Hay Precampañas dictadas por la abundancia y otras más, fabricadas por la escasez. Como ocurre en el sueño del Faraón interpretado por José: Vacas gordas y vacas flacas.
Antes la Precampaña, era un anticipo disminuido y escalado de la Campaña.
Un Ensayo General, no sólo de la Campaña misma, sino de la Noche Electoral.
Casi un Campo de Operaciones o, casi un Sector de Maniobras. Y, no siempre, Maniobras Orquestales en la Oscuridad.
Ahora la Precampaña parece tener más importancia que la Campaña misma.
Porque prevalece lo liviano más que lo pesado. Y pesa más lo tornadizo que lo constante.
Y porque, casi siempre, se suele olvidar lo afirmado en la Precampaña.
Incluso, ocurre que lo afirmado en Precampaña se rectifica en la Campaña.
Fundamentalmente además, porque nadie aguanta sesenta días de maniobras y de ejercicios tácticos.
Abundancia y Escasez. De Medios y de Programas. Y no estrictamente Medios Electorales.
Aunque ambos registros, de Abundancia y de Escasez, puedan producirse al unísono y como combinación imposible.
Abundancia y Escasez. Sobre todo al ver cómo nacen y se multiplican unas formaciones y cómo se van dividiendo y extinguiendo otras.
Los Partidos, ‘como ríos que van a dar a la mar’.
Y no señalo a nadie, por ahora.
Aunque sigan siendo más los Partidos desaparecidos desde 1975, que las Formaciones Nuevas, nacidas al calor de los movimientos políticos y electorales, huérfanos todos ellos de representación paralamentaria.
Los movimientos que ya se van viendo en las filas de las formaciones políticas, no esconden, pese a todo, el temor a la desaparición. A su desaparición.
José Rivero
Divagario