Lola Merino Chacón (Presidenta AMFAR-Nacional)
En lo que llevamos de año, 61 mujeres han muerto asesinadas, víctimas de la violencia de género. La última falleció ayer a manos de su esposo en Castellón. El hecho de ser mujer y la ansiedad de poder del varón las ha llevado a perder la vida a manos de sus maridos, parejas o ex parejas. Sesenta muertas, es la misma cifra, desgarradora y trágica, que se produjo a lo largo de todo el año 2005. El dolor continúa su camino y pasa de largo de los juzgados especializados, sorteando las medidas de prevención, las órdenes de protección y la Ley contra la Violencia de Género. El miedo de la víctima la paraliza en numerosas ocasiones e impide que la maquinaria de protección entre siquiera en funcionamiento: sirva como fiel reflejo de este hecho que el 70% de las mujeres muertas en 2006 no había interpuesto ninguna denuncia.
El Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres es un buen pretexto para analizar el sistema y reflexionar sobre lo que está fallando en la prevención, la protección y la asistencia a las víctimas. A día de hoy, sigue siendo necesario insistir en la dimensión social de este problema y subrayar una vez más que se trata de una lacra que nos afecta a toda la sociedad y que nuestro silencio ante los malos tratos nos convierte en cómplices.
Los medios de comunicación también tienen mucho que ver en este asunto. Por una parte, han colaborado en sacar del ámbito privado la violencia sufrida por las mujeres y por otra, han conseguido que la sociedad esté más sensibilizada. Sin embargo, todavía es fácil encontrar “relatos sensacionalistas” en el tratamiento de la violencia. Hecho que debemos evitar y por supuesto, no permitir.
Mientras escribo estas líneas, la amenaza de muerte, la intimidación, la humillación o el terror estará sobrecogiendo a alguna mujer. No puedo ni tan sólo imaginar cómo pueden afrontar la rutina diaria bajo el yugo de este terrorismo machista. Ni tampoco puedo llegar a comprender que opten por quitarse lo más preciado que tienen, la vida. Un 63% de las mujeres maltratadas ha intentado suicidarse y ha necesitado asistencia médica para salvar su vida; el 18% pensó en la idea del suicidio como salida a la situación de violencia que estaban sufriendo, según los últimos datos publicados.
Por otra parte, la Organización Mundial de la Salud sostiene que la violencia de género es la primera causa de mortalidad en las mujeres de 15 a 45 años en todo el mundo. En nuestro país, Andalucía, con 17 asesinatos, es la autonomía con mayor número de muertes este año, seguida de Cataluña, con 9, la Comunidad Valenciana, con 7, y la Comunidad de Madrid, con 5 casos. La trágica tabla continúa en Castilla-La Mancha, donde hasta ahora han muerto 4 mujeres; le sigue Castilla y León, País Vasco, Murcia, Canarias y Baleares, con 3 en cada una de ellas. Finalmente, dos mujeres fallecieron en Asturias y una, tanto en Aragón como Extremadura.
La violencia machista no distingue entre clases sociales, comunidades autónomas o países ya que el único denominador común es que se ejerce hacia las mujeres. En Europa se mantiene abierto el debate sobre cómo acabar con este problema que se plantea necesariamente desde el horizonte de la igualdad, ya que vulnera el más alto de los Derechos Humanos, el derecho a vivir. El 2007 ha sido declarado como Año europeo de la igualdad de oportunidades, un granito de arena más que espero de corazón sirva para allanar el camino hacia la igualdad, requisito sin duda imprescindible para erradicar esta aberración social que es la violencia.