Multimedia.- El teatro-auditorio “Tomás Barrera” de La Solana vuelve a quedarse pequeño un año más para satisfacer la demanda de un público ávido por asistir, un año más, a la representación de “La Rosa del Azafrán”, la obra con la que la Asociación Cultural Amigos de la Zarzuela, ACAZ, pondrá este domingo 25 de octubre el broche de oro a una exitosa Semana de la Zarzuela en su 32ª edición, por primera vez con la declaración de Interés Turístico Nacional.
Antes este sábado, 24 de octubre, la Compañía Musiarte Producciones pondrá en escena ‘La Calesera’, en dos sesiones, a las 18,30 y a las 22 horas.
El cartel de no hay entradas para “La Rosa del Azafrán”, que cuelga desde hace semanas, es la mejor prueba de que el público, especialmente el solanero, no se cansa de esta zarzuela, una obra en la que se ve reflejado. Para la soprano Petri Casado (Raquel en el escenario) “la gente no se cansa de ver La Rosa porque es muy nuestra, tiene nuestras expresiones y nuestra forma de ser; nos gusta verla porque nos recuerda a nuestros abuelos, a nuestros antepasados, es el reflejo de la sociedad antigua”.
Coincide en esto también Petra Martín-Albo (en el papel de Custodia) para quien esta obra es muy especial: “Los personajes están basados en personajes populares de La Solana, se refleja la historia de nuestros antepasados y nuestras costumbres”, dice.
Estas dos solaneras, cuyo amor por el género lírico nació a raíz de la creación de la Semana de la Zarzuela, forman parte del elenco de la compañía lírica Maestro Andrés Uriel de la ACAZ, compuesto también por el ballet que dirige Roberto de la Cruz y por el coro titular de la compañía que dirige Marieli Blanco, bajo la dirección artística de la soprano María Dolores Travesedo y de Luis Romero de Ávila.
En el caso de Casado su afición comenzó de pequeña, gracias a las Jornadas Escolares ya que “nadie en mi familia tenía relación con el género lírico”. Lo que en principio era un hobby se convirtió en su formación, ya que estudió canto. Hoy es la soprano titular de la compañía de la ACAZ y además colabora como preparadora de alumnos.
Petra Martín-Albo llegó a la zarzuela de la mano de su marido, que fue el primero de la familia en entrar en la compañía. Ahora, es ella la que se dedica en cuerpo y alma a la zarzuela, una afición que ha transmitido a su hija y a alguno de sus nietos. Hoy en su casa, el género lírico, es una cuestión familiar, afirma.
La compañía Maestro Andrés Uriel lleva más de 30 años representando “La Rosa del Azafrán”, y aunque cada año se intenta introducir alguna innovación, por respeto al público, que conoce la obra al dedillo y la aprecia en sus hechuras clásicas, se apuesta por una versión muy purista. “No sé cómo se aceptarían en La Solana los montajes actuales que se hacen en otros sitios como Madrid”, observa Petri Casado.
Muchos meses de esfuerzo y el trabajo de muchas personas, incluidas las nuevas incorporaciones –algunas de ellas de la cantera de La Solana- obtendrán este domingo 23 de octubre su recompensa tras la representación, prevista para las 19.00 horas, en la que de nuevo la compañía logrará arrancar, con toda la seguridad, el aplauso del respetable.
Mientras tanto, en el reparto se preparan para templar los nervios. “Llevo muchos años haciendo el papel de Custodia –dice Petra Martín-Albo- pero eso no quiere decir que en un momento dado no te puedas quedar en blanco, yo voy siempre con el libreto para repasar, hay veces en que ya no sé si soy Petra o Custodia, porque me siento muy identificada con el personaje”.
También saldrá al escenario con nervios la soprano Petri Casado que, a pesar también de su experiencia y de las tablas que conceden los años, reconoce que si no los tuviera sería como si lo que va a transmitir no le importara.
“La Rosa del Azafrán”, una zarzuela original de Federico Romero y G. Fernández Shaw con música de Jacinto Guerrero transcurre en un ambiente solanero en una casa de labradores. El ama Sagrario, que pone surcos a sus sentimientos; Moniquito, santero de la ermita; Juan Pedro, un gañán trabajador y formal; Catalinilla, una joven criada de la casa; Carracuca, viudo con problemas; Custodia, casamentera mayor de la comarca y D. Generoso, forman un cuadro de personajes ajustados a las estructuras sociales de la época. La música del maestro Jacinto Guerrero encumbra la obra, hasta hacerla una de las más representadas en los escenarios de todo el mundo.