Rodolfo Martín Villa, que ha ocupado diferentes puestos de alta responsabilidad en el mundo político, económico y empresarial durante los últimos casi cincuenta años, principalmente en la transición y el nuevo período democrático en España, fue invitado por el Club Rotario de Ciudad Real, para hablar sobre esa importante parte de la historia de España, además de analizar distintos aspectos de la situación actual en el país.
El presidente del Club Rotario de Ciudad Real, Luis Navarrete, al igual que el resto de los miembros del citado Club, en primer lugar agradecieron esta charla, “de una persona que es historia viva de España” y que ha vivido numerosas situaciones que hoy son una realidad, gracias a la labor de hombres y mujeres que durante esos difíciles años de la transición supieron ver las necesidades y los objetivos del futuro de España. Uno de estos protagonistas fue Rodolfo Martín Villa, según manifestó el presidente del Club Rotario ciudarrealeño, en su presentación.
Rodolfo Martín Villa, “mesetario del norte” e ingeniero industrial y que durante su larga trayectoria profesional y política ha ocupado relevantes cargos durante más de cuarenta años, recordó que en la transición, durante el primer gobierno de Adolfo Suárez, actor principal de la transición, que junto a Torcuato Fernández Miranda, “ideólogo de toda esta época”, se enfrentaron a cuatro principales problemas como eran las autonomías, la actitud del Ejército (donde la figura del Rey fue fundamental), la Iglesia, “que de verdad más que un problema fue una solución debido a su colaboración, principalmente del Cardenal Tarancón y Martín Patino” y la lucha de clases, es decir, las desigualdades existentes.
Martín Villa dijo que esa época difícil y complicada para todos, “pero donde una amplia clase media supuso que esta situación fuera menos tensa”, según reiteró en varias ocasiones, debe valorarse en su justa medida. Así explicó que el “milagro político español” no fue tanto ya que durante los últimos años del franquismo la sociedad ya había cambiado y sabía el camino a seguir, dentro de unos parámetros en los que había muchas tendencias, opiniones y retos para esos años.
Tras señalar que España tanto en capítulos como la educación, industria, etc, ocupaba los más altos puestos a nivel mundial, volvió a incidir que la sociedad española estaba preparándose para este cambio en todo lo que era política, economía, educación, y por supuesto, socialmente.
En este sentido resaltó que antes de la muerte de Franco ya nadie quería una ruptura, “y sí existía una mayoría social y política que quería un cambio y asemejarnos a Europa; con el Gobierno de Suárez, lo importante era ya cómo hacer ese cambio y hacia dónde queríamos ir, porque el deseo de reconciliación estaba claro”, Así puso el ejemplo que se trataba del primer gobierno en casi 200 años que no tenía ni exiliados ni presos políticos.
Para el que fue entre otros cargos, ministro de Gobernación (Interior), la transición acabó en 1977 con las primeras elecciones generales, “pero yo que he sido votante de UCD y PP también digo que no he perdido un minuto de sueño porque ganara el PSOE, ya que se tratan de dos fuerzas políticas esenciales y vitales en el pasado, presente y futuro de este país”, cosa que aún no se puede decir de los nuevos movimientos que están saliendo, que quieren romper con todo lo bien que se ha hecho con anterioridad. “Soy partidario del bipartidismo, ya que han sido los motores del cambio constitucional”, destacó.
Sobre las cuestiones negativas aún por resolver figuran las autonomías, “no hemos terminado de lograrlo, puso el ejemplo, primero, de las muertes de ETA, “153 muertos, uno cada semana en este tiempo” y donde el nacionalismo catalán y vasco “creo que no hay que hacerlo extraño, porque si no, lo hacemos extranjeros”. Otras cuestiones negativas, para Martín Villa, en la actualidad son la corrupción, con un debate político donde impera el y tu más, y una politización de la sociedad.
Preguntado sobre si es necesaria una segunda transición dijo que no era necesaria, “antes era pasar de un régimen a otro”, aunque se debe estar abierto a cambiar capítulos de la Constitución, pero siempre salvaguardando su parte dogmática, como son la unidad de la nación, la monarquía y las libertades fundamentales, “y si hay que cambiar ciertos aspectos, a lo mejor hay que preguntar a los ciudadanos para saber lo que quieren, pero en la que participemos todos”, como por ejemplo en todo lo referente a la unidad, “las decisiones son de todos los españoles, pero también tengo que reconocer que un sentimiento es difícil meterlo en una norma”.
Por último y sobre lo que significa estar en Europa, subrayó que era un sueño que se ha ido cumpliendo, “pero aún queda por conseguir , por decirlo de alguna forma, los Estados Unidos de Europa, porque la toma de decisiones aún es complicada, con lo que esto significa de ralentización en política europea”.