Texto: Manuel Mohedano. Fotos: Vicente Luchena.- Ecologistas en Acción-Valle de Alcudia realizó el domingo pasado una ruta senderista por los alrededores de Almadén, visitando esta localidad y la cercana Sierra de Cordoneros.
Para realizar la primera ruta senderista de este año hemos elegido la comarca de Almadén, muy próxima a Puertollano en muchos aspectos, no sólo la cercanía geográfica, sino también su carácter minero, que ha calado hondamente en la forma de ser de sus respectivos habitantes, procedentes en ambos casos de lugares muy distintos de la geografía ibérica. Pero Almadén está rodeado de espacios naturales bastante bien conservados y representativos del bosque mediterráneo, tanto en la vegetación como en la fauna, lo que hace que su paseo y disfrute sean más que convenientes e interesantes. Lo que no es comprensible es que esta comarca, que reúne todas estas cualidades, no esté incluida en el territorio que abarca el Parque Natural del Valle de Alcudia y Sierra Madrona, que se queda a las puertas mismas de estas sierras y dehesas.
Comenzamos la ruta junto a la histórica y renovada plaza de toros, que pudimos apreciar brevemente antes de echar a andar, y callejeamos un poco para encontrar el camino de Puerto Revuelo, que no abandonaríamos en la primera parte del trayecto. El camino transcurre entre corrales de ganado y escasa vegetación (sólo algunos eucaliptos) pero, tras un ligero repecho, nos adentramos en la Sierra de Cordoneros, con abundantes pinos y eucaliptos de repoblación, mezclados con algunas manchas de alcornoques.
Después de otro repecho, alcanzamos Puerto Revuelo, lugar que aprovechamos para descansar y disfrutar de las hermosas vistas que desde aquí se contemplan, aunque en esta ocasión la neblina que el sol no había levantado nos impedía gozar de ellas plenamente: hacia el sur, la dehesa de Castilseras y su embalse en primer término, y al fondo se percibía la localidad de Almadenejos y la Sierra de la Solana de Alcudia; hacia el norte, la vista se pierde por el típico paisaje de la comarca Montesur, con sus dehesas (la de Almadén, la de Gargantiel) sobre onduladas colinas. A izquierda y derecha, los riscos que guardan Puerto Revuelo, al más próximo de los cuales trepamos para tener aún mejores vistas: en esta situación decidimos aprovechar la parada para tomar un ligero tentempié, antes de iniciar el regreso, que realizamos por el mismo camino por el que hemos subido a Puerto Revuelo, pero una vez descendemos de la Sierra de Cordoneros, tomamos un atajo para alcanzar otro camino que nos lleva al Valle de Juan Gil, peculiar paisaje de huertas, olivos y cultivos situado entre los cerros sobre los que se asienta Almadén y la citada Sierra de Cordoneros. Al cruzar el valle, tenemos dos opciones: llegar a Almadén siguiendo el cómodo carril que traemos o ascender el cerro por un ancho sendero que va subiendo lentamente por la ladera hasta lo alto; elegimos esta última, que nos permite disfrutar de maravillosas vistas del valle y, al completarlo, de gran parte del caserío de Almadén. Descendemos por una larga y empinada calle (pero esta vez cuesta abajo) que nos conduce hasta la plaza de toros, lugar en el que habíamos comenzado la ruta.
Como ya es la hora de la comida, dejamos un tiempo para que los senderistas se recuperen a discreción, tiempo que cada uno aprovecha a su manera: reponiendo alimento y bebida en la plaza o en algunos de los bares de la zona o visitando la renombrada plaza de toros, famosa no sólo por su singular forma (ruedo hexagonal en lugar de redondo), sino también por su antigüedad (figura como la segunda plaza más antigua de España, después de la de Las Virtudes) y por haber sido construida por los propios obreros de la mina, durante los años que ésta hubo de permanecer cerrada por un incendio en su interior. Después, acompañados de una excepcional guía puesta a nuestra disposición por el concejal de turismo del Ayuntamiento de Almadén, visitamos los restos de la Real Cárcel de Forzados (también construida por los mineros y en la misma época) y su Centro de Interpretación, que nos acercan a la historia de los trabajos forzados que sufrieron los esclavos y los condenados a ello por la justicia desde el siglo XVI hasta 1800, aunque también se utilizó durante la guerra civil. La visita se completó con la observación de las colecciones de minerales y rocas del Museo Minero, con lo que acabamos la jornada dedicada a conocer algo más la comarca de Almadén, su naturaleza y su historia.
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