Salvo sorpresa de última hora que haberla podría, que diría el maestro Jedi, se abre una magnífica oportunidad para ensayar sobre el gran escenario de la democracia una revolución insólita, inventada en la ficción por José Saramago, en su inquietante, como todas su obras, Ensayo sobre la lucidez: no acudir a votar si hay segunda vuelta. No es muy correcto, lo sé, pero por eso mismo, por inesperado, por sorpresivo, por descolocador, porque ¿no sería eso lo que se merecería una clase política-siempre ha habido clases, oiga-que ha sido incapaz de hacer un proyecto de legislatura, iniciarla y gestionarla de la forma que hubiera sido, amén de otras lecturas y análisis de datos y porcentajes?
Si somos todos tan estupendos, como demócratas, no hubiéramos tenido más remedio que envainar el colgajo y esperar a ver. Así hubiera sido la gran coalición tripartita; la otra versión reducida bipartita… o la de la otra parte contratante, la gran alianza caleidoscópica… ambas con su cuota de recién emergidos bien sumadita y coaligada, ciudadana y podemáticamente, según la orilla. Insisto, la que fuera: cualquier fórmula, aritmética democrática al canto, hubiera valido, al menos a este humilde elector. Aprovechando este estado de enajenación mental ¿transitorio? que sopla tramontana hay sumas estrambóticas, inverosímiles pero las hay… excepto una: no hay adición que valga capaz de descabalgar a los vetustos PP-PSOE que suman ellos solitos una absoluta mayoría absolutista, más delgada que ayer pero igual de robusta, a pesar del centenar de emergentes que ha traído la soleada holganza de la corrupción.
Cualquiera de las opciones posibles, en cualquier caso, será preferible a la repetición de las elecciones por más democrático que pudiera parecer. Hay una señal inequívocamente perversa oculta en la convocatoria de elecciones: es como si la clase política reprochara al pueblo, ah, el pueblo, el embrollo en el que la ha metido y le devolviera la pelota al cuerpo electoral, y que resuelva él, nosotros, no ellos, el sudoku decembrino.
No solo demuestra la clase política y su nueva cohorte de desclasados, su incapacidad para acordar algo tan serio como gestionar y dirigir un país, no sólo demuestra que el interés general se vislumbra en lontananza sobre un mar de cabezas de pequeños intereses personales y de partido, sino que descubre su nula destreza y su falta de voluntad. Y cobardía por no tener las agallas necesarias para tirar para un sitio o para otro, que si fuera nefasto o no para España ya lo veríamos. Al menos sería una experiencia interesante asistir al amancebamiento de socialdemócratas y liberales como el final del cainismo secular, o a una nueva época bajo un gobierno de las viejas-nuevas izquierdas y más allá al estilo Grecia, o más acá (Portugal). La suerte de la criatura sería tan visible que no duraría un cuatrienio o se perpetuaría… o una vez madurados todos a la luz de las velas, los hoy emergentes acuñarían ya emergidos y solidificados el nuevo bipartidismo de los nuevos tiempos, relegados PP y PSOE a la correspondiente estantería de la Historia. Un neobipartidismo que pugnaría por la mayoría absoluta que es lo que quiere y con la que sueña cualquier partido, cualquiera, como la forma más plancentera de ejercer el poder: con mucha autoridad pero con mucha legitimidad. Sólo los excluidos del gran banquete del erario público reniegan del absolutismo democrátrico. Pero volvamos a lo que nos ocupa. Que se repitan las elecciones sería un fiasco de tal magnitud que no valdría la pena volver a intentarlo, porque es como si nos echaran en cara que nos hemos equivocado y que se lo pongamos más fácil a quienes si se lo resolvemos vivirán y muy bien a nuestra costa por más detalles de desprendimiento suave con que nos seduzcan los nuevos desprendidos.
