino que llevaría el nombre del aquel listo, que desde su casa entendió que aquel territorio era un continente nuevo?A veces pienso que con el Consejo de Cultura nos pasa lo mismo. Como nunca ha habido algo así, creemos que lo que hay es lo que debe ser – aunque ya haya experiencias de este tipo funcionando desde hace años en otras poblaciones, dando buen resultado. Ésta es mi interpretación de los hechos: Bienvenidos a las Indias.
Con el actual modo de entender el Consejo, no parece que haya borrón y cuenta nueva. A pesar de las buenas intenciones anunciadas, no hay una gran diferencia entre el modelo cultural de los anteriores equipos de gobierno y éste. Básicamente porque no se replantea el modelo, sino que se vive de mantener la herencia en las actividades y la forma de gestión, se produce alguna novedad puntual de poca trascendencia y se repasan algunos aspectos – como otorgar subvenciones por concurrencia competitiva.
Obviamente, la falta de empuje es parejo al conformismo con el momento presente; por lo que los progresos, de haberse producido, son inapreciables. Pasados seis meses, da la sensación de que se ha avanzado muy poco: queda por resolver el Reglamento, el Código ético (que regule el conflicto de intereses de los representantes en el Pleno), la relación entre el Consejo, sus miembros y la ciudadanía… en realidad quedan muchas cosas; aunque no hay nada que temer, tenemos aún media legislatura para mejorar también la coordinación entre administraciones e instituciones educativas, el uso de espacios, la información pública de las actividades culturales, la inclusión de un apartado propio del Consejo en la página web municipal, etc. ¿Botella medio llena o medio vacía?
A mi modo de ver, uno de los principales objetivos del Consejo debería ser el de convertirse en lugar de encuentro de gentes de la ciudad interesadas por la cultura, de distinto estatus jurídico, ámbito o procedencia. Por cantidad de gente que se dedicada a ello, por infraestructuras, por población, Ciudad Real tiene un rico potencial cultural cuya principal debilidad es precisamente la dispersión, y en consecuencia el desconocimiento tanto de la oferta como del alcance de este potencial y su impacto en la economía productiva y el turismo en la ciudad. De ahí que se insista en la creación de una Agenda Cultural Integral, que aglutine esa información; que hubo, pero que no hay.
Veamos qué hay cuando un vecino o un visitante consulta la actual Agenda Cultural, en la página web del Ayuntamiento. A pie de página se indican las categorías que se incluyen, donde además de las propias de una Agenda Cultural – como teatro, música o danza – se rellena la agenda con otras categorías ajenas a la Cultura, como deportes, turismo, formación, discapacitados…
Se ocupa un amplio espacio incluyendo el día a día de las exposiciones,así como fechas de inscripción para viajes a Madrid, muestras agroalimentarias, las fiestas de la Pandorga, la Semana del Deporte, un concurso de tapas o la lectura de un manifiesto contra la violencia machista. Aislando estos apartados, los clásicos Lunes Musicales olas actuaciones de la Red de Teatros de CLM, en la Agenda resaltan el resto de actividades organizadas o realizadas en colaboración con el Ayuntamiento, como los Festivales de Cortometrajes, el de Música Antigua (en Alarcos) o la Feria de Acción Musical. Una oferta escasa, puesto que se limita a promocionar las actividades propias del Ayuntamiento y discrimina las ajenas. Aunque ni siquiera se anunciaron los “Encuentros con Cervantes” en el Museo del Quijote, entre las actividades septiembre. O la página de información cultural no se gestiona bien, o es que no hay interés en la promoción cultural. Desgraciadamente, la agenda refleja también la esterilidad de la actividad y la promoción cultural municipal de verano, entre julio y septiembre.
