Eusebio Gª del Castillo Jerez.–Con motivo del 20 aniversario del poeta ciudadrealeño Ángel Crespo (Ciudad Real, 18 de julio de 1926 – Barcelona, 12 de diciembre de 1995), Ganemos Ciudad Real propondrá al pleno del Ayuntamiento que la antigua Casa de la Cultura o alguna biblioteca municipal lleven el nombre del poeta ciudadrealeño. Al menos, reclaman, que le sea concedida una calle en su honor. Además, solicitarán se instale una placa en el lugar donde se hallaba su casa natal y sugerirá a la Concejalía de Cultura la organización del Concurso Nacional de Poesía Ángel Crespo.
Este año 2015 se cumplen 20 años de la muerte del poeta ciudadrealeño, efeméride por la que se han celebrado varios actos de recuerdo y homenaje en diversas ciudades españolas y europeas con las que Ángel Crespo tuvo una especial relación durante su vida. Según esta formación, Ciudad Real «no puede sino enorgullecerse de haber contribuido a los actos de homenaje de uno de sus más ilustres y reconocidos paisanos». El aspecto cultural, según Francisco Trillo, miembro de la mesa de coordinación de Ganemos, siempre se ha descuidado en Ciudad Real. «La cultura en Ciudad Real brilla por su ausencia». Ha destacado que Crespo fue un poeta reconocido a nivel internacional y no se explica cómo, veinte años después de su muerte, no se les otorgue el reconocimiento que merece, especialmente en su ciudad natal.
En principio, Ganemos había propuesto la Biblioteca Pública del Estado, situada junto al Parque de Gasset, como inmueble de carácter cultural al que denominar Ángel Crespo, pero ya está dedicado, en concreto a Isabel Pérez Varela, por lo que proponen la antigua Casa de la Cultura o alguna biblioteca municipal. En caso de que el pleno rechazara esta iniciativa, Ganemos solicita que, al menos, le sea concedida una calle en su honor.
Por otro lado, Ganemos sugiere la colocación de una placa en su memoria en el lugar donde se hallaba su casa natal, sita en la calle Ciruela, actual número 5. Por último, insta a la Concejalía de Cultura de Ciudad Real para que estudie la posibilidad de organizar un premio anual denominado “Premio Nacional de Poesía Angel Crespo” en honor a este poeta ciudadrealeño.
Biografía incluida en la moción
Aunque no es fácil resumir en unas pocas líneas una labor cultural tan amplia y diversa como la suya, se puede afirmar que Crespo fue fundamentalmente poeta, “Toda mi vida ha sido una lucha ininterrumpida por la dedicación total a la poesía”, leemos en una entrada de sus diarios[1] del año 1979.
Hoy en día, existe un consenso crítico a la hora de valorar su obra poética como una de las significativas de la literatura española de la segunda mitad del siglo XX y en torno a esta actividad poética desarrollará sus otras facetas: una intensísima y exitosa carrera como traductor por la que obtiene reconocimiento y prestigio internacional, así como una importante labor como crítico literario con aportaciones decisivas en la difusión y recepción de las literaturas brasileña, portuguesa e italiana en nuestro país y un destacado papel como crítico de arte contemporáneo.
Licenciado en derecho, Maestro Nacional de Magisterio, Doctor en Filosofía y Artes Liberales por la Universidad de Upsala (Suecia), fue Catedrático de Literatura Comparada de la Universidad de Mayagüez de Puerto Rico (1967-1988) y Profesor emérito de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona (1990-95), además de profesor invitado en las universidades de Venecia, Leiden y Seattle.
Su extensa obra poética se encuentra entre las más destacadas de la nómina de autores de la llamada generación del 50. Traducida al francés, italiano, portugués, griego e inglés, ha sido publicada en las más prestigiosas colecciones de poesía de nuestro país y aparece recogida en las principales antologías de poesía española contemporánea. De entre los muchos títulos de su amplia bibliografía destacamos aquí una serie de antologías que abarcan las diferentes etapas de su trayectoria y en las que se concentra lo más significativo de su producción. En medio del camino (1949-1970), Seix Barral, 1970; El bosque transparente (1974-1981), Seix Barral, 1981; El ave en su aire (1975-1984), Plaza & Janés, 1985; Antología poética (1949-1995), Cátedra, 2009.