Si hubiera segunda vuelta para que la gente rectifique el tiro, lo menos que se merecen nuestros incompetentes, egoístas, acomplejados, cortoplacistas electos-que cada cual se aplique el porcentaje- sería una sonora pedorreta, en plan masiva abstención o voto en blanco masivo, intensivo y extensivo, como en la extraña novela de Saramago. Les dimos un acertijo pues que empiecen a ganarse el sueldo, que sean valientes y que tiren por donde quieran que ya si eso ya nos arreglamos nosotros
PD.- Lo de Cataluña que sigue siendo un enigma pero igualmente determinante para la resolución del enigma estatal se ha convertido, sin embargo, en un trampantojo esencial como en un sustancial trampantojo ha devenido o está a punto de devenir si hay segundas nupcias urnales, el enigma nacional. Nada es lo que parece. Una merienda de negros, pues que sean blancos. Los votos.
Manuel Valero
Una cosa Más
Nunca segundas nupcias fueron buenas…sobre todo para el que palmando, las propició.
Lo mejor sería que hubiera segunda vuelta y que, efectivamente, la gente rectificara el tiro.
Como mínimo, no votando a los mismos políticos que han sido incapaces de formar un Parlamento válido con lo definido por los ciudadanos con sus votos. O que no han querido.
Y votando a otros. Gente nueva. A ver si lo hacen diferente.
Que un voto en blanco masivo, para rechazar el Sistema poĺítico por no ser democrático, sería mejor, claro. Pero es mucho pedir, por desgracia.
Estamos maniatados, y la poca capacidad de maniobra que tenemos no la utilizamos. Tenemos lo que nos merecemos.
Llevamos décadas con gobiernos de izquierda que siempre han ido de adalides del progresismo.
La izquierda se cree la reserva espiritual de occidente y va contra los tiempos. En los grandes países de nuestro entorno se hacen grandes coaliciones de gobierno que redundan en estabilidad política y económica para sus países, y aquí la verdadera cara de la izquierda consiste en echar a la derecha con la mirada puesta en el 36.
Así que me río de la democracia y del progresismo en España, pues se reduce en sumar para echar a la derecha y en repartir condones en vez de empleos entre los jóvenes.
PP y PSOE se merecían la enorme pérdida de votos de estas últimas elecciones. Sin embargo ahora, toca impulsar el país para su salida de la crisis reduciendo esa insolente tasa de desempleo.
Obviamente todo no puede volver a ser igual en materia de corrupción e inmovilismo constitucional, hay que reformar la constitución en los aspectos de estructura territorial y poco más, sin necesidad de disolver las Cortes porque deben tocarse aspectos no esenciales del texto constitucional (hay que centralizar competencias transferidas a las Comunidades Autónomas para que la igualdad entre los españoles sea efectiva).
Las dos primeras lineas lineas que escribes ya son mentira y gorda, ¿cuando ha gobernado la izquierda en España?
Y antes de contestar, te lo digo claro a ver si te entra en la moyera:
«PSOE y PP, la misma mierda es»
La izquierda en España ha gobernado en España y por eso me dices…antes de contestar…con una falacia…como que PSOE y PP la misma mierda es.
La izquierda española hizo la Ley de Memoria Histórica (PSOE), la izquierda española hizo una ley del aborto (PSOE), una ley del matrimonio homosexual (PSOE), una retirada de Irak (PSOE), y la izquierda española con González hizo el régimen andaluz, un régimen de transferencias de educación y sanidad a las Comunidades Autónomas, sostuvo con los presupuestos a sindicatos que no salían a la calle si gobernaba el PSOE (salvo excepciones) etc.
Que esa no es tu izquierda!! Haber empezado por ahí, por afirmar que tu izquierda es la radical.
Para ti, la IZQUIERDA VERDADERA es IZQUIERDA RADICAL.
Que cómodos estabais los fascistas con un partido FALSO como el PSOE engañando al electorado de izquierdas, normal que ahora clames por una alianza PP-PSOE. Pero tu tranquilo, que ahora la SOCIALDEMOCRACIA (no izquierda radical como tu la difamas) tambien clama por esa alianza y que se quiten la careta y sea el peincipio del fin del PSOE. A ver quien le baila el agua al PP ahora (ciudadanos, si rascan algun voto, porque todos volveran al pp jaja)