Salvador Carlos Dueñas Serrano.- Ayer, desde las instituciones públicas se decidió por parte de unos, sin contar con todos, que el Quijote era merecedor de ser reconocido a nivel mundial como patrimonio de una parte de La Mancha, excluyendo sin más sentido ni más razón que los intereses políticos y económicos, al menos poblado y menos rentable Campo de Montiel.
Ayer. Hace exactamente cien años, por antojo de cuatro espabilados que no miraron más allá de sus ombligos, se celebró a bombo y platillo, el tercer y el cuarto centenario de la publicación del Quijote como algo exclusivo de esa zona de La Mancha que con su actitud acaparadora y egoísta no hace más que dañar la legítima universalidad cervantina.
Mañana, en 2016 se tiene previsto, como siempre, aprovechar el cuarto centenario de la muerte de Cervantes para destacar los mismos aspectos y los mismos intereses que inciden siempre en la misma pesadez improductiva de la pertenencia del Quijote en exclusiva a esa zona de La Mancha que lleva un par de siglos exigiendo algo que también pertence por derecho propio al Campo de Montiel. Sencillamente porque a Cervantes le dio la gana de escribir literalmente que Don Quijote comenzó a caminar por antiguo y conocido Campo de Montiel. Bastaría con esto y con nada más, para que se respetase desde todos los ámbitos locales, comarcales, regionales y del Estado Español, la legitimidad cultural e histórica de esta noble comarca para ser respetada y tenida en cuenta con el mismo trato y la misma atención que todo aquello que concierte a Cervantes y al Quijote. Pues por mucho que se molesten en tratar de ignorarnos, quien nos puso en primera línea de la universalidad del Quijote fue don Miguel de Cervantes. Por tanto, no ver al Campo de Montiel, como la tierra legendaria que acogió las primeras y últimas aventuras del héroe mítico es poner en evidencia la falta de respeto que se muestra por Cervantes, la cultura, la historia y el rico patrimonio español, por parte de aquellos que pretenden desatendernos.
El Quijote es una obra maestra del arte universal que reporta multitud de beneficios a La Mancha, a la región y al Estado. Y sin embargo a la tierra que acogió sus aventuras y dio comienzo a las mismas se la ignora por la vulgaridad egoista de no poseer una abundante población que reporte beneficios electorales.
Vergonzosamente a la vez, durante las campañas electorales de todos, nos prometen el oro y el moro y se dice por activa y por pasiva que tanto unos como otros van a gobernar para todos, dando a entender que si ganan ellos son los dueños y deciden el reparto de recursos públicos, según les interese.
Debería estar regulado por Ley, que todo aquel que incumpla promesas electorales fuera apartado inmediatamente de cualquier cargo público para siempre. Existen bienes tan universales, como la educación, la sanidad, y la cultura que son patrimonio de toda la ciudadanía y no deberían estar sujetos a los mezquinos intereses políticos. Incultos intereses que a estas alturas de la historia ya deberían haber superado las improductivas y nefastas luchas partidistas, que al igual que los brutos medievales, arruinan nuestra incalculable riqueza patrimonial, propiedad de todos los ciudadanos, independientemente de colores políticos.
En la magnífica capilla funeraria de Santiago, panteón de Los Canuto, linaje histórico del Campo de Montiel, inspirador de Las Bodas de Camacho, se está perdiendo una parte auténtica y fundamental de aquella tierra que conoció Cervantes y dio lugar a su gran obra.
Hoy Santa Catalina, está intervenida y consolidada en gran parte de su edificación, falta la capilla de Los Canuto, la parte artística e histórica más importante que nos vincula con el Quijote, y hoy permanece a la espera de que la fortuna encuentre un político con suficiente altura de miras como para ver por encima de las vulgares limitaciones partidistas y entienda con justa la razón, que la cultura, el arte y la historia, están muy por encima del triste juego de intereses que tanto perjudican a la riqueza patrimonial que nos pertenece a todos.