Hay enemigos que son fáciles de reconocer. Hacen daño -o lo intentan-, pero se les ve venir. Sabes lo que son. Otros, en cambio, actúan de otra manera. Son los que apuñalan por la espalda. Los que hablan -y no bien- de ti cuando no estás. Los que consideras de los tuyos.
Estos últimos son los más peligrosos, porque confías en ellos, y por ello, te pillan desprevenido. Indefenso. Y si son listos -y tú no lo eres lo suficiente-, te la juegan una vez, y otra, y otra…
Es difícil prevenir este daño. Es difícil reconocer a estos enemigos.
Pero a veces, se puede.
Siempre hay detalles. Pistas. Indicios.
Por ejemplo, estos enemigos suelen esperar algo de ti… y lo que reciben y lo que dan nunca está compensado. Reciben mucho… y dan poco… o nada. Son parásitos. Reciben favores… dinero… votos… y no devuelven nada… más que palabras.
Y esa es otra pista: siempre dicen lo que quieres oír.
Eres guap@. Eres inteligente.
Sabes lo que haces.
Te lo mereces.
Todo va a salir bien.
…
Vótame y te devolveré la sonrisa.
Reconocer al enemigo es difícil especialmente por esto último. No quieres verlo. ¿Cómo condenar a quien te dice lo que ansías escuchar?
Pero hay que hacerlo.
Reconocer al enemigo ayuda a reducir daños. Permite protegerte. Actuar contra él.
No reconocerlo te deja vendido. Seguirá haciéndote daño. Irás de mal en peor.
Y, aunque sea difícil, casi siempre, para reconocer al enemigo, basta con querer hacerlo.
Está ahí, delante de tus narices.
Sólo hay que quitarse la venda.
Y entonces sí, identificado correctamente el enemigo… actuando en consecuencia… igual las cosas empiezan a mejorar.
P.D. En política reconocer al enemigo es muy fácil: si sale en televisión, lo es.
La televisión es del Régimen. Quien sale en televisión es del Régimen.
Blanco y en botella.
Gonzalo Plaza
Ciudadano en blanco
Aunque de todos sabido, no menos magistral. El refranero español es muy claro al respecto.
Muy buen artículo y muy cierto.
Un poco simple el argumento. Bastante simple diría yo. ¿Qué es salir en la TV? Además a este argumento se le puede dar la vuelta.
Si la televisión no te ataca es que no lo estás haciendo bien.
El show de Podemos sencillamente terminó y fracasó.
Ya sabemos que es porque en todos sitios hay fachas no rojos.
Más vale que hablen de uno, aunque sea mal.
Lo que cuenta es salir. El que no sale, no puede ganar.
Al que le alaban en una tele, le consiguen votos de unos. Al que le atacan, le consiguen votos de otros, precisamente porque le atacan.
El que no consigue votos es el que no sale.
Luego si sales -habitualmente- en la tele, hablen bien o hablen mal de ti -eso da igual- eres del Régimen.
¿Qué vuelta le puedes dar a eso?
Y sí, es un argumento simple. Simplísimo. De cajón.
Y eso es lo peor, que haya millones de personas en este país que sean incapaces de ver algo tan absolutamente obvio.