Eusebio Gª del Castillo Jerez.– Entre los hurras y vivas que se coreaban esta tarde en los Jardines del Prado se ha echado en falta alguno dedicado a la Virgen del Prado. Pero la algarabía que se ha montado allí a media tarde nada tenía que ver con nuestras bulliciosas fiestas. El Antiguo Casino se ha convertido durante unos minutos en el Hotel Meurice, retrocediendo en el tiempo hasta el convulso agosto de 1944. París, a la sazón bastión nazi, estaba a punto de ser liberada.
Dietrich von Choltitz, gobernador militar alemán de la capital de la Francia ocupada, miraba de soslayo el parque de la vaca frisona. Hace más de 70 años contravino las órdenes de Hitler de destruir París para no cometer «un acto malvado y vergonzoso contra una ciudad que es cuna de cultura», según recogen sus memorias. El teniente general paseaba meditabundo por la calle del Prado, o la Rue de Rivoli, quizá cavilando si Ciudad Real mereciera correr la misma suerte, cuando alguien gritó: ¡los soldados americanos al templete!
Poco después, una joven, miembro de la Resistencia francesa, se acercó hasta el puesto de guardia alemán situado en la terraza del Antiguo Casino. De repente empuñó una pistola que llevaba oculta y comenzó a disparar contra los soldados apostados allí. A partir de ahí se lió parda. El ataque de la Resistencia, que pretendía ser por sorpresa, se truncó, y se inició un tiroteo en el que los soldados alemanes llevaron las de ganar. El tableteo de las ametralladoras, exhalado por la megafonía, y los disparos de las armas detonadoras sobresaltaron a más de uno. Ajenos al peligro que corrían, algunos miembros del equipo de gobierno se expusieron al fuego cruzado. Los insurgentes se batieron en retirada en busca del ejército estadounidense, reunido junto a la estatua del pandorgo, que no debía salir de su asombro. A continuación, los aliados atacaron de nuevo el Hotel Meurice, pero acabaron sorprendidos por una escaramuza de los nazis, que aparecieron como fantasmas de entre los parterres de los Jardines del Prado. Entre disparos y petardos, más de un reportero gráfico dio un respingo. Superiores en número, los estadounidenses consiguieron doblegar a las exiguas tropas de reserva alemanas. Si hubo algún superviviente, corrió a refugiarse al Hotel Meurice. Cercado el cuartel general alemán, la rendición fue cuestión de tiempo. Von Choltitz entregaba sus armas a Antonio González, un soldado de La Nueve, una compañía de la segunda División Blindada francesa formada por 150 republicanos españoles exiliados.
De esta forma, y entre aplausos, finalizaba la Batalla de la liberación de París, puesta en escena por la Asociación de Recreación Histórica Alfonso X El Sabio, en el marco del Salón del Cómic de Castilla-La Mancha (Manchacómic). Un espectáculo en el que han participado más de medio centenar de aficionados de diferentes asociaciones de recreadores del país.
La batalla de Stalingrado tuvo más épica , la han podido recrear.Pero lo mejor es reducir a cenizas todo lo que recuerde a cualquier guerra.
A alguno es que le faltan 2 veranos.
jooooooer.
¿…y tiempo libre? cuánto tiempo libre tienes algunos…..