En junio hubo dos hitos musicales dignos de mención: la “Fiesta de la Música”, o “Día Europeo de la Música”, el 21 de junio (que como caía en miércoles, se amplió su celebración al sábado 17) y la “Noche Blanca”, que este año recuperaba la 1ª semana de junio para su celebración. Para elegir la fecha de la “Noche Blanca” el Consejo no fue consultado, a pesar de que apenas había dos semanas de diferencia entre ambos eventos y que podría resultar problemática la casi simultaneidad de acontecimientos tan similares- como es tocar en distintos escenarios en la calle (máxime con la falta de oportunidades de los músicos locales para tocar a lo largo del año).
El Concejal convocó a los músicos, pero solopara hablar sobre estas dos actividades: no tocaba hablar de ninguna otra cosa relacionada con la Concejalía, el Consejo o la Comisión de Música. En la reunión, les informó que, a diferencia de años anteriores, los músicos participantes en la “Noche Blanca” sí serían remunerados; pero quienes quisieran participar en la “Fiesta de la Música” lo harían gratuitamente. Tampoco se supo explicar – o hacer entender – por qué en unos casos se cobraría y en otros no, lo que generó cierta polémica y desencanto entre muchos músicos. Los músicos inscritos en la “Fiesta de la Música” informaron de sus necesidades para dicha actuación. Del formato y su realización fue responsable el Ayuntamiento, no el Consejo o la Comisión. Poco después, el Partido Popular publicó a finales de junio el desglose de los 4.600 € cobrados por los participantes en la Noche Blanca, a lo que el Concejal respondió que el PP trataba de “torpedear la acción cultural que se está llevando a cabo en la ciudad, enfrentando a unos artistas con otros”. Ignoro si éstas eran o no las intenciones del PP (y me da lo mismo), lo que me sorprende es que se critique la transparencia en el gasto de una gestión municipal – por cierto, tampoco conocemos los gastos y partidas del 21 de junio– y que se diga que han sido los músicos los que no quieren que se “airee” lo cobrado en la Noche Blanca en los medios de comunicación. A este respecto, como miembro de la Comisión – incluso como ciudadano normal – creo tener derecho a pedir responsabilidades por dicho silencio, y que sea público saber quiénes, por qué y en qué momento se decidió no informar; o si por el contrario no fuera cierta la petición de los músicos ¿Responsabilidades?Por último, la valoración que posteriormente hizo la Comisión de Música en su reunión ordinaria sobre cómo se hizo la “Fiesta de la Música”, fue bastante crítica.
Asimismo, se insiste recurrentemente en la necesidad de mejorar el aprovechamiento y usos de espacios. No solo para satisfacer las necesidades del sector profesional de la Cultura, sino la de los propios vecinos, sean como aficionados o como público asistente. Son muchas las voces que reclaman para sí tal o cual espacio, sin un debate que permita llegar a alguna posición más o menos consensuada. El Consejo debería ser el espacio para este debate, pues cabe la sospecha de que (como en tantas ocasiones anteriores) algunos espacios se cedan al mejor postor, sin que ningún órgano de participación tenga nada que alegar. Algunos representantes en el Pleno del Consejo elaboraron una propuesta de aprovechamiento de espacios, con criterios de baremación, planteamiento de necesidades, etc., un asunto más que, en vez de recibir un impulso, quedó paralizado, o pendiente por voluntad de la Concejalía.
El caso más notable es el del Antiguo Casino, el cual requiere una solución coordinada, ya que el hecho de albergar varias concejalías y almacenes, repercute en su infrautilización como espacio de uso plenamente cultural. Y creo que merece la pena hacer historia: a principios de este siglo, ante el traslado del Conservatorio a un nuevo edificio, se propuso dar distintos usos al “Antiguo Casino”. El Círculo de Bellas Artes de Ciudad Real propuso un uso cultural pleno, con aulas para talleres.Otros propusieron que se reconvirtiera en un Museo de las Órdenes Militares. En diciembre de 2004, el Pleno del Ayuntamiento aprobó por unanimidad una moción presentada por el Grupo Socialista, para que el “Antiguo Casino” pasase a ser el Centro Cultural de la ciudad cuando el Conservatorio se trasladase. El modelo que se aplicó fue el del entonces Concejal de Cultura, Rafael Romero, que contemplaba mantener la Sala de Conciertos y los espacios de la planta primera para la Agrupación Musical, y compartir el resto del edificio con almacenes, otras concejalías, el Instituto de Estudios Manchegos (como entidad de prestigio), y usar la vieja biblioteca en la dependencia central que da al Prado como sala de recepciones de personajes ilustres (aunque el espacio de la biblioteca ya no tiene uso, y el “Consejoven” se trasladó también). Y así continúa, la mitad de las dependencias del edificio ocupadas para cosas que no tienen nada que ver con la cultura, y cerrado los fines de semana.
