Carmen de la Hoz Calderón . Ganemos Valdepeñas.- Para refrescar la memoria, según la Wikipedia: El despotismo ilustrado es un concepto político que surge en la segunda mitad del siglo XVIII, que se enmarca dentro de las monarquías absolutas y que pertenece a los sistemas de gobierno del Antiguo Régimen Europeo, pero incluyendo las ideas filosóficas de la Ilustración, según las cuales, las decisiones del hombre son guiadas por la razón.
Los monarcas de esta doctrina contribuyeron al enriquecimiento de la cultura de sus países y adoptaron un discurso paternalista. También se le suele llamar despotismo benevolente o absolutismo ilustrado; y a quienes lo ejercen, dictador benevolente.
Permítanme un juego de palabras pues nuestro dictador benevolente no parece tomar decisiones guiado por la razón ni contribuyendo al enriquecimiento de la cultura de su ciudad, ni enriquecimiento alguno salvo el suyo propio. Sí que tiene, sin embargo, un discurso paternalista con el que embauca a su votantes y se los lleva de calle. Su labia y verborrea hace que le sigan votando a pesar de quitar poco a poco el aire que respiran sus votantes, en forma de subida de impuestos locales, de subida del IBI, del aumento del paro en su localidad – pues no hace nada para frenarlo- , de obras absurdas e innecesarias de urbanismo, carísimas e inútiles habiendo otras necesidades más importantes en la ciudad que la de embellecerla.
¡Qué bonito está Valdepeñas, qué rotondas tan fantásticas, qué esculturas sin igual las coronan! ¡Qué pena que tanto valdepeñero no lo pueda apreciar pues tuvo que hacer las maletas para poder comer y trabajar!
Volviendo al juego de palabras, nuestro dictador benevolente local es muy leído e ilustrado y así lo demuestra aludiendo en su discurso de investidura a genios de la literatura, como Camus, Lledó o Galeano. Aprovechando también discursos y frases utilizadas por otros partidos políticos durante la pasada campaña electoral pero, esto no hay que tomarlo a mal, no. Demuestra así que sabe reciclar y que aprende de los demás.
Pensaba yo, ilusa de mí, que quien al pueblo dirige su discurso con un “de todos para todos”, discurso manido y poco original – para qué engañarnos pues no son suyas las palabras y además, otro grupo municipal las llevó por bandera en su campaña electoral- realmente estaría con el pueblo el día en que era investido como su alcalde.
Pues no.
A puerta cerrada se celebró el Acto de Investidura, sólo unos pocos pudieron estar presentes y quien quisiera seguirlo, pudo hacerlo a través de una televisión de plasma en las dependencias municipales. ¿A qué me recuerda esto de la televisión de plasma?
Entiendo que por medidas de seguridad (¡sic!) se limitase el acceso al populacho a tan fastuoso acto pero me parece sinceramente vergonzoso que se ningunee de esa manera a quienes han conformado las listas electorales pues apoyando a sus compañeros electos, o no, deberían haber podido estar.
No obstante, siempre ha habido clases, como se suele decir, y de este modo al acto acudieron personas que no se entiende muy bien el porqué de su inclusión en la elitista lista.
El Acto de Investidura concluyó con un vino de honor y un catering al que tampoco se invitó a nadie que no hubiese estado en el Salón de Plenos. ¿Seguridad de nuevo o cuestión de espacio como se dijo?
Si realmente uno quiere estar con el pueblo, abre las puertas para que así sea. Si en el Ayuntamiento no se cabe, lo suyo es poner a disposición dependencias municipales donde realizarlo, como por ejemplo, por qué no en la Antigua Bodega de Los Llanos. Demostrado quedó el pasado 19 de abril cuando se presentó la candidatura del PSOE allí que es un magnífico y amplio lugar.
Demagogia pura y dura, en nombre del pueblo, pero sin el pueblo.
Prohibido el acceso al pueblo. ¿Alcalde del pueblo sin el pueblo? Triste broma dialéctica.
Así pues, disfrutemos lo votado pues tendremos dictador benevolente cuatro años más y esperemos que bien guíe nuestro camino con su báculo.