José Antonio Casado.- Dice Michael Ignatief en “Fuego y cenizas” que el buen político debe mantener el control de su propia historia, porque si sus adversarios le definen y lo logran lo habrían vencido. El expresidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, que es historiador y político, lo sabe y, acaso por eso, trata de controlar el relato de su historia a cualquier precio.
Después de cuatro años de silencio calculado ha concedido una entrevista cuya mayor novedad es que tiene que mantenerse en el candelero porque en los tiempos venideros – tiempos de pactos- va a ser necesaria su experiencia. Y ha publicado un artículo sobre el hospital que ha cosechado reacciones poco amables. Para que la historia que quiere contar sea creíble debe integrar sus apuestas políticas y su historia personal en un discurso convincente. Parece que no lo logra. Repite lo que decía hace cuatro años, como si el tiempo no hubiera pasado y no hubiera dejado al descubierto sus méritos y deméritos.
El 23 de junio de 1995, Barreda pronunció un discurso en las Cortes Regionales en el que habló de la tolerancia concebida como capacidad para llegar a un entendimiento y también como predisposición para “sabernos escuchar” superando la negación sistemática de “las razones del otro, sencillamente por el hecho de ser otro”. Dijo que “aceptar ese principio y suponer la buena voluntad al adversario y reconocer su lealtad, es el camino necesario para superar el maniqueísmo y la crispación paralizadora y estéril”.
Antes de decir eso, Barrera había hablado de la “relación fiduciaria” entre los diputados y los ciudadanos y, a continuación, había tejido todo un alegato sobre el alejamiento que ha existido entre la sociedad y los políticos, “quienes nos dedicamos a la política nos hemos comportado como castas al margen del conjunto de la sociedad, más pendientes del resto de los políticos que del resto de los ciudadanos”.
Aunque hizo propósito de enmienda, Barreda no analizó las causas profundas de esa situación. Y ya se sabe, los bellos gestos y los buenos deseos no sirven para nada mientras la realidad continúe siendo lo que es. El sistema de listas cerradas y bloqueadas que deja a los aparatos de los partidos la elección de los candidatos a diputados y senadores le ha garantizado un puesto en los próximos comicios.
Los electores, que no tienen la posibilidad de mezclar nombres de dos listas, tanto menos pueden tachar o establecer preferencias dentro de la misma. Si, como decía Barreda en el 95, los políticos se han comportado como “castas al margen del conjunto de la sociedad”, la razón hay que buscarla en la endogamia que han practicado y en la idea de que para estar en política hay que ser profesionales y eso, dicen, cuesta mucho rodaje. ( Rajoy habla de “experiencia y bagaje”, que es lo mismo).
Ha pasado el tiempo y las cosas siguen igual. El que fuera presidente de las Cortes, experto en vértebras nada orteguianas –la universidad vertebra la región y el Tajo y el partido socialista y cualquier otra cosa que se cruce por el camino- llegó a la presidencia de la Junta de Comunidades y cuando terminó su mandato no se dignó, en los cuatro años siguientes, dar un explicación medianamente seria sobre las facturas pendientes.
El que fuera presidente de las Cortes, que llegó a la presidencia de la Junta pilotando “aceleradores históricos” más trucados que los motores de la Volkswagen equipados con artilugios que no permiten percibir la contaminación que generan, al grito de “no somos monaguillos” miró para otro lado mientras la Caja reventaba y no actuó como cirujano para extirpar los tumores urbanísticos más purulentos que ha tenido esta provincia. Se subió al carro de los que piensan que la razón económica pesa más que la razón política. No fue culpa suya solamente. Joaquín Estefanía en su último libro, “Estos años bárbaros”, pasa el tanto de culpa a la socialdemocracia por haber girado al centro o por instalarse en espacios socio-liberales…
Pues bien, en vez de olvidar esos años de giro a la derecha, los socialistas de Ciudad Real se aferran a ellos y han empezado una campaña de conmemoraciones que a los ciudadanos nos hace sonreír: el hospital, Cabañeros, la Facultad de Letras… y lo que venga. No miran al futuro, no ilusionan. Además de dejar en el candelero a sus viejas glorias, repiten el discurso, acartonado, de hace cuatro o seis años y sacan de la trastienda logros totalmente amortizados. Me temo que donde hubo fuego ya solo queden cenizas. (Mutatis mutandis podría hacer reflexiones análogas sobre otros candidatos. A fin de cuentas Angel Romera ha dicho con acidez que nada se parece más a Barreda que Cañizares, un tipo al que Andreotti le hubiera dicho con mucha razón aquello de “manca fineza, cavaliere”).
