El pintor Isidro Antequera López de Haro ha sido reconocido como Hijo Adoptivo de Campo de Criptana. El alcalde criptanense, Antonio Lucas-Torres, hacía entrega del título al artista solanero durante el transcurso de un acto en el cual se ha exaltado la vida y obra del homenajeado con vídeos y testimonios de personalidades del mundo de las letras y las artes como el sacerdote y poeta, Valentín Arteaga, el escritor José Corredor Matheos, o el crítico de arte, Tomás Paredes.
El primer edil manifestaba que con el nombramiento “se ha hecho justicia con un hombre ejemplar” ya que Antequera fue el fundador y primer director de la Escuela Municipal de Pintura, institución por la que han pasado centenares de alumnos “que han aprendido del mejor y han crecido con las mejores enseñanzas que has podido darles”.
Definido por Lucas-Torres como “viajero constante, trabajador infatigable y agitador de sueños y muchos proyectos culturales”, el alcalde ha destacado que la obra de Antequera “ha llevado la luz y el color de nuestra tierra por todos los rincones” por lo que “es el mejor embajador de nuestra Criptana blanca, de nuestros molinos señoriales” y por ello se hacía necesario reconocerlo con ese título.
Una impronta que Antequera también recogió en numerosas publicaciones culturales como programas de feria o de Semana Santa, así como en la revista ‘Hito. Cuaderno nuevo del Campo de Criptana’ donde el reconocido fue uno de sus promotores. Lucas-Torres alabó por tanto sus aportaciones a la vida cultural y artística del municipio agradeciéndole el “haberte enamorado de este pueblo, de sus gentes y sus costumbres” y siendo “un gigante de la pintura con mayúsculas”.
Por su parte, el reconocido afirmó sentirse muy honrado por el nombramiento declarando que “siempre me he sentido criptanense”. Antequera recordó la puesta en marcha de la Escuela de Pintura como uno de sus proyectos más importantes destacando la labor de todos sus alumnos y añadiendo que “más allá de los conocimientos se trataba de formar una gran familia”.
El acto finalizaba con una parte musical protagonizada por el dúo de guitarras Bellinatti.