Intolerable. Así describe Manuel Pozo la situación que él, su familia y sus vecinos están viviendo desde octubre de 2014, cuando una casa situada en la calle Castelar, cerrada durante más de ocho años y sin condiciones de habitabilidad, fue alquilada por un grupo de jóvenes que ahora la usan para montarse sus fiestas. Las «molestias personales y de salud» que provocan son «intolerables», ha insistido Pozo este miércoles en el turno de preguntas del pleno municipal.
Según ha relatado este vecino, los «inquilinos», que en ocasiones se reúnen en número superior a 50 personas, se citan para consumir alcohol, escuchar música que sobrepasa los decibelios permitidos en horario de descanso, e incluso se dedican a golpear las paredes comunes insultando y amenazando a los habitantes de las viviendas colindantes.
Pozo ha denunciado, además, el «trasiego continuo» de personas golpeando la puerta metálica, daños a los coches aparcados y suciedad en la calle al acumularse colillas, orines y vómitos.
«Cuando se avisa a la policía local no siempre se persona, y cuando lo hace, la reacción de los jóvenes es cada vez más agresiva y contundente», se ha lamentado Pozo en un escrito dirigido a la alcaldesa. Así, pide que la «afluencia masiva y sin control de chicos sea regulada por parte de los técnicos del Ayuntamiento» y que se comprueben determinados aspectos legales.
El concejal de Seguridad, Carlos Mora, ha reconocido que desde que se tiene conocimiento de esta situación se han producido 28 intervenciones policiales y tres denuncias. El edil ha insistido en que el Consistorio sigue «trabajando» en la demanda, contrastando las «competencias reales». En este sentido la alcaldesa Mayte Fernández ha respondido que hay «problemas de convivencia» que no solo se resuelven con la intervención de la policía local, y por ello ha recomendado a los afectados que, paralelamente, acudan a otras vías legales.
Que verguenza
Deduzco que la respuesta de la señora Alcaldesa ha sido .»Busquese la vida».