Sonsoles Arnau Carrera (Coordinadora Provincial de IU Toledo)
La reunión del pasado Consejo de Gobierno de Castilla – La Mancha contó con unos invitados especiales. Los representantes de los empresarios y de los trabajadores, juntos y de la m How Can You Get Your Ex To Talk To You Again ano del Gobierno, tuvieron la solemne oportunidad de trasladar públicamente la buena marcha que lleva esta región, el consenso y el acuerdo que les acoge, y felicitarse por la competitividad y el desarrollo de Castilla – La Mancha. Un nuevo marco y una nueva oportunidad para la propaganda, para vendernos con la etiqueta del microclima de paz y convivencia que nos ha puesto el Presidente, Barreda, y que ha recibido todo un baño de elogios y agasajos de los “agentes sociales” de nuestra región.
Juntos y de la mano, como una gran familia, Gobierno – patronal y sindicatos, con el mayor de los optimismos, reiteran las mil maravillas de este país – región, a la que dicen representar.
Dice nuestro Presidente “que en democracia las formas son muy importantes”, y reunir a estos invitados en la misma mesa sin ningún plato que les atragante, es cuando menos, curioso. Sin duda en democracia, el horizonte del pacto y el acuerdo se torna imprescindible, aunar voluntades a favor de los intereses colectivos es un propósito necesario. Pero también es habitual en democracia, al menos en las avanzadas, la coexistencia de colectivos y organizaciones con claros intereses contrapuestos, que entienden su relación con los gobernantes desde el respeto sí, pero también desde la participación crítica, visualizando los conflictos que emergen en nuestra región y que otros se empeñan en ocultar. Algunas no entendemos esa foto de familia sin que nada se mueva, sin que haya estado presente, en privado y en público, los problemas y dificultades que afronta este región, y que padecen un importante número de ciudadanos y ciudadanas de Castilla – La Mancha, o al menos, gran parte de uno de los colectivos allí representados: los trabajadores y trabajadoras. Una región cuyos jóvenes, muchos de ellos ni siquiera “mileuristas”, experimentan escasas expectativas de emancipación, en la que el precio de la vivienda, tanto libre como protegida alcanza precios indecentes, con los mayores índices de accidentalidad y siniestralidad en el trabajo (cerca de 90 muertos al año pasado), y con un ínfimo número de inspectores laborales, donde jubilados y pensionistas de la media y baja prestación, acaban sus días con pensiones de miseria y las mujeres engrosan la exponencial lista de paradas y precarizadas. Una región cuya balanza comercial es claramente desfavorable, cuyo presupuesto todavía, depende en un porcentaje importante, (alrededor del 20%) de los finitos fondos europeos y en la que la extensión y consolidación de los servicios sociales reflejan un estado de “medioestar” profundamente privatizado.
Castilla – La Mancha, o al menos en la región que algunos creemos vivir, también tiene bastante de micro democracia. Las herramientas de participación ciudadana, activa y crítica, no se potencian, cuestión que ha resaltado el último informe de la Defensora del Pueblo, y la pluralidad política en las Cortes castellano manchegas es cosa de dos, que además, lo tienen más fácil, con una ley electoral a todas luces injusta, que hace que más de 33.000 ciudadanos de esta región no tengan voz ni voto, mientras que 22.000 votantes pueden elegir a un diputado del PSOE o del PP. El que las Cortes de Castilla – La Mancha sean las únicas bipartidistas de España, también se debe a este microclima y oasis de paz y convivencia.
¿De qué microclima habla el Presidente Barreda y quienes le aplauden? ¿Cuál es el clima en el que vivimos quienes disentimos de la radiografía de la región que se nos presenta?
La ciudadanía cabreada o resignada, la que hace malabares para llegar a fin de mes, para cuadrar el exiguo salario con la insoportable hipoteca, ¿en qué latitud se encuentra? Quizás son latitudes y microclimas que no se encuentran en el mapa de este Gobierno.
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