Daimiel Noticias.- La lluvia no impidió que “Raphael Sinphonico” llegara en la noche del sábado al Auditorio Municipal de Daimiel acompañado de la Orquesta Sinfónica de Málaga. Lo hizo con una hora de retraso debido a las débiles precipitaciones que obligaron a poner el espectáculo en cuarentena por unos minutos y dibujaron una estampa que pasará a la historia del Rockódromo de La Mancha, como es conocido popularmente el recinto.
Los paraguas cubrieron así un Auditorio que acogió a más de 4.000 personas en una velada donde un incombustible Rapahel (Linares, 1943) reinterpretó sus temas, tal y como hiciera este otoño en “De amor & desamor”, el disco que publicó junto a la Orquesta Sinfónica de RTVE.
Desde ese momento el artista se embarcó en una gira que lo está llevando por todo el país interpretando junto a diferentes Orquestas Sinfónicas sus “joyas de la corona”, como le gusta denominar a las canciones que otros compusieron para él. Enrique Bunbury, sin ir más lejos, es uno de esos músicos y culpable del tema que sirvió para abrir el concierto de Daimiel, “Ahora”. Vestido de negro, como de costumbre, Raphael fue enlazando canción tras canción y casi de imprevisto tocó la fibra sensible (y más cantarina) de muchos fans al entonar “Mi gran noche”, justo en los primeros minutos de espectáculo.
Con más de 50 años sobre los escenarios y un desparpajo que lo ha llevado incluso a ser cabeza de cartel de festivales de música independiente, como sucedió en el Sonorama 2014, Raphael puede permitirse el lujo de no tocar canciones como “Yo soy aquel”. Pero eso a sus fans – que el sábado estuvieron respetuosos, cariñosos, y muy a la altura de las circunstancias pese al agua que les estaba cayendo encima- les da igual y se emocionan del mismo modo con otros clásicos como “Digan lo que digan” o “Como yo te amo”. Pero, con esa experiencia y serenidad de quien ha conquistado el Olympia de París o el Madison Square Garden de Nueva York, Raphael también puede atreverse, y se atreve, a convertirse por unos minutos en director de orquesta. Lo hizo en algunos momentos de la noche, como en “Maravilloso corazón” o “Escándalo”.
Momentos específicos como esos, y como la noche que se vivió el sábado en Daimiel corroboran la pasión y adicción a los escenarios que tiene Raphael. Bunbury no iba muy desencaminado cuando escribió para él “De todo lo que en el mundo yo he amado, es una canción, un teatro y a ti».