La hora de la responsabilidad

Francisco Javier Díaz Revorio. Catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Castilla-La Mancha. Consejero del Consejo Consultivo de Castilla-La Mancha.- Los resultados de las elecciones generales del 20 de diciembre ponen de relieve, en primer lugar, que nuestro sistema de partidos ha cambiado desde un bipartidismo bastante imperfecto y limitado, que es lo que teníamos, a un pluripartidismo.
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Pero desde el punto de vista de la gobernabilidad, la situación es mucho más difícil de lo que cabía imaginar, pues diversas encuestas aventuraban la posibilidad de que la eventual suma de dos partidos alcanzase la mayoría absoluta, pero esa situación no se ha dado, de manera que todas las combinaciones posibles de dos, excepto la suma PP+PSOE, se quedan lejos de esa cifra de 176 que aseguraría la gobernabilidad.

Por lo demás, durante la campaña los distintos candidatos han reiterado qué tipo de combinaciones excluían, o qué tipo de apoyos no estarían dispuestos a prestar. Pero la situación es tal que nos puede parecer que, si todos cumplen en este terreno lo que han prometido, no habría posible gobierno y volveríamos a unas elecciones dentro de poco más de tres meses.

Por eso creo que ha llegado la hora de analizar la situación desde otro punto de vista. El momento de romper las dialécticas habituales de izquierda-derecha, vieja-nueva política, partidos tradicionales-partidos emergentes, y valorar la situación con responsabilidad, anteponiendo en todo caso los intereses generales de España. Desde esta perspectiva, la diferencia más notable sería entre constitucionalistas partidarios de la unidad de España, por un lado, y los demás. No me refiero a “constitucionalistas” como quienes niegan la posibilidad de reformar la Constitución (eso no lo hace ya nadie), sino a quienes sostienen que cualquier reforma debe, en primer lugar, seguir escrupulosamente los procedimientos establecidos, y en segundo lugar, debe respetar los principios y valores fundamentales de la Constitución, como la democracia, los derechos, la separación de poderes, la unidad de España y la monarquía parlamentaria. Si analizamos la cuestión desde esta perspectiva, la aritmética demandaría un pacto entre PP, PSOE y Ciudadanos.

Enseguida dirán algunos que eso es imposible o inviable, o comenzarán a discutir sobre quién debería liderar un gobierno con tales apoyos. Si pensamos en el interés general, esto último sería secundario, pero si tuviera que pronunciarme, creo que la opción más aceptable por todos sería que lo presida el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, como partido ideológicamente intermedio entre PP y PSOE. Esta propuesta exige desde luego importantes sacrificios y renuncias, sobre todo a PP y PSOE. Al primero, porque debería renunciar a presidir el Gobierno a pesar de haber ganado las elecciones en votos y escaños; y el segundo, porque le haría descartar la opción (no por remota y arriesgada, menos posible) de liderar él mismo un gobierno de izquierdas e independentistas. Pero también tendría sus ventajas para ellos: para el PP se antoja como la única posibilidad de participar en el próximo Gobierno; para el PSOE, es también la única opción razonable de participar en el Gobierno sin entregarse a las exigencias independentistas, ni ser inmediatamente fagocitado e instrumentalizado por Podemos. Sin incumplir por ello su promesa de no apoyar una investidura de Rajoy o un pacto directo y exclusivo con el PP. Para C´s, supondría pasar de una posible irrelevancia a ser el pilar del Gobierno, algo ganado como única opción de “engrasar” las siempre chirriantes relaciones entre PP y PSOE. Pero más importante que todo lo anterior es que esa opción sería buena para España. Si lo vemos con frialdad, las muy notables diferencias en muchos temas entre PP, C´s y PSOE son en este momento menos relevantes que lo que les une. Además, esta sería la oportunidad de abrir los grandes pactos de Estado que algunos venimos reclamando hace años en los temas medulares, como por ejemplo educación, garantías sociales mínimas, sistema electoral y, desde luego, la propia Constitución. No olvidemos que esta requiere mayorías cualificadas para su reforma, que no pueden alcanzarse sin un pacto de este tipo, sobre todo si consideramos que el PP, además de ser la fuerza más numerosa en el Congreso, tiene mayoría absoluta en el Senado. De manera que cualquier pacto que deje fuera al PP correría el riesgo de frustrar una de las principales propuestas que han hecho tanto PSIOE como C´s (y también podemos, que desde luego de ese proceso no debería quedar excluido), como es precisamente la reforma constitucional. Pero el PP no debería intentar una investidura de Rajoy si sabe que esta será rechazada tanto en primera como en segunda votación.

