La «alternativa de realojo», en principio un alquiler social, anunciada por el Gobierno regional para las familias de ancianos que litigan desde hace años por sus viviendas, después de ceder sus casas de la calle Melilla y la Carretera de Fuensanta a un promotor que no pudo hacer frente a los costes de la promoción, no es una opción para los afectados. Exigen que se cumpla lo acordado cuando se firmó la cesión de sus casas: que se les entregue una vivienda nueva.
Estas familias ven con buenos la colaboración entre todas las administraciones en la búsqueda de soluciones para los problemas de desahucios, y el interés que han demostrado por su caso. Esperan que esa concordia se mantengan de cara a la negociación con la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (SAREB), o con Caja Duero (ahora Unicaja banco), que se celebrará gracias a la mediación de la Consejería, una vez que se conozca quien es el titular de las viviendas.
A su vez -explica Goyi Romero, hija de uno de los afectados-, la SAREB ofrece la posibilidad de un alquiler social en otras viviendas cercanas, una opción que no consideran «válida», ya que «si nuestros padres entregaron las viviendas de su propiedad, deben cumplirse la reciprocidad de recibirlas en las mismas condiciones tal y como se firmó en el momento de la cesión de suelo por obra nueva».
Por otro lado, Romero ha señalado que las viviendas siguen estando a nombre del promotor, Felipe Alcaide, y que tanto éste como los administradores concursales «están dispuestos a participar en las reuniones que sean necesarias, y con quien sea necesario, para facilitar la negociación y que nuestros padres puedan recuperar lo que realmente les pertenece».
«Ahora, nuestro deseo es que todo esto se ponga en marcha cuanto antes, y que se pueda llegar a una solución razonable para que estos ancianos disfruten de sus últimos años con la tranquilidad que merecen, pudiendo finalmente ver que el esfuerzo de toda su vida no fue en vano y que estos últimos 10 años han sido sólo una mala pesadilla», concluye.