No los habituales ‘espacios electorales’ concedidos de acuerdo con el criterio de reparto realizado por la Junta Electoral General, con que nos asaetean en los medios de comunicación públicos. Y donde, a falta de contraste de pareceres, repiten el spot monocorde o la cuña solitaria, como un ‘deja vu’ o como un disco rayado, de antes de los vinilos. Y el efecto comunicativo se vuelve perverso y pervertido. Y muy limitado en sus propuestas, con sabor a Starlux unas veces y otras con gusto a Avecrem.
Prefiero indagar en los ‘otros espacios’, los lugares de reunión; que a fin de cuentas los espacios también hablan y cuentan, como quiere Karl Schlögel. Expresando otro relato paralelo y no siempre coincidente con el desplegado por el promotor accidental o animador del cuadro.
Si el hábito hace al monje, podemos consecuentemente decir que el local celebrativo o el espacio de convocatoria, define al Partido convocante de forma unívoca. Esa es parte de la parafernalia partidista de los Estados Unidos de América, muy visible tanto en las convenciones de Republicanos y Demócratas, como en las primarias de Demócratas y Republicanos: todo un Parque Temático de la Multinacional del Ocio Programado. En España nos vamos pareciendo cada vez más a ese modelo de hartazgo electoral y de música en trompetilla, en salones y polideportivos coronados por las insignias y las banderas que correspondan a la marca promotora.
Con ello, con lo de los espacios y lugares, no me refiero a la aparente (¡Ojo! aparente, solo aparente) neutralidad de los locales elegidos por los Partidos para sus celebraciones. Y digo aparente, porque si las piedras hablaran, como quería Antonio Gala, no digamos nada del relato que formularían los locales elegidos para presentar una candidatura, para celebrar un acto electoral o para esperar el recuento de los resultados. Relatos singulares y aún singularísimos en su elocuencia y en su estrépito otras veces. Locales como las oficinas electorales, que surgen lejos de las sedes partidarias y a contramano: lo hizo el PSOE en 2003, con la que fuera ‘Oficina del Candidato’ Ángel Amador, y lo hace el PP en 2015 con la oficina electoral de Rosa Romero. Visible, pese a todo, desde los balcones de la Sede Provincial.
En el paleolítico electoral, entre los locales y los espacios disponibles para el consabido mitin de fortuna y arraigo, que hasta se escribía en lengua inglesa, sólo se contaba con el Teatro y con la Plaza de toros de la localidad. Si el tiempo acompañaba, podían emplearse en el cometido alguna campa de la periferia urbana, en recuerdo y rememoración de alguna romería afamada o de una celebración popular. Eran tan evidentes estos actos como tales actos de masas, que en los primeros eventos de la nacida democracia española, con ilusión circulante aún, allá por 1977, se seguían utilizando los Campos de fútbol y también las Plazas de Toros. De ello hay documentación fotográfica suficiente y muy melancólica. Otras veces, simplemente alcohólica.
Y su utilización respondía tanto a la ausencia de otros enclaves disponibles, como a la masiva afluencia de electores a tales actos, Hoy se ha operado a la inversa. A los actos electorales suelen ir más protagonistas, informadores y periodistas que seguidores del Partido y público en general; por lo que un local grande como los citados atrás, compone una imagen patética del abandono del convocante, similar al patetismo de un traje excesivo para un cuerpo mermado y encanijado. Y hoy, hay una preferencia a los actos reducidos y aún miniaturizados, según las últimas tendencias. Llamados en la jerga electoral como ‘Actos sectoriales’, que no deja de ser una cursilería similar a la del ‘Sindicalismo vertical’; por no llamarlos simplemente ‘Actos vectoriales’, aquellos actos en los que se apunta pero no se dispara.
Al margen de ello, lo significativo es el carácter parlante, sonante y algo amanerado, que se crea por parte de las formaciones en liza, en el discurso oculto de sus locales favoritos en los actos de presentación de listas. Se me objetará que ya nace todo condicionado, con la relación de locales disponibles que los Ayuntamientos remiten a las Juntas Electorales correspondientes. Locales de uso público y locales gratuitos, frente a locales de pago y ‘reservado el derecho de admisión’. Como en los antiguos Casinos de Propietarios y Labradores.