En suma: sé que hay muchas dificultades, pero no son insalvables. Un pacto PP-PSOE-Ciudadanos es posible, es bueno para España, y la aritmética lo ha convertido en la más razonable de las opciones.

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7 COMENTARIOS

  1. Estoy totalmente de acuerdo con usted, yo también lo había pensado. Y lo aprobaría.

    Y para ello, hay que «decapitar» a Rajoy, para que Pedro Sánchez se excuse ante su electorado, y Rivera debe ser presidente, para que arbitre ante los dos partidos de verdadero poder (PP y PSOE).

    Si hay que reformar la Constitución, nadie dudaría de la legitimidad democrática y solidez de quienes adoptaran en este caso su iniciativa, y lo mismo, de la racionalidad de los debates en los textos a reformar.

    Seguiría habiendo un problema, la adhesión de los nacionalistas y probablemente de la extrema izquierda, que podría dejar tocada el necesario consenso para la reforma, pero en términos absolutos el número de votos, si se adhiriera IU (que podría recuperar protagonismo), éste consenso para una reforma no esencial sería más que suficiente, y aunque hubiese un referendum, este se superaría sin problemas.

    Hay que tocar el Título VIII, y para ello los barones regionales deben ser generosos. Hay que re-centralizar competencias y revisar el sistema de financiación.

    Para una reforma esencial de la Constitución, el mosaico parlamentario no sería el apropiado, y sería la vía por otra parte de Podemos, y hay que ser realistas. El contexto no está para abrir todo el melón. Ya lo dice el sabio: En tiempos de desolación no hacer mudanza. El desafío catalán no lo hacen ni mucho menos conveniente.

    ES PURO ESTADISMO POLITICO, no hay que olvidar que Valls pidió el voto para Sarkozy contra el Frente Nacional en segunda vuelta.

    FELICIDADES al autor, es usted un profesor valioso y siento no haber sido alumno suyo. Yo lo fuí de Eduardo Espín.

  2. Si hubiese un gobierno de transición para reformar la Constitución (en sus aspectos no esenciales, territoriales) fruto de una COALICIÓN ENTRE PP (sin Rajoy), PSOE (sin que Sánchez sea presidente) y CIUDADANOS (porque Rivera lo sea y porque sí que han cambiado las cosas). Y con la participación de IZQUIERDA UNIDA.

    Si hubiese otra de PODEMOS, NACIONALISTAS y PSOE con la misma finalidad…

    QUIEN CREERIAMOS QUE TENDRIA EL APOYO MAYORITARIO DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA???

    Entonces además añadiría, el número de diputados asignado a las provincias nacionalistas es un escándalo y está sobre-dimensionado, y además ha beneficiado claramente a PODEMOS, que ha sobrevalorado su fuerza.

    A Pedro Sánchez le perdió su carácter con Rajoy y con Pablo Iglesias, pero a Pablo Iglesias le pierde su soberbia y por eso ya no tiene 920000 votos de IU, que no dejará de tener la ocasión de vengarse de Podemos, si le sirven en bandeja, negociar una reforma constitucional con la exclusión del coletas.

    SI ALGO UNE A PP-PSOE-IU Y CIUDADANOS ES EL ODIO AL COLETAS…así que, ala!!! a darle rienda suelta.

    En España somos muchos más los que tenemos manía al coletas que al oponente.

  3. La Reforma Constitucional es la razón más poderosa de formar un gobierno pero sólo de transición que salvaguardaría la estabilidad financiera del Estado, dando el protagonismo y el poder de iniciativa y fijación de textos, a quienes sí garantizan la ESTABILIDAD del país, y la racionalidad en los cambios que exige la sociedad española.

    Para qué repartirse una cartera ministerial, si lo que se pueden repartir es el mayor poder atribuido, el de fijar textos en la Constitución.