Concluyo citando otra vez a Ignatief, un intelectual canadiense metido a político que salió escamado: no sucumbas al “cinismo que subyace en la afirmación de que los votantes no saben lo que quieren ni les importa demasiado. Debes mantener la fe en el buen juicio de las personas… Si no crees en la racionalidad última de los ciudadanos, no posees la fe necesaria para hacer que la democracia funcione… En ocasiones, puede ser difícil aceptar su veredicto, pero lo cierto es que no disponemos de ningún otro árbitro”.
Escuchaba anoche una entrevista de Jordi Évole al historiador y escritor Owen Jones y, entre todas las cosas que dijo, me llamó la atención una especialmente interesante y que tiene su Yang en gente como tú y MCR. Cosa que me ilusiona y que quiero expresar públicamente.
Decía Owen que en el mundo este de la información ya solo sobreviven «los buenos que viven de otra cosa», porque los medios cada vez están más concentrados en manos de la derecha liberal (los bancos) y cada vez usan menos «plumas de calidad» porque salen caras y son críticas o ácidas. Frente a eso colocan a chavalillos por cuatro perras que copian y pegan…
Este artículo es un ejemplo de todo lo contrario. Un medio pequeño que no paga nada, pero que tiene en «sin-nómina» a «plumas» como la tuya que escriben verdades demoledoras como el artículo que has publicado.
Porque fuiste testigo destacado de una época muy importante para la Región y, ahora, eres notario de esa época y la describes con la crítica que se merece, como realmente debe hacer un profesional.
Me quito el sombrero. y te animo a seguir igual. E igual de combativo contra los «profetas» que profanan la verdad de las cosas para engañar a los demás y barrer algún voto ultra. Como dicen los jóvenes para calificar algo muy bueno: estás que lo viertes.
PD: yo quiero confiar en el árbitro que tenemos, pero el árbitro debe tener limpias las gafas…y de eso os encargáis vosotros.
El citado Estefanía, en el texto de Casado, en su entrevista del pasado domingo decía que «La diferencia que ha habido muchas veces entre la socialdemocracia y los partidos conservadores ha sido de un centímetro ideológico». Eso midiendo por lo alto.
El matiz es si es cuadrado, lineal o cúbico. Aunque me temo lo peor.
El único modo posible de recuperar unos 100 gramos del honor perdido nuestro ínclito José Mari habría sido solicitar su incorporación a la enseñanza en 2011. No lo hizo, y ya es tarde para casi todo.
Estupendo artículo, José Manuel, tan bueno es que me cuesta ponerle un pero, aunque no puedo pasar la ocasión de hacerlo: las listas al Senado no son cerradas. Son muy abiertas, aunque nadie, ningún medio se percate de ello incluyendo a MCR y otro diarios más poderosos. Para el Senado, nadie, absolutamente nadie, encabeza nada como se empeñan en decirnos; el orden de prelación lo establecen los apellidos y cualquier votante puede marcar con un aspa las opciones que desee en la gran sábana anaranjada en que figuran todos los nombre y todas las opciones partidistas. Otra cosa es que los partidos , sobre todo PP Y PSOE, nos buzoneen sus papeletas marcadas con sus nombres. Qué curioso que rija el sistema de listas abiertas en una Cámara, el senado, de inutilidad más que probada.
Esa fue un poco la trampa: listas abiertas para una cámara inservible. Si voto en.diciembre lo haré por un partido que la elimine y destine ese dinero a politicas sociales.
Espinoza y Galileo se dedicaban a limpiar y pulir lentes; Galileo las intercambiaba con Kepler o Copérnico -no recuerdo en este momento cual de los dos-; y entre todos, con la vista limpia y sin telarañas bíblicas, pusieron a Europa en el camino de la razón y de la ciencia, amable Hobbes.
Sigo con mis comentarios sobre entrevistas:
«Pedro Sánchez, secretario general del PSOE y candidato a la Presidencia del Gobierno, declaró que su partido y el PP compiten por «el oro» en las próximas elecciones generales, mientras que Podemos y Ciudadanos, cuyos líderes están haciendo un trabajo «muy meritorio», compiten «por el bronce». EFE.
O sea, que esto es una competición entre ellos, no una carrera hacia la presidencia que sacara a este país del agujero negro masivo en el que nos han metido PP y PSOE. Así de simple y de simplista. Y, una vez llegados al poder (seguimos sin los programas completos) supongo que seguiremos con los «revivals»…Al final, para el que gana, oro; el que es oposición, plata, y el pueblo llano…no quiero ser obsceno y no voy a poner el trofeo que nos espera. Pero ya sabéis la palabra que pretendía poner.
