Carmen Quintanilla Barba (Diputada Nacional por Ciudad Real y Presidenta de la Comisión Nacional del Mayor del PP)
“Si ellos ya no te recuerdan, tú no los olvides”. Este breve y, al mismo tiempo, claro y contundente lema centra las actividades organizadas para el 21 de septiembre con motivo del Día Mundial del Alzheimer en Ciudad Real. Una fecha con la que se pretende hacer una llamada de atención y que debe servir, no sólo para que se dediquen espacios informativos a este tema sino para concienciarnos de que se trata de una de las enfermedades que más afecta a nuestros mayores y, por extensión, a miles de familias en nuestro país, quizá a la nuestra o quizá a nosotros mismos en un futuro no muy lejano.
En la actualidad, según los datos de la Confederación Española de Asociaciones de Familiares de Enfermos de Alzheimer (CEAFA), alrededor de 800.000 personas padecen esta enfermedad en España aunque las cifras son inferiores a la realidad ya que se calcula que podría estar muy cercana al millón. Asimismo, la Organización Mundial de la Salud advierte de que la cifra de afectados en Occidente se triplicará antes del año 2040 si se tiene en cuenta que la esperanza de vida es cada vez más alta, como en el caso de Europa y España que se sitúa en torno a los 80 años.
No obstante, y a pesar de la gran incidencia de esta enfermedad a nivel social y sanitario, ésta sigue siendo una de las grandes olvidadas a la hora de hablar de medios asistenciales.
En el 95% de los casos la carga asistencial de los afectados por este tipo de demencia la asumen las propias familias; apenas existen centros o residencias públicas y si se quiere recurrir al ámbito privado el coste supone entre 150.000 y 200.000 de las antiguas pesetas. ¿Cuántas familias pueden permitírselo?
El Alzheimer no sólo arrebata todos sus recuerdos, sus vivencias, su personalidad a quien la padece sino que también roba parte de su vida a los seres más cercanos y queridos ante la falta de los recursos e infraestructuras necesarias como centros de día o residencias que ofrezcan los cuidados que requieren quienes la sufren y den un respiro a las familias.
De hecho, el perfil del cuidador habitual es el de la hija del afectado, con una edad comprendida entre los 40 y los 50 años, casada, con hijos y, al mismo tiempo, trabajadora. Cuidadoras, en su mayoría, o cuidadores que en los estadios más avanzados de la enfermedad, en los que se requiere atención y cuidados las 24 horas del día, comienzan a acumular en su propio organismo las consecuencias físicas y psicológicas de esta demoledora enfermedad que sufren en ese papel de cuidador unos 3 millones de persona en España.
Por eso el Alzheimer es una enfermedad para no olvidar durante el resto de los 365 días del año. Para que no la olvide la sociedad en general, para que no la olvidemos todos y cada uno de nosotros en particular y para que cada uno, desde nuestras responsabilidades, pongamos nuestro grano de arena para corregir las grandes carencias existentes en la actualidad.
Nuestro empeño desde el Partido Popular, como no podía ser de otra manera, es que la Ley de Dependencia, tan anhelada por los familiares de enfermos de Alzheimer al igual que por los cientos de miles de personas dependientes por una u otra causa que existen en nuestro país, venga a paliar esas deficiencias. Pero no una Ley de Dependencia como la presentada por el Gobierno socialista en la que se aprecian importantes lagunas, sino una Ley que ponga en marcha soluciones efectivas. Por ello, desde el Partido Popular presentamos 140 enmiendas al Proyecto de Ley y continuamos haciendo nuestras propuestas al Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales para llegar a un acuerdo que contemple la financiación al 100% de las grandes dependencias, que garantice la igualdad de prestaciones y servicios con independencia del lugar de residencia del usuario y que la baremación de la dependencia se haga con criterios totalmente homogéneos.