Multimedia.- El pueblo de Villarta de San Juan ha vivido hoy el día grande de las festividad de Las Paces, fiesta declarada de Interés Turístico Regional, con la procesión de la Patrona, la Virgen de la Paz, que como es habitual ha recorrido el trayecto entre la Iglesia nueva y la vieja precedida por una veintena de peñas coheteras.
Fuego, pólvora y devoción se han dado la mano hoy en Villarta donde miles de visitantes se han contagiado de la emoción con la que los villarteros han vivido su día más esperado, un domingo en el que el tiempo primaveral ha permitido que los actos hayan lucido de forma especial, debido también y sobre todo a la buena organización.
La alcaldesa villartera, Felicia Bascuñana, acompañada de los alcaldes de Daimiel, Leopoldo Sierra, y de Membrilla, Manuel Borja, se ha felicitado tanto por el normal desarrollo de los actos como por la multitud de visitantes que durante todo el fin de semana ha registrado la localidad. Además, ha ensalzado el trabajo de Peñas, Banda de Música, reina y damas y del importante dispositivo de seguridad, integrado por varios vehículos de Protección Civil de la comarca, Cruz Roja, Bomberos, Policía Local y Guardia Civil, que han velado por el normal discurrir del evento.
Los actos en honor a la Patrona han comenzado con la misa, que este año ha oficiado el obispo prior de Ciudad Real, monseñor Antonio Álgora, que en su homilía ante centenares de fieles que abarrotaban el templo ha subrayado la importancia que para la Iglesia tienen todos sus miembros sin excepción. “Todos somos imprescindibles para hacer a Cristo presente en medio de los hombres, todos somos necesarios y más necesarios los más necesitados”, dijo.
El obispo ha señalado que la Virgen de la Paz “sí es toda la Iglesia” porque “es la madre de todos” y ha puesto el acento en que es el ejemplo de lo que la Iglesia tiene que hacer para que haya paz, algo que no llega “de la mano los acuerdos de los grandes sino cuando todos verdaderamente amamos a aquellos que más lo necesitan”.
Globos blancos y palomas al cielo
Una plaza abarrotada de gente ha esperado la salida de la Patrona tras la homilía y la ha recibido con “¡vivas!” al tiempo que se san soltado cientos de globos blancos y dos palomas blancas en señal de paz dando así inicio a la procesión, organizada por la Hermandad Nuestra Señora de la Paz.
Las peñas han marcado el camino a la Santísima Virgen de la Paz a la que han ido saludando con el fuego, el humo y la pólvora de sus cohetes durante las tres horas que ha durado el trayecto de ida entre los dos templos.
La Virgen de la Paz ha llegado a la Iglesia Vieja donde, antes de la Salve, ha sido recibida por una espectacular colección de fuegos artificiales, para dirigirse luego al mirador sobre el río Gigüela. Allí, donde la expectación ha sido máxima, la Patrona ha vuelto a sentir la devoción de su pueblo gracias a la Operación 2.000, el lanzamiento de miles de cohetes en poco más de un minuto que a más de un villartero ha arrancado lágrimas de emoción.
En total, los coheteros han lanzado hoy en torno a 15.000 docenas de cohetes, 13.000 docenas durante la Procesión más las dos mil docenas de la Operación 2.000, según fuentes de la organización, durante el trayecto de ida y vuelta entre la Iglesia de San Juan y la Iglesia Vieja, realizado entre el mediodía y las 17.40 horas, momento en el que ha finalizado la procesión.
El buen tiempo, por otro lado, ha permitido que la gente se haya echado a las calles para presenciar la procesión, para hacer miles de fotos con cámaras y dispositivos móviles, pero también para engrandecer a un pueblo que cuyos bares y negocios hosteleros han estado hoy, y durante todo el fin de semana, a rebosar.