El Gobierno regional de García Page, prepara una plataforma web, otra más.
“Donde se mostrarán mil escenarios de película, entre los que figuran espacios patrimoniales”.
La vida como una película cualquiera, para ser filmada desde las aguaderas misma del roquedal sureño o norteño. Da igual.
O desde el velamen roto de un molino inventado.
Mil escenarios de película, ni uno más ni uno menos.
Como las series de libros que indican, igualmente, las mil películas o los mil cuadros que hay que ver a toda costa y antes de que sea tarde.
Números redondos. Como nuestras voluntades. Como sus cabezas.
Cabezas rodantes, voluntades que ruedan.
Hasta aquí podría pensarse en una suerte de oportunidad rodante sobre el destino turístico que nos aguarda y espera.
Como anualmente se nos muestra en FITUR.
Todos turistas, todos transeúntes, todos rodantes.
Eso era lo afirmado hace muchos años, por Vázquez Montalbán, cuando afirmaba que en el reparto de la división internacional de trabajo, a España le había tocado el destino húmedo de ser el balneario de Europa.
Visto que cada vez más, y cada vez menos, el sólo destino de España es convertirse en meca turística.
Una meca laica y cristiana ¡por favor!
Pero que da cuenta del carácter religioso del modelo de referencia.
Turistas como peregrinos, que van a dar gracias y a recibir bendiciones.
Una meca turística, merced a una combinación de factores naturales, factores económicos y factores culturales.
Visto, igualmente, que la facturación de la, así llamada, industria turística representa por sí sola más del 10% del PIB.
Por ello, todo lo natural, todo lo cultural, lo que queda de lo etnográfico, lo mucho que abulta lo gastronómico y hasta lo espiritual (¿…?) y deportivo, se formula en parámetros de turismo.
Del dios Turismo.
Y por ello, el orgullo patrio y patriótico por el creciente número de visitantes foráneos.
Como el cantable ‘¡El turista un millón…!’.
Lo redundante es que la concepción patrimonial de castillos, abadías, ermitas e iglesias, se incorpore como una parte más de ese desfile de lo patrimonial a lo turístico.
Así lo afirmaba en 1998, Ignasi Solá de Morales en su trabajo ‘Patrimonio se arquitectónico o Parque temático’.
Donde la disyuntiva era, cada vez más, un imperativo.
Porque el modelo de visión y el modelo de reconocimiento del turismo cultural (así llamado) es una prolongación específica del Parque Temático.
En 1768, Lauren Sterne escribía en su ‘Viaje sentimental’, algo muy anticipador.
“Los ociosos que dejan su país para ir al extranjero tienen su razón (o razones), que se derivan todas de una de estas causas generales: Infirmidad del cuerpo. Imbecilidad de la mente o Necesidad inevitable”.
Con el paso del tiempo la Enfermedad, la Imbecilidad y la Necesidad se han perfeccionado.
Y del ‘Viaje sentimental’ hemos llegado al Parque Temático
El Parque temático, como apuesta cultural (¿…?) de nuestra autoridades.
Y todos nosotros como extras.
Y toda nuestra historia y nuestra naturaleza (la que vaya quedando) como parte de un inmenso decorado.
José Rivero
Divagario
Inteligente