No me esperen en junio

Manuel Valero.- Digo lo mismo que dice José Antonio Casado, lo que ocurre es que a mí me pasa con las campañas electorales, dado que hace tiempo que desistí de afrontar públicamente debates sobre los asuntos por él referidos y que efectivamente suelen acabar con calificativos más o menos recurrentes.

El más comodín ycomodón de ellos es el de fascista que lo mismo sirve para un roto que para un descosido, y lo mismo lo gastan los conservadores contra la joven emergencia social, que los socialdemócratas contra los conservadores o la nueva liberalidad ciudadana contra todo lo que se menee, apenas haya oportunidad. Del rey abajo, incluido el señor monarca, fascista, según venga el aire.  Somos cansinos, repetitivos, de un decir y hacer tan amarmotado que agota mucho. Empezando por la repetición de las elecciones. Una vez superado el gran fiasco, uno se resigna y espera con los dedos en lazo que al menos  los repetidores de junio por suspenso en diciembre, le den una mano de pintura nueva a la mensajería y se dediquen  a explicar qué van a hacer y cómo lo van a hacer y sobre todo, cómo vamos a pagar lo que quieren hacer y si van a hacerlo solos o en compañía de otros… y con quien exactamente. (Ah, las mayorías absolutas tan anatemizadas por fuera, tan deseadas por dentro… ). Así clarito, negro sobre blanco y arreando, que vamos de segundas y no hay que perder el tiempo. Pero nada. A poco que enciende uno las trincheras televiseras se encuentra con los mismos tics e idénticos tacs… y así va la cosa. En buena lid la campaña electoral, como tal, debería resumirse a la última semana que va que chuta o ni eso, pero la ley no lo permite.

Y para colmo vamos de la mano con la ración diaria de empercudimiento, del que no se libra ni el tato y ya están las terminales mediáticas poniendo el aspa al viento de modo que la mierda se vaporice en la dirección deseada así sea Venezuela que se cuela, los ERES que fueron y son y serán y la Púnica, una guerra inacabada… y más y más y mucho más. Hasta Ganemos de Ciudad Real le dice a la oposición que la llevará a los tribunales  si antes no se aclara una presuntamente oscura contrata de luces para celebrar el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo bendito. La oposición popular (la del PP, que hay otras oposiciones populares) le dice que el asunto de las bombillas navideñas es pecata minuta frente al cenagal de la remunicipalización de servicios, una de las ofertas estrella  en la pasada campaña municipal de hace ya un año, que siguen en punto muerto . Como sigue descascarillándose después de los años y  las administraciones y los presidentes/a,  el edificio de la Cruz Roja, joya del modernismo del Mediterráneo luminoso, o el tan denostado helicóptero aventrado en la misma rotonda que decora… Estas son las grandes cosas, pequeñas cosas que dicen mucho de la realidad real no virtual.

En estos días, conviene mirar a Seseña para diferenciar entre lo que hacen de verdad los políticos y lo que prometen. La hoguera negra de centenares de miles de neumáticos amontonados allí por años y que sin duda una mano anónima ( o dos) ha decidido avivar por las bravas es muy ilustrativa: todo el mundo veía las ruedas, unos y otros se urgían a acabar con el vertedero neumático, se acordaban pequeñas medidas placebas, pero como en el naocuento famoso, el detrito del caucho seguía allí  y al final… pues eso, nadie es responsable.

Uno está sin hueco en los poros donde depositar la argamasilla de la corrupción, hasta el mismísimo níspero de inercias tediosas y aburridas, de las mismas estrategias mediáticas tan capciosas y tendenciosas como poco creíbles. Y por eso uno exige con su humilde voto que los chicos repetidores  expliquen al detalle de viva voz, en la tele, en los medios, qué demonios van a hacer, cómo lo van a hacer y quién y cuánto va a pagar lo que se quiere hacer. Tal vez deberían comenzar sus señorías senadoras por devolver la indemnización por legislatura fallida que  han cobrado casi todos y todas, excepto un  puñadito,  O toda la clase-casta política devolver lo cobrado, no por nada, oiga, que uno no tiene nada en contra de que nuestros representantes cobren y vivan en condiciones, sino por no acabar el trabajo que es lo que hacemos con quienes contratamos y no cumple.

Así que amigo José Antonio de la misma manera que habría que inventar un App, un mecanismo,  o lo que sea que fuera alertando de la nula profundidad en debates de alcance, habría que inventar otro que mandara al congelador las  inercias insoportables. Y que se caiga en la cuenta de que la corrupción ya ha superado los niveles de colesterol social y que como arma arrojadiza hace ya menos daño que la mordedura de un perro de yeso, entre otras cosas porque es imposible tantísimo mangoneo, de todos los colores, en todas direcciones, en todas las CCAA, durante tanto tiempo, si no sale de una sopa propicia. No me esperen en junio. De momento. Salvo que se presente Arrimadas.