Natalia Fuentes es matrona en el Hospital General de Tomelloso (Ciudad Real), experta en sexualidad, autoconocimiento y terapia del reencuentro, así como en igualdad de género. Tiene experiencia laboral en Guinea Ecuatorial y Mozambique, entre otros, y ha investigado sobre el perfil maternal, obstétrico y social de las mujeres inmigrantes, entre otras cuestiones. Ha impartido diversos cursos y, como ponente, ha hablado del conocimiento sobre la lactancia materna entre los sanitarios y sobre la lactancia “aquí y allá”.
En la mesa redonda del XIII Congreso de Fedalma va a hablar de cómo se puede abordar la diversidad cultural en los grupos de apoyo. ¿Cómo deben actuar las asesoras?
Las asesoras deben, en primer lugar, conocer la cultura (creencias y costumbres) de estos diferentes grupos en relación con la maternidad y la crianza y, en segundo lugar, familiarizarse con las circunstancias con las que conviven en nuestro contexto, de tal manera que pueden así tener una idea aproximada de cuáles son las fortalezas y debilidades de estas mujeres y, por tanto, puedan comprender en qué áreas deben ser apoyadas y/o reforzadas, y en qué otras áreas pueden actuar inclusive como agentes.
En las últimas décadas, España se ha empapado de muchas culturas extranjeras. Entiendo que los problemas a los que se enfrenta una madre lactante son similares pero, ¿qué diferencia a los distintos países en lo que a lactancia se refiere?
La lactancia materna va unida de manera intrínseca a la forma en la que se concibe la maternidad, la crianza, la forma de parir, etcétera. En mi opinión, y de manera muy resumida, la diferencia entre los distintos países y regiones se basa en la existencia o no de una “cultura de la lactancia materna”. En general, en aquellos países capaces de conservarla y/o recuperarla, existen altos índices de lactancia materna prolongada. Aquí podemos incluir, la mayor parte de países africanos, gran parte de los países latinoamericanos, sobre todo aquellos con mayor población indígena, así como zonas del norte de Europa. En la otra cara, están los países en los que tras décadas de lactancia artificial, se ha perdido esa cultura, y que poseen índices muy bajos de lactancia materna, sobre todo a partir de los cuatro meses. Entre estos países se encuentran, por ejemplo, EEUU, Rumanía, China, etc. Por supuesto, hay países y regiones que se encuentran en un punto intermedio.
No solo inmigrantes, sino que etnias minoritarias, como la gitana, podrían necesitar el apoyo de un grupo. ¿Son reticentes?
No creo que las reticencias sean en concreto hacia los grupos de apoyo, sino hacia el sistema en general. No podemos negar que existe cierta desconfianza mutua entre los trabajadores del sistema sanitario y las personas de etnia gitana. No obstante, las experiencias que se han realizado con grupos de etnia gitana han dado muy buenos resultados.
¿Cómo solucionar esto?
En general, con la superación de los prejuicios por parte de los trabajadores de la salud hacia estos grupos y teniendo un interés real por conocer y familiarizarse con su cultura y costumbres (en este caso en concreto, en relación a la maternidad y la crianza). Y, por último, creo que es importante que tomemos la iniciativa en la aproximación, buscando activamente el contacto con esta población, por ejemplo, realizando visitas domiciliarias.
Usted tiene experiencia en Guinea Ecuatorial y Mozambique. ¿Qué labores ha desarrollado allí? ¿Qué ha aprendido y qué ha enseñado?
En Mozambique era coordinadora de una ONG sanitaria que apoyaba a varios distritos de salud en el desarrollo de todas sus actividades, por ejemplo, construcción y equipación de hospitales, formación del personal, apoyo nutricional, trabajo con parteras tradicionales, campañas prevención, etc. Nuestros principales objetivos eran reducir la tasa de mortalidad materna e infantil, así como reducir el contagio por VIH. En Guinea ecuatorial, era asesora externa del Ministerio de Sanidad. Realicé el protocolo de control del embarazo, de atención al parto, de atención en el puerperio, así como la guía de planificación familiar. Fuera del Ministerio, realicé el temario de la formación de auxiliares de parto, así como una formación a parteras tradicionales. He aprendido muchísimo, tanto de lo bueno como de lo malo, sobre todo como persona, lo que creo que me ha ayudado a ser mejor profesional. Además salir de tu ‘mundo’, te ayuda a comprenderlo mucho mejor.
¿Qué opina de la situación de esos países?