    Y para ello, bienvenida a Izquierda Unida. Emergente sólo Ciudadanos…

    Lo siento Pablito, la soberbia de nuevo te perdió, y te has tirado al monte, y esos, no participan.

  4. ¿Es usted miembro del Consejo Consultivo de CLM? Y lo dice usted tan orgullosamente.
    *MODERADO* ¿CUÁNDO VA A DESAPARECER EL CONSEJO CONSULTIVO Y CUÁNTO NOS CUESTA MANTENER *MODERADO*?

  5. Sr Díaz Revoiro, nuestro sistema de partidos NO ha cambiado desde un bipartidismo bastante imperfecto y limitado a un pluripartidismo. Lo hemos cambiado los ciudadanos responsables que no queremos más chusma en el Congreso y el Senado, ni la aparición de una especie fascismo cutre encubierto en salvapatrias con necesidad de subirse la dosis de Rohipnol.

    Podrá parecerle solo una cuestión gramatical pero, con la ley electoral por medio, los medios manipulados y otras sinvergozonerías yo creo que es importante el detalle ¿No cree? Sobre todo ahora que TODO se va a medir con lupa.

    Dice Vd, con acierto que en el «pactómetro» hay que velar por los intereses generales de España, pero no de los españoles. Oro punto importante, porque la mayoría del desprecio de los españoles de banderita en el reloj es contra el resto de españoles de Euskadi y Catalunya, amén de los que creemos que la solución a esto es hacer el puñetero referéndum de una vez y olvidarnos del tema, como se hizo con Escocia. Eso Vd no lo menciona, puesto que sus intereses se confunden con los del «sistema».

    Por supuesto, tampoco menciona que es una responsabilidad de los nuevos partidos reformar la Constitución, que ha ido muy bien para tenerlo todo «atado y bien atado» desde 1978. Y abrir el melón ahora le puede hacer pupa a muchas cosas que hemos tenido «sin necesidad» en los altares: por ejemplo la monarquía.

    Yo, al contrario que usted, no creo que PSOE y PP sean capaces de hacerlo. Porque tampoco creo que palestinos e israelíes lleguen nunca a ningún acuerdo. Es lo mismo. Exactamente lo mismo. Por eso creo, al igual que el PP, que lo mejor es volver a votar y si la izquierda ha tomado nota, no volverán a ser tan capullos de quedarse en casa como si la cosa no fuera con ellos y seguir jugando a ver quién de ellos lleva razón. Porque el PP nos ha vuelto a dar lecciones de obediencia absoluta. Su gente ha ido a votarles a pesar de la Gürtel, la Púnica, de la Serna y Arístegui, la reforma laboral, los recortes y el apoyo indecente a la banca. Definitivamente, la izquierda española está de lo suyo.

    Para finalizar, al contrario que usted, espero no ver JAMÁS un pacto PSOE-PP-Ciudadanos, porque sería darle patente de corso al «sistema», es lo que nos faltaba a todos los 15M. Lo que nos faltaba.

    Piénselo.

    • Tu problema Hobbes es que piensas que las opiniones valen lo mismo que los votos.

      Un catedratico de Derecho Politico tiene que saber mucha Historia, Ciencia Politica y Derecho y ha invertido muchas horas de estudio, clases y lectura para que se le pueda replicar con una mera opinion politica.

      Como minimo hay que haber estudiado algo. Nunca te he preguntado cuales son tus estudios.

      Los votos podran valer lo mismo, las opiniones no.

      La inestabilidad es el mayor problema del constitucionalismo y si se reforma la Constitucion solo deberian hacerlo partidos que no propicien un proceso revolucionario. La Historia demuestra que eso es algo nefasto. La Constitu

  6. Excluir de un proceso de reforma de la parte no esencial de la Constitucion (ni afecta a la unidad politica ni a la forma politica) a Podemos, no solo es acertado sino que tendria numerica y democratica legitimacion.

    Seamos serios, ni el electorado de Podemos ni de los nacionalistas puede forzar a una mayoria de españoles, la ruptura (que no la reforma que si se ha de resolver) del mejor sistema de convivencia conseguido tras dos siglos de convulsiones politicas.

    Solo porque Podemos quiera tomar el poder y el nacionalismo cleptocratico quiera quedar impune.

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