Traductor del portugués, del francés y del italiano, Ángel Crespo fue dos veces Premio Nacional de Traducción, en 1984 por su versión del Cancionero de Petrarca y por el conjunto de sus traducciones en 1994, entre sus muchas obras de traducción sobresalen su versión en tercetos rimados de la Divina Comedia de Dante, la antología poética de Fernando Pessoa El poeta es un fingidor y El Libro del desasosiego del mismo autor, (dos obras fundamentales en la recepción, fama y difusión del poeta portugués en nuestro país) el Cantar de Roldan de Toruldo, El oficio de vivir de Cesare Pavese, Memorias de España de Giaccomo Casanova, Gran Serton:Veredas de Guimarães Rosa, El Placer de Gabriele D´Annuntio, además de un sinfín de poetas portugueses, brasileños, italianos, catalanes y franceses.
Su obra crítica se centra en el ámbito románico y, desde una perspectiva comparatista, cuenta con importantes trabajos sobre la poesía concreta brasileña publicados en la Revista de Cultura Brasileña que dirigió entre los años 64-68, el Duque de Rivas, la poesía de Juan Ramón Jiménez, la figura y la obra de Fernando Pessoa, la poesía italiana contemporánea, la obra de Dante además de un gran número de trabajos críticos sobre poetas españoles, portugueses, italianos y franceses, así como de sobre las literaturas en lenguas minoritarias como la fabla aragonesa o el retorromano de los Grisones suizos. Parte de sus artículos y ensayos se encuentran recogidos en los volúmenes Poesía, invención y metafísica, Universidad de Mayagüez, 1970, Las cenizas de la flor, Júcar, 1987, Por los siglos, Pre-Textos, 1999, El poeta y su invención, Círculo de lectores, 2006.
La actividad como crítico de arte se inicia ya en su época de estudiante en Madrid en los años 40 pero será durante la década de los 60 cuando se haga más intensa. Fue director de la sala de exposiciones de la Galería Abril de Madrid, así como de la del Circulo de Bellas Artes. Fue integrante del equipo de la revista Artes y Fundador de la revista Forma Nueva. Ya en Puerto Rico dirige la Sala de Arte de su universidad y la Revista de Artes / The Art Review. Entre sus trabajos se encuentran aproximaciones a las obras de Antonio Saura, José María iglesias, el grupo El Paso, Jorge Oteiza, Lucio Fontana, Frank Stella o Roy Lichtenstein.
Además de los mencionados premios de traducción, Ángel Crespo ha sido objetos de importantes reconocimientos internacionales: el Ministerio de Exterior italiano le concedió el premio de los editores y libreros italianos por su traducción de la Commedia de Dante, en 1980 se le concedió la Medalla de Oro de la ciudad de Florencia y la Medalla de Plata de la Universidad de Venecia en 1985, el gobierno portugués le condecoró en Lisboa con la Ordem do infante Dom Enrique por sus trabajos sobre poesía portuguesa en 1989, ese mismo año se le concede el Premio de Poesía Ciutat de Barcelona, en 1990 recibe en Lisboa la Medalha de Mérito Cultural y en Piombino (Italia) el premio Carlo Betocchi, en 1991 recibe en Venecia las Llaves de la ciudad por sus poemas sobre ésta, en 1994 recibe el Premio Internacionale Eugenio Montale de Poesía y es nombrado “Veneciano del año”, ese mismo año el gobierno de Brasil le concede la Orden do Sul.
Desde su muerte hasta ahora, su memoria no ha dejado de ser rehabilitada. Se han publicado, y se siguen publicando, libros suyos, bien de poesía ensayo o traducciones en la principales editoriales españolas: de la colección de Letras hispánicas de Cátedra a la Biblioteca Breve de Seix-Barral pasando por las colecciones de Galaxia Gutenberg o la editorial Hiperión. En 1998 se crea en Barcelona el Premio de Traducción Ángel Crespo, el año 1999 tienen lugar en Florencia unas Jornadas de Estudio organizadas por el Departamento de Lengua y Literatura Neolatinas del Universidad de Florencia; el año 2002 la revista Ínsula le dedica un número monográfico, el año 2004 la editorial valenciana Pre-textos publica la tesis doctoral de Jordi Ardanuy sobre la poesía de Crespo que merecerá el premio Gerardo Diego de ensayo; el año 2005 tiene lugar la exposición.
