La terapia combinada de fármacos sustitutivos de la nicotina y de apoyo psicológico que aplica la Unidad de Deshabituación Tabáquica del Hospital General Universitario de Ciudad Real, dependiente del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha, consigue que la mitad de los pacientes que siguen el tratamiento prescrito se mantengan sin fumar al cabo de un año.
Por la consulta en la que el médico Carlos Martín y la enfermera María Pilar Núñez atienden a los pacientes pasan cada mes una cuarentena de fumadores. La mayoría han sido derivados por Atención Primaria y el resto, pero a mucha distancia, por servicios hospitalarios como Cardiología, Digestivo, Dermatología u Oncología.
Este primer contacto con el paciente sirve para ver cuál es el mejor tratamiento a aplicar y adaptarlo a sus necesidades particulares. Sin embargo, uno de cada cuatro no acuden a la segunda cita, bien porque consiguen dejarlo por sus propios medios o, las más de las veces, porque no venían suficientemente motivados para iniciar el tratamiento.
Y es que, como recalca Carlos Martín, “la motivación es premisa fundamental para el éxito y sin ella es imposible abandonar el hábito”. A la voluntad del fumador para dejarlo se suma el tratamiento, que, por un lado, trabaja sobre la modificación de los pensamientos y la conducta del paciente y, por otro, le procura los fármacos para disminuir la abstinencia.
Este tratamiento conductual y de seguimiento con visitas regulares a la Unidad de Tabaquismo puede llegar a durar un año, tiempo durante el cual se prescribe una terapia de sustitución de la nicotina con parches o chicles y se pueden administrar medicamentos como la vareniclina, que actúa reduciendo el efecto de la nicotina en el cerebro y la ansiedad causada por el síndrome de abstinencia, u otros fármacos como el bupropión.
Según Martín, cada caso es distinto y para un paciente la mayor dificultad estribará en la dependencia física mientras que para otro la clave estará en la psicológica. De ahí que los tratamientos con más éxito sean los que combinan ambos abordajes, como el que aplica el HGUCR, porque “los medicamentos disminuyen el síndrome de abstinencia y tienen una eficacia contrastada, pero sin soporte psicológico el paciente se viene abajo”.
El responsable de la Unidad de Deshabituación Tabáquica del hospital de Ciudad Real asume que dejar el vicio puede ser muy difícil para muchos de los fumadores que pasan por la consulta y que “hay quien no llega a dejarlo ni un día y hay quien recae al cabo de unos meses quizá porque no ha sido capaz de vencer la dependencia o porque circunstancias personales le han llevado a volver”, pero está convencido de que “a casi todos les sirve de aprendizaje para un segundo intento en el que será más fácil abandonarlo”.