Si el PSOE se acomoda al Antiguo Casino de la calle de Caballeros que ya no es de Propietarios y Rentistas, aunque haya un eco difuso de viejas extravagancias pequeño-burguesas; el PP ocupa las sillas, como un pentagrama equívoco o como un teclado mudo, del Conservatorio de Música allá por ‘Pantano del Vicario‘, buscando con afán, el agua de la vida; UPyD monta su acto en un hotel casi carloteño, como un pulcro viajante de comercio y algo ‘rodríguez’ que se considera muy libre viajero; y por eso dicen ‘Libres‘. Y Podemos, construye su presentación programática en el nominado Museo del Quijote, en una tarde quijotesca de molinos y quesos, rememorando hazañas imposibles, o batallas contra esos mismo molinos en forma de quesos gigantes. Las demás formaciones, desde Ganemos a Ciudadanos, optan, casi en un estribillo del tra-catá-tra-catá, por los espacios abiertos y al aire libre de Parques populosos de olmos y de Jardines aventados. Eludiendo la contaminación de esos locales atufarados de tiempos viejos y rancia burguesía.
Periferia sentimental
José Rivero
Ya sé que poco tiene que ver con tu artículo (como siempre, fantástico), pero traigo a colación las declaraciones de Rosell (ese que dirige una patronal española con demasiados imputados, juzgados, sentenciados y encarcelados por robar y estafar).
Dice el señor que, si los dos grandes pilares del Estado de Bienestar estuvieran gestionados por empresarios «las cosas se harían mucho mejor». O sea, que si la Sanidad y la Educación fueran privatizadas del todo, no tendríamos listas de espera y los informes Pisa serían «la leche».
Esto nos da una idea de hacia dónde nos llevarían oros cuatro años más de PP (De Cospedal y Rajoy) en el Gobierno. En un país donde los curas y los consejeros de Sanidad de Aguirre han hecho todo lo posible por vivir del dinero público.
Se nos ha llenado el país de colegios concertados religiosos y de hospitales privados que DE NINGUNA MANERA serían rentables si no vivieran de la TETA PÚBLICA y, ahora, quieren que sean ellos los que manejen el asunto.
En un país en crisis total, donde los parados y los pobres son legión, ahora viene este «ME MODERO YO MISMO» y dice que lo que hay que hacer es privatizarlo todo y ponerlo en manos de los amigotes del poder ¿Pero no hemos aprendido nada los españoles? ¿No hemos visto lo que ha ocurrido en la Comunidad de Madrid?¿Nos sobra el dinero para pagarnos ecografías, Tac, cirujías? ¿Nos sobra el dinero para pagar una media de 400 euros al mes por un colegio privado o 18.000 euros por un curso en la universidad privada?
¿Pero qué nos está pasando que no estamos ya en la calle diciendo BASTA YA? Nos están robando en nuestra cara todo lo que hemos pagado desde 1978.
De verdad que esto es ya para que pase algo gordo en la sociedad española y paremos la demolición del Estado. Si el PP vuelve a salir en estas elecciones es que los españoles somos tontos. Pero tontos de remate.
Es verdad que las pretensiones de Rosell son, no de juzgado de guardia, sino de ‘Urna de Guardia’. Para evitar la fantasmagoría empresarial, que aquí conocemos sobradamente.
Una cúpula empresarial, como la provincial CEOE-CEPYME, capaz de reventarse así misma, haciéndose el harakiri económico, no parece que sea un modelo de ‘Gestión Alternativa’ a nada ni a nadie.
Igual podríamos decir del otro modo de gestión tan alabada, como el económico financiero. Que al final ha precisado del rescate público (vía FROB y vía SAREB) para enjugar y enjuagar la ‘buena gestión’ de los eficientes heraldo de la Verdad.
Pero claro cerca de aquí, hemos oido, cómo los socialdemocrátas alaban el Negocio mondo y lirondo: desde Solchaga a Sllbes, desde Sebastián a Magdalena Alvárez. Y así, hasta el último llegado.