Y me pregunto ¿Si se demuestra por parte de la Audiencia Nacional o los superiores de Justicia que los que compiten por el oro iban dopados? Supongo que algo habrá que hacer. Si Marta Domínguez ha sido castigada por tres años y pierde los metales conquistados ¿Cuál es la pena a pagar por los Eres, por la Gürtel o la Púnica?
Una competición….pero quién es el cretino/a que asesora a Pedro Sánchez… ¿Cómo se puede ser tan cafre? Precisamente en uno de los momentos de más concienciación política de los ciudadanos van y le dicen que diga esa estupidez ¿En dónde quedamos los ciudadanos? ¿Somos lo que aplaudimos al final de la carrera y luego nos vamos a casa?
Pero es que acaso crees que el bipartidismo PPSOE está muerto? Está vivo, muy vivo y coleando y en cuanto a tu pregunta por los casos de corrupción, en esto, amigo mío, el culpable mayor del reino es el aborregado electorado que los sigue votando.
Muy buen artículo, atinas cuando mencionas (y a Barreda como historiador particularmente) que al político le importa al final de su carrera el lugar que le va poner la historia.
Ideológicamente creo que no estemos de acuerdo, si tiene paciencia le daré mi interpretación de Barreda.
1º Creo más acertado y justo juzgar a los Hombres por sus hechos que por sus ideas.
No has citado hechos precisos que ensombrecen al personaje: su papel en la concesión de préstamos ridículamente garantizados por la CCM a empresarios conocidos de la capital, que hicieron quebrar a la entidad.
La intolerable y estrecha relación que mantuvo con ellos, impropia de un representante y gestor del interés general.
Si lo mencionas de soslayo, yo soy más valiente.
2º Sabemos el origen familiar de Barreda, que no le sitúa precisamente en la «clase trabajadora», aunque él en vestimenta lo tratara de aparentar cuando paseaba por nuestra capital.
El origen es lo de menos, pero se debe significar que una gran parte de los dirigentes socialistas son de ascendencia derechista, y ello importa, porque la transición fue sólo de formas. La sucesión de castas sólo fue un espejismo, pues siempre gobernaron los mismos.
No hay que remontarse al franquismo, esta sucesión de caciques paterno-filial se lleva haciendo desde el siglo XIX.
Casualmente la tesis doctoral de Barreda trataba del caciquismo en Castilla La Mancha, quizás para dar el pego.
Barreda es inteligente y calculador, y nacido en una familia con poder, al poder tenía que aspirar, pero esta vez desde un nuevo ropaje (el neofalangismo del PSOE, de hecho no pocos son hijos de falangistas empezando por Bono)
3º- El caciquismo tiene su origen en el fatal reparto de tierras tras la Desamortización de Mendizábal de los terrenos de la Iglesia, y en nuestra tierra de las Órdenes militares. El campesino (mejor tratado por el Derecho canónico que por el civil) pasó a tener dependencia clientelar del nuevo propietario (el burgués o aristócrata), latifundista, que personalmente se encargaba de dirigir la intención de voto de quienes sobrevivían bajo su dependencia (caciquismo electoral)
4º El panorama en España no ha cambiado esencialmente mucho desde el siglo XIX y el votante español (que nunca ha gozada de una auténtica democracia porque siempre han sido elegibles los que siempre han mandado) vota también por interés (el de no perder subsidios, que la izquierda instituye), y no es tan tonto.
Por lo que concluyo, mientras no se destruya el bipartidismo, el actual régimen instaurado desde la Constitución de Cánovas y Sagasta, interrumpìdo por el período revolucionario de la II República, impuesto por la fuerza por Franco después, y luego por el consenso (de los mismos de siempre después, de quienes se repartían el pastel y de quienes eran nuevos y querían participar en él) no se obtendrá una verdadera democracia, para lo cual también es imprescindible garantizar un poder judicial independiente del poder político, para impedir la impunidad con la que estos golfos medran patrimonialmente a costa del interés público.
Por éso, estas son las claves para entender y elegir aquellas opciones políticas que derrumben este perenne sistema que se remonta al siglo XIX, y del que Barreda es buen exponente.
Manzoni, nei «Promesi Sposi», cuando llega al momento culminante, en vez de narrar una escena tórrida de amor, se limita a decir «e la sventurata rispose». Valero y Romera podrían explicarle con más solvencia que yo cual es la mejor salida narrativa en función de cada situación. A mi me parece que he usado el registro adecuado.