Uno de los emblemas de Tomelloso, la estatua de Lorencete, está desde este sábado en el lugar que le corresponde presidiendo la Glorieta de María Cristina y coronando la fuente también remodelada de los jardines que sirven de entrada al Museo López Torres. El recordado pescador ha vuelto, de la mano de Carlos Guerra, esta vez de bronce, con color y el rostro de un niño, una nueva versión de este icono de la ciudad que al menos en dos ocasiones ha sido víctima del vandalismo.
Al acto, presidido por la alcaldesa, Inmaculada Jiménez, que ha sido además la encargada de descubrir la añorada efigie, han asistido representantes de todos los grupos municipales, la presidenta de la Asociación de Empresarios, Esther Belló, el presidente de Virgen de las Viñas Bodega y Almazara, Rafael Torres y representantes de distintos colectivos y asociaciones locales.
El concejal de Urbanismo y Obras, José Ángel López Navarro, explicó que este sábado se recupera a Lorencente en un día muy especial, el del Ausente dentro de las Ferias y Fiestas 2015, “ya que si alguien ha estado ausente ha sido este pescador”. El proyecto estaba iniciado con el equipo de gobierno anterior, recordaba López, y una vez que los técnicos informaron favorablemente, la nueva Corporación quiso seguir con él. Así, el nuevo Equipo de Gobierno visitó el taller del escultor cuando estaba la obra en proceso de modelado, dándole el visto bueno. La escultura tiene color y una pátina especial porque se ha querido que dure para siempre, relató el concejal, mostrando su deseo de que sea respetada y no pase como en anteriores ocasiones, algo que seguramente va a posibilitar el estar hecha en bronce. Para acabar, manifestó que ésta será la primera de las muchas esculturas que lleguen a Tomelloso, algo que está en el ánimo del Equipo de Gobierno.
El escultor de tan emblemática efigie, Carlos Guerra, explicó que cuando el Ayuntamiento de Tomelloso, a través de la anterior Corporación, le encargó la obra, los servicios técnicos le explicaron que Lorencente era una figura muy emblemática del imaginario popular de Tomelloso. Para llevar a cabo la escultura, le hicieron llegar imágenes de las anteriores versiones en piedra y noticias de cómo han ido desapareciendo.
El artista ha querido reproducir lo mismo, pero dándole otro cariz, el Lorencente original era una persona mayor, explicó Guerra y el que se inauguraba es un niño, con toda la picardía propia de esa edad. El modelo ha sido el sobrino de un amigo del escultor, muy travieso, señalaba, pero con un corazón que no le cabe en el pecho. El escultor reiteró que Lorencente es una imagen muy querida que incluso aparece en los textos de García Pavón.
Carlos Guerra, a partir de la idea original ha introducido ciertas variantes. Así, el sombrero es más pequeño, el niño, tiene ciertos huecos en el modelado que le dan cierta vistosidad y está basado en el Lorencete original, pero como una obra completamente nueva. El proceso ha sido modelado en barro, fundición a la cera perdida, en bronce y con una pátina al fuego.
El escultor ha pedido a los ciudadanos de Tomelloso que hagan suya, como han hecho con las anteriores, esta versión de Lorencete, finalidad última de la escultura pública.