“Ángel Crespo, con el tiempo contra el tiempo”, inaugurada en la sala Juana Mordó del Círculo de Bellas Artes que será exhibida, en Lisboa, Barcelona, Roma o Toledo, ese mismo año la revista Quimera le dedica un número monográfico. El año 2007 se inaugura en Brasilia la Biblioteca del Instituto Cervantes de esta ciudad que recibe el nombre “Ángel Crespo”; el año 2009 la revista Turia de Teruel le dedica un número monográfico; igualmente el pasado 2013 la revista Campo de Agramante de la Fundación Caballero Bonald publica un amplio dossier sobre el poeta.
Entre las muchas actividades programadas este año con motivo del 20 aniversario de su muerte, resultan especialmente significativas, el homenaje organizado en Barcelona por La Asociación Colegial de Escritores de Cataluña al que asistieron entre otros José Corredor Mateos, Jaume Pont, Àlex Susanna o Fransec Parcerisas; del mismo modo, en Madrid durante el mes de abril tuvo lugar una lectura pública de sus poemas en la Casa del Lector en la que intervinieron, entre otros, César Antonio Molina, Antonio Gamoneda, Olvido García Valdés, Clara Janés y Jordi Doce. Durante el mes de junio, la localidad turolense de Calaceite, donde el poeta está enterrado, acogió a una serie de poetas de varias generaciones que hicieron una emotiva ofrenda floral ante su sepultura y entre los que se encontraban José Corredor Mateos, Juan Antonio Masoliver Ródenas, Jaume Pont, Miguel Losada, Antón Castro, Jordi Doce, César Antonio Molina, Ángel Guinda o Ester Ramón. Así mismo, durante los días 22 y 23 de octubre tuvo lugar un encuentro en la Casa Fernando Pessoa de Lisboa en el que participaran destacados poetas e intelectuales portugueses como Maria Teresa Rita Lopes, Eduardo Lourenço, Arnaldo Saraiva, Casimiro de Brito. Junto con esta actividad se inauguró una exposición sobre la relación de Crespo con los poetas portugueses en el Instituto Cervantes de Lisboa.
Pese a su fama internacional, a su reconocido prestigio a su altura intelectual y artística, a día de hoy, no existe aún en su ciudad natal ningún recuerdo ni homenaje perenne que evoque su figura.
Ángel Crespo no era ajeno a la actitud poco esforzada frente a la cultura de los responsables políticos de su ciudad y no debe extrañarnos que, en un ya lejano 1970, le dedicase a sus paisanos unos versos tan tristemente desesperanzados y premonitorios como estos:
CIUDAD NATAL
Una ciudad así para nacer
provincialmente.
Nadie
contemplará las rosas,
quemadas del enero,
en el Prado.
Y habiendo
bebido tantos climas,
no las confundiré: rosas que sólo
desprecio son –y frío.
[1] Ángel Crespo, Los trabajos de espíritu, p. 389, Seix Barral, Barcelona,1999.
Según Francisco Trillo, “La cultura en Ciudad Real brilla por su ausencia”.
Para los que formamos parte de algún colectivo cultural, como es mi caso, consideramos un insulto dicha afirmación. Denota su total falta de conocimiento en cuanto al movimiento cultural en Ciudad Real. No es de extrañar puesto que en pocos eventos culturales le he visto.
Apoyo la moción… y la de recuperar de alguna manera la figura inmensa de Félix Mejía y otros grandes escritores marginados por la incultura y un tradicionalismo trasnochado que prefiere las gachas y la Hermandad de cabezones a la inteligencia y a la universalidad.
Hay una calle Ángel Crespo en Alcolea ¿La hay en Ciudad Real? Pregunto.
No. Él nació en Ciudad Real, pero su familia era de Alcolea.
Pues es una pena, porque en Ciudad Real tenemos calles tan representativas de la cultura culiparda como Brezo, Adelfa, Arándano, Hierbabuena, Romero (Bueno, esa que se quede como recuerdo a la insigne alcaldesa…que Dios guarde en su gloria) etc etc.
