Ciudad Accesible congregó en el Antiguo Casino de la capital a una treintena de personas para iniciar las jornadas prácticas del proyecto ‘Enredándonos’. Tras las 25 horas lectivas en las que se ha trabajado en la formación de formadores en materia de diversidad funcional y accesibilidad, cuatro de los participantes han iniciado sus prácticas con una conferencia ilustrativa al personal de La Caixa en Ciudad Real, entidad financiadora del proyecto gracias a su Obra Social.
En este sentido, cuatro alumnos se convirtieron en ponentes para interactuar con el grupo de banqueros. En un primer término, se les preguntó qué significaba para ellos el concepto de discapacidad. Ante respuestas como dificultad o diferencia se generó el interminable debate sobre la terminología negativa que aún a día de hoy se sigue utilizando. Y es que este colectivo lucha para que palabras como “minusválido”; “discapacitado” o “deficiente”, cambien de una vez por diversidad funcional. “Porque la perfección depende del punto de vista y el mundo y sus personas son diversos, con los mismos derechos”, sentenciaban en la charla.
Limitaciones
A continuación se abordó el concepto de limitación que surge cuando existe un obstáculo entre una persona y otra o una traba para desenvolverse en su vida diaria o relacionarse con su entorno. Sin embargo, el grupo de ‘Enredándonos’ quiso dar un paso más en esta noción e invitar a los trabajadores de La Caixa a simular ser personas con diversidad funcional. Así pues, la primera pareja simuló la diversidad funcional auditiva. Gracias a unos auriculares con gran volumen, sendos participantes comprobaron las dificultades para comunicarse entre sí. Un segundo dúo simuló la diversidad funcional física. En este sentido, la persona que se sentó en una silla de ruedas comprendió la problemática de las barreras arquitectónica, entre ellas las que generan las altas mesas de recepción que, generalmente, existen en los bancos y más edificios públicos y privados. Por último, una tercera pareja simuló la diversidad funcional visual y las limitaciones que se generan para llegar a cualquier lugar.
El grupo también quiso hacer hincapié en el problema que tiene su colectivo para afrontar y comprender la terminología técnica de determinados sectores, como es el caso de la banca. “Con todo ello queremos llegar a la conclusión de que lo idóneo sería colaborar para llegar a ser todos iguales”.
Tras esta práctica, nuevamente se retornó al concepto de diversidad funcional. “Hay mucha gente esforzándose por aflorar del subsuelo, por salir de la penumbra, por dejar de ser el patito feo de la historia”, hablaba un segundo ponente. “Las personas tenemos diversas maneras de pensar, de actuar…hay variedad y en esa variedad estamos nosotros que nos apoyamos de ayudas técnicas y humanas. Luchamos por la dignidad de todas las personas, especialmente para los que nos desplazamos de forma diferente y tenemos sensaciones diferentes pero que, sin embargo, podemos aportar a este mundo”, sentenciaba.
Seguidamente se pasó a definir el concepto de accesibilidad en su forma más amplia. “Es el grado en el que todas las personas pueden utilizar un objeto, visitar un lugar o acceder a un servicio, independientemente de nuestras capacidades técnicas, cognitivas o físicas”. Este concepto se enlazó finalmente con el de diseño universal en el que la clave está en trabajar en “productos y entornos adaptados e integrados al mayor número de personas”. Tras ello, otro de los alumnos habló de las mejoras urbanísticas y de mobiliario específicas que deberían existir en los edificios y servicios públicos.
Finalmente, el grupo de banqueros expuso las conclusiones a las que había llegado. Entre ellas destacó la idea de que todos, tanto personas con diversidad funcional, como personas sin ella “estamos limitados pues, hemos constatado en las prácticas que no sabemos cómo actuar ante vosotros”, matizaban demandando cómo tenía que hacerlo de ahora en adelante.
“La clave está en prestar ayuda, ser natural, preguntar y en el caso de que nos lo soliciten colaborar”, concluía el grupo con la certeza de haber calado en uno de los grupos sociales más importantes de la población.
