José María Barreda (presidente de Castilla-La Mancha)
No hay nada más importante y no hay nadie más importante en Castilla-La Mancha que aquellas personas que necesitan de la ayuda de todos.
Son personas entrañables y maravillosas que tienen la facultad de granjearse con facilidad el cariño y el afecto de todos. Las mismas personas que hacen muy bien su trabajo, que se esfuerzan cada día por ser mejores en lo que hacen, y a las que todos deberíamos apoyar para su plena inserción laboral.
En ese sentido, agradezco a las empresas que ya están comprometidas en este objetivo, al mismo tiempo que pido que empresas nuevas se sumen a este compromiso, porque, realmente, merece la pena.
No se me ocurre desde luego una causa más justa y más noble. Y yo quiero que sepan mis paisanos que para el Gobierno de Castilla-La Mancha la prioridad de las prioridades son las personas y, sobre todo, aquellas que por una u otra razón necesitan de la ayuda de los demás.
Sinceramente, creo que el progreso y la modernidad de una sociedad no se mide sólo por indicativos como su desarrollo económico, su mapa de infraestructuras o el grado de implantación de las nuevas tecnologías, sino también por su preocupación y su capacidad para impulsar políticas sociales que garanticen la calidad de vida de las personas que necesitan de la solidaridad de todos.
Por este motivo, el Gobierno que presido no cejará en su empeño para que cualquier madre, padre, hermano o hermana deje de preocuparse por el futuro de un familiar discapacitado, porque estas personas son la principal preocupación de Castilla-La Mancha y los castellano-manchegos.
Este es el aspecto en el que quiero que destaque esta Comunidad Autónoma, que sea conocida en el exterior por ser la Región en las que más y mejores prestaciones sociales reciben aquellos que las necesitan.
El próximo año entrará en vigor en España la Ley de Dependencia, y estoy seguro de que esta Región se convertirá en la aventajada en su aplicación. Estoy seguro, porque Castilla-La Mancha es un referente para toda España en el ámbito de la prestación de servicios sociales.
A mí me inspira y me estimula el ejemplo de esas personas que superan los obstáculos que pone ante ellos una determinada discapacidad para materializar su voluntad y poder cumplir así sus sueños.
Por eso, sinceramente creo que en realidad no procede hablar de personas discapacitadas y sí de hombres y mujeres supercapacitados, porque son personas que hacen lo mismo e igual de bien o mejor, sólo que en su caso tiene más valor porque lo hacen superando un hándicap que se lo pone más difícil.