Multimedia.- Un equipo formado por un arqueólogo, un técnico de Patrimonio Histórico y un restauradora de bienes culturales de la Viceconsejería de Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha ha visitado recientemente el asentamiento romano de La Ontavia de Terrinches (Ciudad Real), después de que el Ayuntamiento de la localidad solicitase en el mes de junio su declaración como Bien de Interés Patrimonial.
La misión de esta delegación técnica ha sido verificar sobre el terreno el estado y características de este yacimiento que el Ayuntamiento terrinchoso viene estudiando y consolidando desde hace una década y que han permitido detectar, hasta el momento, más de 50 tumbas pertenecientes a una necrópolis tardorromana y altomedieval instalada sobre las ruinas de un asentamiento romano que tiene una grandes termas. Datos que resultan de gran interés para el conocimiento del mundo romano rural en el Campo de Montiel, especialmente sobre el funcionamiento de la Vía Augusta.
El alcalde de la localidad, Nicasio Peláez, ha mostrado su satisfacción por el reconocimiento que esta visita supone, y ha recordado que en la pasada legislatura el conjunto tumular prehistórico de Castillejo del Bonete fue declarado Bien de Interés Cultural. “Esta declaración se sumaba a la de nuestro castillo y, entre todas, significan dos cosas: en primer lugar un aval y reconocimiento al trabajo que venimos realizando durante mucho tiempo de forma sostenida, pero además que Terrinches se posiciona como un foco cultural que cuenta con un Patrimonio Cultural notable, digno de visitar y conocer”, ha afirmado.
Los técnicos fueron recibidos por los arqueólogos directores de la intervención en La Ontavia, Luis Benítez de Lugo y Ana Cristina Esquinas, y representantes de la Corporación Municipal, que tuvieron oportunidad de recordarles que en el informe presentado por el Ayuntamiento para solicitar la declaración como Bien de Interés Patrimonial del yacimiento se constata que las intervenciones de los últimos diez años han sido de altísima rentabilidad científica y social ya que con poca inversión se ha investigado, consolidado, protegido y dado a conocer un Patrimonio Arqueológico en gran riesgo desaparición, tanto por los expolios como por el paso del tiempo.