Eusebio Gª del Castillo Jerez.- Escapar del infierno de la calle, enfrentándose a sí mismos, y desterrar sus propios demonios, para acabar olvidados en el vacío de la indiferencia. Son los «últimos de los últimos» en una sociedad implacable y despiadada que no permite una segunda oportunidad, ni siquiera a quienes han logrado la heroicidad de volver después de haberse dejado morir en vida.
Javier y Pablo son parados de larga duración y superan los cincuenta años. En condiciones normales no se enfrentarían a un horizonte laboral halagüeño. Pero además son exalcohólicos (o alcohólicos que no beben, como dicen ellos, porque «su enfermedad es de por vida») que han dejado la calle gracias a la ayuda de Cáritas. Se desviven por encontrar un trabajo. Es su meta, el último paso para culminar su recuperación e insertarse de nuevo, y hacerlo activamente, en la sociedad.
Los protagonistas de este reportaje han luchado durante más de dos años para dejar el alcohol a través de un proceso integral de recuperación. Están orgullosos de ello porque son conscientes de la magnitud de sus logros. Eso les da fuerza y alimenta su esperanza. Su anhelo: «sentirse útiles». Pablo y Javier han querido dar voz al colectivo de personas que, como ellos, desea fervientemente volver.
María Dolores Olmedo, responsable de Comunicación de Cáritas Diocesana de Ciudad Real, recuerda la labor que desempeña esta ONG de la Iglesia acompañando a las personas que, por diferentes motivos en su vida, han tenido problemas de adicciones y han vivido en la calle; personas que, con la ayuda de entidades como Cáritas, logran recomponer sus vidas. Una vez que han superado ese proceso, señala, son totalmente autónomas y capaces de desarrollar un puesto de trabajo, pero se encuentran con la barrera de la ausencia de empleo. «Esto para ellas supone una dificultad, un plus añadido a todo ese tiempo que han invertido en poder volver a ser personas activas de la sociedad». Pese a todo, añade, Cáritas sigue acompañándolos, orientándolos en su día a día para que su búsqueda de empleo pueda ser más efectiva y mantengan la ilusión por salir adelante.
Los últimos de los últimos
El objetivo último del programa de personas sin hogar de Cáritas es la inclusión éstas en la sociedad. Su coordinadora, Carmen Nieto, reconoce que esto no siempre se consigue. Por los centros de Cáritas Ciudad Real pasan más de 1.400 personas al año. El primer abordaje se orienta a que se sientan escuchadas, valoradas y reconocidas.
«En nuestros recursos intentamos que tengan un espacio para reflexionar, para que se resitúen, se recuperen de las adicciones -los que las tienen-, y se normalice la salud». Un lugar para encontrarse consigo mismos y, con la ayuda de las profesionales de Cáritas, retomar sus vidas.
«Cáritas es un medio -puntualiza- y, para iniciar cualquier proceso de recuperación, es la persona la que debe estar convencida de que quiere cambiar su vida». Circunstancia que, apunta, en muchas ocasiones no ocurre hasta que no se toca fondo.
Afrontarlo es «muy duro», advierte. «Uno se para ante su vida, volviéndose a enfrentar a rupturas familiares, pérdidas y a sucesos traumáticos. Algunos de ellos han cometido errores que tienen que asumir. No es fácil curar sus cicatrices mal cerradas. Tienen que empoderarse y sentir fuerza dentro de ellos y seguir motivados para vivir y definir su futuro».
Una vez iniciado el proceso, en la medida de las posibilidades de cada caso, se trabaja para, poco a poco, recomponer las relaciones personales y familiares de estas personas, a la par que en recapacitarlas para mejorar su empleabilidad. Conforme van recuperando sus vidas se les ayuda a que vayan teniendo autonomía. Y ahí se encuentran con dos grandes barreras de cara a su recuperación: la vivienda y el empleo. Nieto lamenta la falta de recursos en todos los ámbitos. En ese sentido recuerda que Cáritas apenas dispone de un piso de autonomía con cuatro plazas.
La coordinador del programa de personas sin hogar remarca que, después de rehacer sus vidas, cuando estas personas podrían incorporarse como ciudadanos de pleno de derecho a la sociedad, se encuentran «con las puertas cerradas». Son parados como los más de cuatro millones de españoles que sufren esta situación, «pero a ellos les pesa que son personas vulnerables, que han tenido que superar una serie de circunstancias muy duras, y lo llevan sobre sus costillas». Para colmo, son «los últimos de los últimos», incluso en los planes de empleo, de los que se quedan fuera porque no tienen cargas familiares. Por todo ello, subraya que necesitan que la sociedad sea consciente de su situación.
Gracias MiCiudadReal por el interés que viene demostrando por nuestro quehacer.
Reitero las gracias de Fermín, porque es muy importante que entre todos concienciemos a la sociedad sobre la situación que viven las personas en sin hogar. En ello los medios de comunicación tienen mucho que aportar.
Tengo el placer de haber atendido a Javier, poner un granito de arena para superar una situación de la que muy poca gente puede imaginar su dureza.
Esas historias con final feliz, Javier ya tiene trabajo!!!!!
Esta crisis trágica se ha llevado al lodo sobre todo a personas pero además a personajes e instituciones,sobre todo su credibilidad, pero de otro lado, surgen fiables y firmes otras, como estos dos entrevistados, Caritas y la Marea Blanca de la Sanidad Madrileña que permiten tener alguna esperanza.
Saludos
Enhorabuena por el reportaje !,y ojalá tengan mucha suerte estos dos valientes.
Un ejemplo de la buena labor realizada por esta ONG, que refleja la imagen de Cristo en este mundo. Que podría completarse, con la contratación de Pablo y Javier en este excelente proyecto que actua y trabaja para la recuperación de personas que se encuentran en lo más hondo del pozo.
Esto es verdadero periodismo.
Los que no cuentan, CUENTAN.
Y a mantener la dignidad y la esperanza como estos dos luchadores.
Hay que ser muy valiente para asumir las consecuencias de los errores personales, y esperanzarse por el cambio que ello produce.
Esa cursi expresion de empoderamiento, es simplemente mantener la esperanza por la transformacion alcanzada y la reconciliacion de una personalidad quebrada.
Estas personas son realmente valiosas y capaces de reconstruir sus vidas.
Solo la esperanza abre puertas.