Hay muchas cosas que no me gustaban; por ejemplo, el papel de la mujer en la sociedad, la falta de organización, la corrupción, la pobreza, etcétera. Además, es muy triste observar como sus progresos, en concreto en cuestiones sanitarias como la atención al nacimiento, les lleva inexorablemente hacia los mismos errores que hemos cometido y cometemos nosotros. Es una pena que no puedan aprender de nuestros errores y transcenderlos, y que parezcan abocados a repetirlos. Quizá se debe a que la dirección de estos avances sigue siendo dictada por el etnocentrismo occidental y el patriarcado. Pero, sin embargo, me enamoré de lo que todavía perdura de su cultura: de su visión transcendental y mágica del mundo, de su conexión con la naturaleza, de su forma de exprimir el presente, disfrutando de lo más simple, y de su conexión con el cuerpo y la sexualidad. En Guatemala, estuve apoyando un centro que trabajaba principalmente con los agentes sociales y con las víctimas de la violencia infringida durante tantos años de guerra y desigualdad, en especial la violencia sexual. También tuve la oportunidad de apoyar a ONG local en relación a la atención al parto, así como la formación de las parteras tradicionales. Aprendí que es esencial trabajar con el cuerpo para recuperar el cuerpo y el alma, la importancia de dar voz al dolor, y de perdonar, lo importante que es empoderarse como individuo pero también como grupo, como etnia. Comprendí las heridas y las cicatrices profundas que tienen estos países y sus gentes, y también comprendí su origen.
Asimismo, es experta en Terapia del Reencuentro. ¿Podría explicar en qué consiste?
La Terapia de Reencuentro (TR) es un modelo que fue creado por la doctora Fina Sanz, que parte de la integración de la Psicología, Sexología y Educación con una perspectiva de género y comunitaria, integrando también los aportes de otras disciplinas y tradiciones culturales. La salud se entiende como un proceso biopsicosociosexual, por lo que se analizan los procesos y se interviene en tres dimensiones: la individual, la relacional y la social. La persona es contemplada como ser sexuado integrando sus aspectos físico, emocional, mental, espiritual, comportamental y social.
¿Qué tiene que ver con la salud de la mujer en general?
La TR está pensada para el abordaje de las personas, de forma individual y/o grupal, desarrollándose un trabajo dentro de una perspectiva de prevención (autoconocimiento, desarrollo humano, educación para la salud) y terapia. En cuanto a las mujeres, al ser la TR una terapia con perspectiva de género, está claramente enfocada a trabajar con ellas, ya que se abordan tanto los problemas propios del individuo en relación a su historia, familia, guiones de vida, etc., como aquellos derivados del patriarcado, la cultura judeo-cristiana y el género, que tanto han cincelado la personalidad y problemática de la mujer. Proporciona a la mujer herramientas de autoconocimiento, de trabajo con el cuerpo, con las emociones, etc., que le permiten conocerse, empoderarse y generar cambios internos que le permitan establecer relaciones de buen trato tanto con ellas mismas como con los demás.
¿Y con la lactancia?
La TR nos proporciona muchas herramientas que nos van a ayudar a trabajar en múltiples áreas, como, por ejemplo, las siguientes:
- Conocer y trabajar las creencias, guiones de vida, expectativas y miedos (individuales, familiares, culturales y sociales) en relación a la maternidad y a la lactancia materna.
- Recuperar la conexión con el cuerpo, y en especial con el cuerpo sexuado.
- Apoyar el proceso de empoderamiento que debe suponer la lactancia materna.
- Trabajar con las emociones, aprender a transformarlas, etc.
- Mejorar las relaciones y la comunicación con la pareja, familia.
- Identificar y comenzar a trabajar los diferentes duelos que pueden aparecer en relación con los procesos de maternidad y crianza (por ejemplo, con el parto soñado, el cambio físico, la pérdida de espacio personal, etc.)
Desde 2011 trabaja en el Hospital General de Tomelloso. ¿Qué se está haciendo en el hospital y en la localidad para favorecer la lactancia y otras cuestiones relacionadas con la mujer?
Respecto a la lactancia materna, el hospital de Tomelloso, no está llevando a cabo ninguna política activa para favorecer la lactancia materna, como nos muestra el hecho de que no existe un protocolo de lactancia, no se ha realizado ninguna formación específica del personal, no se ha restringido el uso de tetinas, etc. No obstante, en el paritorio favorecemos, siempre que el estado de la madre y el recién nacido lo permiten, el contacto piel con piel y el inicio de la lactancia materna dentro de las dos primeras horas postparto. En el centro de salud, cuenta con un grupo de apoyo a la lactancia materna. El personal de enfermería/matronería, tanto de especializada como de comunitaria, diseñamos un estudio de lactancia materna, con varios objetivos principales: conocer la situación real de la lactancia materna así como sus condicionantes y, a partir de esta información, poder diseñar un protocolo de lactancia materna, así como la batería de medidas que se consideren necesarias para favorecer la lactancia materna en nuestra región. Sé que en el Centro de la Mujer se desarrollan múltiples talleres y actividades gratuitas para mujeres de la localidad, pero no conozco los detalles de la mayoría. Yo, por mi parte, he realizado en el centro cuatro talleres para mujeres con diversas temáticas: Autoconocimiento para el cambio; Vínculos amorosos, favoreciendo relaciones de igualdad y buen trato; y el taller de crisis y duelos.