No pasaría nada por tener una calle Ángel Crespo (al menos alguien se preguntará quién era (yo lo hice con la calle Juan Hasten -un día que pasaba con la bici- y prometo que no dolió nada, nada. Además, averigüé quién pasó el rodillo por el retablo de la Catedral junto a su compa el paleta Giraldo de Merlo…lo que son las cosas) y, hasta podría leer algo suyo…mmmmm). Total, se le han dedicado calles a médicos que tampoco fueron la leche, y ahí ya no quiero poner nombres por respeto a sus familias.
La sensación que me queda es que, como fue un poeta con un compromiso social importante, haya sido interpretado por la «Estantigua oficial» como un puto rojo al que mejor no hacer caso.
Y digo yo, vaya una calle a Paco Clavel, a Pedro Almodóvar, a Manuel Piña. A gente que ha sido algo en la cultura, la subcultura o la contracultura y que son de nuestra provincia. Tampoco pasaría nada. Yo prefiero vivir en la calle Pedro Almodóvar que en la calle Arándano…o en la del mismísimo Josele, cantante de Los Enemigos. Pero ¿Arándano? Amos, no me jodas!
Y, a propósito: Don Quijote enloqueció por leer demasiados libros; pero los manchegos leen tan pocos que les ha bastado solo leer uno, Don Quijote, para andar alelados con su imaginería (con su letrería no: eso les provocaría hinchazón de cabeza). Habiendo obras como la manchega Celestina de Fernando de Rojas, el Libro de Buen Amor o Los enredos de un lugar… Y figuras como Francisco Nieva o Francisco García Pavón, entre las recientes. Cualquiera sabe bien cómo empieza Don Quijote («Desocupado lector…» y poemas preliminares) pero pocos saben cómo termina. Sintomático de la cultura de charanga, pandereta y zombi que es propia de los políticos de mierda.
Y para zombis la Santa Compaña, que en Castilla se llamó Estantigua. Eso sí son zombis y no los de los americonados.
Pues yo tengo que agradecer a don Ángel Romera el haber conocido a su tocayo Crespo. No leo poesía, para qué mentir. Tampoco creo tener la sensibilidad para apreciarla como es debido.
Desde que el profesor Romera me lo presentó, me ha acompañado como una sombra. Primero averigüé que Crespo tenía familia en Fernán Caballero, de donde procede un ramal de mi sangre. Su tío, Pascual Crespo, fue galeno en esa plaza, además de forzado testigo de un pasaje negro de nuestra más próxima Guerra Civil.
Luego, el profesor Romera lo ha mentado en sus comentarios con casi cualquier excusa, lo que denota su respeto y admiración a Crespo.
Ayer, escuchando Radio Clásica, fue la penúltima vez que escuché el nombre de Ángel Crespo. En «La hora azul», la banda sonora de mis labores de ayer, se homenajeaba a nuestro paisano. Su viuda, Pilar Gómez Bedate, fue invitada para glosar figura y obra, y Javier Lostalé leyó sus poemas; y todo entreverado con la música que más hubiera plácido al homenajeado, según contaron.
Creo que existe una especie de conspiración para que lea a don Ángel Crespo. Mientras me decido, justo es agradecer a otro Ángel el haber conocido a tan ilustre parroquiano.
Gracias, profesor Romera.
Sustitúyase «plácido» por «placido». Es lo que tiene los correctores androides.
Y yo me sumo a la petición de conmemorar y honrar a este ilustre paisano, nacido frente a mi casa, y que siempre se sintió vinculado a su tierra natal, a la que dedicó una parte de su obra.
Por lo poco que he leído de él (mi profesor de literatura nos lo recitaba), me gusta su poesía y era un buen poeta. Además, fue un tipo de gran prestigio internacional en el mundo académico.
También he visitado la tumba de Antonio Machado, y no soy rojo. Y qué coño importa si ambos lo eran.
El mérito es el mérito.
¡Pos claro que sí! Que le pongan el nombre de nuestro ilustre paisano a la Casa de la Cultura. Aunque la idea haya sido de estos rojeras.
Jajajaja. Me parto contigo Censor. Pero si, absolutamente de acuerdo en honrar a los ilustres, los ilustrados y los iluminados por la diosa Cultura.
Menos mal que los de Ganemos están al loro de las necesidades de la ciudad…
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