Fermín Gassol Peco.- Hace justo tres años, escribía en este mismo rincón un artículo titulado “Acabar con los ben laden”. En él refería la propuesta del entonces secretario general del PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba reclamando la retirada de los billetes de quinientos euros.
Lo hacía en base a la absoluta falta de proporcionalidad entre la demanda realizada por las entidades financieras que en aquellos años de oro y plomo económico llegarían a sumar, en nuestra provincia solamente, la espectacular cifra de unos cuatrocientos mil euros diarios y su inexistente circulación en el mercado. No en vano, nuestro país concentraba nada menos que el veinticinco por ciento de estos billetes emitidos en Europa. Comentaba al final del artículo que tal petición era un brindis al sol pues la decisión correspondía únicamente al B.C.E.
Pues bien, ahora la autoridad monetaria europea parece que ha tenido a bien secundar la propuesta de este, al menos para mí, añorado líder socialista y ha decidido poner fin, eso sí, de una manera lenta, muy lenta… demasiado lenta… a la emisión de estos billetes, oscuros objetos de deseo para quienes se han dedicado a enterrarlos en la cueva negra de la economía, motivo por el cual se ha decidido dejar de fabricarlos, al menos esa es la causa que esgrimen. Sin embargo tal decisión la cuestiono muy mucho, porque los billetes ya existentes más aquellos emitidos hasta dos mil diez y ocho, serán objeto de un indulto… de curso legal.
Es decir, aquellos billetes de quinientos euros que se encuentren en ¿circulación? o aparcados en las cajas fuertes de estos “coleccionistas de ben laden”seguirán gozando de larga vida, en principio como valor monetario… y después quien sabe, si dentro de unos lustros, como codiciados tesoros que acabarán obteniendo más valor que las monedas descubiertas en Sevilla, pues no creo que con el tiempo vayan a deteriorarse precisamente por el uso que los ciudadanos sigamos haciendo de ellos. Yo propongo que sean expuestos en un museo de arte abstracto o artículos raros, no por mor de su impactante y curiosa imagen, sino por el inalcanzable significado que su existencia ha supuesto para el hombre de la calle.
Y uno se pregunta si esta decisión, tomada curiosamente en el quinto aniversario de la desaparición del significado terrorista, no será un recuerdo póstumo a quien, al menos en nuestro país puso nombre. Que muerto el modelo original… para qué seguir obteniendo copias o dejar más herederos. Que muerto el perro se acabó la rabia, que muerto el terrorista terminó su terror y muerto el billete se acabó también la tentación de ser utilizado por los “finstros” pecadores de la economía para realizar sus “guarreridas”españolas muy “malitas”, que diría el maestro de la Calzada.
Aunque si les soy sincero, en este asunto yo no tengo todas conmigo, pues ni existe la completa seguridad en que el fundador de Al Qaeda esté completamente muerto, ni que los billetes vayan a desaparecer definitivamente. Que algunos andan escribiendo por ahí que el “laden saudí” sigue vivo, tan vivo como el billete de quinientos euro-peo, cinco años después de su hipotético punto final… y quién sabe si también seguido.
Hecha la ley, hecha la trampa. Todos los «tontos» esperábamos la siguiente decisión:
Se dejan de imprimir los billetes de 500 euros y, en el plazo de un año perderán su validez todos aquellos billetes que no hayan sido ingresados en los bancos nacionales de cada país».
Pero, lo que nos hemos encontrado es que los «Junkers» europeos se han hecho una ley a la medida para seguir moviendo billetes todo el tiempo que quieran. O sea, bofetón en la cara para todos los sistemas anticorrupción europeos.
De nuevo, la Europa de los capitales, por encima de la Europa de los pueblos. Alguien pensaba otra cosa?
Si. Es peor volver a las guerras entre naciones rivales.