Daniel Martínez Sáez, coordinador regional de IU / Miguel Ramírez Muñoz, coordinador de IU de Ciudad Real.- El anuncio del Gobierno de Rajoy de autorizar la petición de cierre de ELCOGÁS de Puertollano, que habían solicitado sus actuales dueños, puede ser el mazazo definitivo a todo un sector industrial y a una comarca que fió a la Energía su apuesta por la diversificación económica, más allá del complejo petroquímico de REPSOL.
Lo cierto es que aquella acertada apuesta por la ciudad de la energía, vino acompañada de todo un aluvión de subvenciones y ayudas públicas para así atraer inversores, pero también son normalmente el campo de cultivo propicio para todo tipo de cazaprimas sin escrúpulos, que una vez optimizadas y amortizadas sus iniciales inversiones, se marchan dejando un rastro de cierres, fábricas abandonadas y miles de ilusiones enterradas en la incertidumbre del desempleo.
Mientras todos los países avanzados e industrializados de la UE, invierten en energías limpias y renovables, para así ganar en soberanía energética, en España estamos liquidando y dinamitando el sector, para quizás dentro de unos años tener que recomprar una tecnología que hasta hace bien poco producíamos y desarrollábamos aquí, generando empleo y riqueza.
En apenas unos 3 años, cerca de 2.000 empleos relacionados con las energías limpias y renovables han sido destruidos en Puertollano (Silicio Solar, Solaria, E-ON, contratas, etc….), y aunque en buena parte se puede achacar a decisiones puramente empresariales, relación coste-beneficios, no es menos cierto, que el frenazo impuesto a las renovables, la ausencia de una apuesta estratégica por un nuevo modelo de desarrollo basado en la industria y las nuevas tecnologías o las decisiones políticas tomadas en la línea de criminalizar y penalizar la autogeneración y autoconsumo de energía (Soria tiene paralizado de momento el Decreto sobre autoconsumo), junto a la falta de definición de un modelo energético sostenible para el futuro, son las verdaderas causas de fondo de esta debacle industrial y laboral.
ELCOGÁS, hoy considerada una central de referencia y de las más avanzadas de Europa, fue posible no solo por la decisión de sus socios, sino también por las importantes ayudas públicas directas e indirectas obtenidas para investigar y perfeccionar un sistema de gasificación del carbón, que ha ido evolucionando hacia el aprovechamiento de otros residuos y subproductos de diferentes procesos industriales.
Los avances técnicos y las mejoras productivas obtenidas por estos años de investigación y desarrollo, han supuesto una mejora de las cuentas de resultados de las empresas asociadas, algo que no se ha tenido en cuenta a la hora de hacer ese balance o cuenta de resultados que justifica la petición de cierre.
En un país serio, los sectores económicos estratégicos más importantes no quedan únicamente al capricho de los mercados, así tenemos que dentro de los socios de ELCOGÁS aparecen empresas estatales de otros países de la UE, o que en los países más industrializados, la presencia de empresas públicas en estos sectores ha servido para evitar situaciones de oligopolio y dominio sobre sus mercados nacionales. Aquí en España no hay Dios que nos explique una factura de la luz, y menos ahora con las ofertas en tramos horarios, y otras pantomimas de supuesta liberalización.
Por tanto el problema de ELCOGÁS no es más que una parte del gran problema nacional, como es la definición de un modelo energético social y sostenible que nos garantice un suministro eficiente para empresas y familias, que lo haga a precios razonados y razonables, y al margen de maniobras especulativas.
En definitiva, ahora toca que el Estado defienda su inversión en ELCOGÁS, y que lo haga desde la óptica más general posible: empleo, I+D+i. Un modelo energético sostenible desde el punto de vista social, económico y ambiental.
El cierre de ELCOGÁS es un palo añadido a la economía regional, y en especial para la comarca de Puertollano, pero lo peor es la falta de alternativas para la creación de empleo y sobre todo para incidir en la pérdida de capacidad tecnológica y productiva para el futuro. Izquierda Unida viene apostando desde hace años por recuperar la presencia del sector público en sectores estratégicos, desde la energía, suministros básicos como el agua, la Banca, el Transporte y las Comunicaciones o la gran industria pesada.
Pero nacionalizar no valdría de nada sino abordamos el modelo social y económico de futuro que queremos, y si estamos dispuestos como país a aguantar las presiones de las grandes corporaciones que están detrás de estas compañías, en su mayoría anteriormente públicas. Una vez más el conflicto entre Capital y Sociedad, en el que no caben posiciones intermedias ni actitudes equidistantes, sino centrarse en el problema y la solución.