Hubiera estado bien haber dado pleno cumplimiento a este acuerdo, aprovechando la oportunidad de que en el edificio de la EMUSVI se vayan a alojar otras dependencias municipales, para haberse llevado los almacenes y la Concejalía de Igualdad de Género y Fiestas Popularesa la EMUSVI (en vez del IMPEFE), o a las dependencias recién desocupadas. Y ya puestos, haber atendido la demanda para que las asociaciones “culturales” puedan hacer actividades y otros usos del Antiguo Casino, como espacio de encuentro cotidiano, emblemático, de referencia, que repercuta forzosamente en un auge de la cultura local. Pero ésta ha sido una decisión política, de plena potestad del equipo de gobierno, en la que el Consejo de Cultura no ha pintado nada.
El día 1 de octubre tendrá lugar las “Segundas Jornadas Participativas para el Diseño de la Cultura en Ciudad Real” (jornadas en un día, no sé usar singular o plural). Esta vez se anuncia su desarrollo de antemano –los horarios “express” se ven en el cartel adjunto – y se modifica la composición de las comisiones. Pero el fondo es igual, persisten los errores de diseño de las primeras: los participantes se reunirán en comisiones para lamentarse, como la primera vez; se votará a los nuevos representantes entre los presentes (sin conocer con antelación las candidaturas) y en la última sesióntiene que dar tiempo para exponer conclusiones y que se prioricen las actividades no realizadas. Bien, hagamos un supuesto: en las primeras Jornadas, se propuso poner un tablón de anuncios (un corcho) en la c/ Caballeros, similar al que se encuentra en la entrada al Ayuntamiento, pero solo para anunciar actividades culturales. Han pasado 6 meses y no se ha hecho nada ¿qué categoría de temporalidad merece esta propuesta de bajo coste, qué compromiso existe para llevarla a cabo? Los asistentes – solo ellos – evaluarán mediante un cuestionario. Ignoro qué se va a evaluar (…¿el Consejo, las novedades,…?), si los resultados de la encuesta serán vinculantes,y por qué no ha sido difundido el cuestionario con anterioridad por las comisiones – lo que creo que podría incentivar la participación. Para el cierre, charlas a cargo dela Comisión Transversal (¿todos sus miembros en comandita, una delegación, una persona?) sobre participación, gestión y política cultural.Se harán para que nos vayamos olvidando de las Indias, supongo. No sé qué utilidad se espera que tengan estas charlas, siendo después de los debates y sus conclusiones. El Concejal también informará de las acciones acometidas y justificará las que no se han acometido ¿Se asumirán responsabilidades en los méritos y en los deméritos?
Con ocasión de estas Jornadas, se pretendía también celebrar una “Feria” de Asociaciones Culturales, que se ha aplazado a la primavera de 2017 (desconozco si se han hecho públicas las causas del aplazamiento – al menos yo no estoy al tanto).
Después de hablar con distintas personas vinculadas al mundo de la Cultura de Ciudad Real, nadie me ha dicho que se muestre satisfecho con el modo en que se ha puesto en marcha el Consejo. Algunos de los que han trabajado con mayor ahínco sienten una enorme frustración. Algún otro, incluso, me ha dicho que para qué sirve el Consejo, si al final lo que cuenta es acudir al despacho oportuno. Alguno estará contento, sin duda. Pero lo más normal es que por todas las partes se instale la desconfianza, el desánimo, el descontento… Obras son amores, y no buenas razones.
Pares y nones
Antonio Fernández Reymonde