Las cosas, por su nombre

Cuando alguien representa a un sector con tantas necesidades como los jóvenes, debe plantearse si participa de sus problemas, de sus necesidades, o prefiere pasar desapercibido ante ellos sin intentar mejorar la calidad de vida de quienes representa.

En Ciudad Real tenemos un caso que representa la segunda opción. Nunca he escuchado al señor David Plaza hablar de vivienda, ni de igualdad, ni de empleo, ni de educación,… él ha sido liviano en su trabajo, pero duro en su represión. No quiero recordar, porque se me ponen los pelos de punta, las actuaciones como los vallados del Torreón, del Prado, la sentencia contra el Ayuntamiento por incumplir la Constitución…
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El Concejal de Juventud que ahora mismo nos representa, muestra todos los síntomas de quien entró a un cargo sin ideas claras, de rebote y sin programa. No puedo soportar ver que quien debe erigirse como defensor de los jóvenes crea que los conciertos de la Feria no son de su incumbencia, piense que las asociaciones juveniles se mueren solas o que no le preocupe el hecho de que le sobre dinero de su gestión.

A sabiendas de que las comparaciones son odiosas, miro con envida las instalaciones de las que disfrutan los jóvenes de muchos pueblos de nuestra provincia, siento pena cuando en las páginas web de otros Ayuntamientos hablan de hoteles de asociaciones, de promoción de la vivienda joven, de presupuestos participativos…

Tenemos la mala costumbre de llamar a las cosas de cualquier manera, en Ciudad Real no existe la Concejalía de Juventud, si no una Concejalía de Ocio para la Juventud. Esta sutil diferencia, aunque no queramos verla, nos quita muchas cosas que podrían ser y no son.