Según el último Boletín del Banco de España la tasa de crecimiento interanual de la economía española es del 2,5%, y el regulador bancario pronostica un avance del 2,8% al final de este año. Sin embargo, a pesar de estas previsiones «España se encuentra en una situación delicada, fruto de varios factores: en primer lugar por el impacto de la crisis exterior, en segundo lugar porque tenemos un modelo interior que tiene muchas debilidades, y en tercer lugar porque tenemos un contexto europeo, internacional, que nos dificulta mucho tomar medidas para poder resolver los dos impactos anteriores».
Así, lo entiende Juan Torres, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, y en términos similares se expresa Emilio Ontiveros, catedrático de Financiación de la UAM, quien destaca por un lado la dependencia de nuestra economía respecto a Europa, y por otro su vulnerabilidad ante una economía internacional, sobre todo europea, «que tiene dificultades para asentar de forma definitiva su propia recuperación», subrayando la falta de apoyos externos, «de apoyos en las condiciones económicas internacionales para que la economía española pueda crecer de forma sostenida en el futuro».
Sin embargo, para el catedrático «Rafael del Pino» de la Universidad Camilo José Cela, Pedro Schwartz, «la actual recuperación es «verdadera», pues está en parte basada en un mayor ahorro de las familias, que ha conducido a financiar una mayor inversión privada».
De todos estos temas, junto a los principales problemas y retos de nuestra economía, debatirán estos tres catedráticos en la mesa redonda que moderará el también catedrático de Estructura Económica Ramón Tamames en el marco de FENAVIN, el próximo día 13 de mayo; una mesa redonda que lleva por título ‘La economía española en presente y futuro, potencialidades de la recuperación y senda del progreso’, patrocinada por Banco Sabadell.
Principales problemas y retos
Para Juan Torres, en estos momentos el problema principal es una pérdida de las fuentes de generación de ingresos endógenos, de la propia economía, y en este sentido explica, «está aumentando mucho la desigualdad, los salarios pierden peso en el total de la rentas, y eso unido a la pérdida de tejido empresarial, de empresas, hace que el mercado interior y la demanda, que son los motores de la economía, estén muy debilitados».
Así las cosas, subraya «nos encontramos en una coyuntura en la que tendríamos que decidir si realmente queremos andar con unos motores que no tiran del todo, o por el contrario estamos dispuestos a cambiar las fuentes de fuerza de la economía española», es decir, «decidir fundamentalmente en España si seguimos empeñados en hacer que la economía tire del motor de los beneficios o por el contrario del motor de los salarios».
En este sentido apunta cómo todos los estudios econométricos, científicos «indican que en Europa, y particularmente, en España el motor de los salarios es mucho más potente y el motor de los beneficios prácticamente no funciona como tirón del empleo y de la economía en general, pues la experiencia, los datos lo que nos está diciendo es que el deterioro permanente de los salarios en el conjunto de la economía española está frenándola, haciendo que desaparezcan miles de empresas, deteriorando las finanzas públicas, el consumo y la economía». Por ello, concluye «va a ser muy difícil que se produzca una recuperación permanente en nuestra economía si no se cambia de foco».
Por su parte, Pedro Schwartz pone el énfasis en las causas institucionales del desempleo señalando como principal causa «una legislación laboral proteccionista, un salario mínimo excesivo», y en este sentido apunta cómo «la precariedad laboral volvería a sus justos términos si los empleados fijos fueran tratados del mismo modo que los temporales», al tiempo que destaca cómo la edad de jubilación no debería ser obligatoria «por ser poco acorde con las mejoras de esperanza de vida sana».
Por su parte, Ontiveros pone el foco de atención en Europa y señala que «no podemos olvidar que si la economía española ha iniciado su recuperación es gracias a las decisiones que ha tomado el Banco Central Europeo por un lado», pero por otro lado, expone, «gracias a las exportaciones, entre otros de vino, aunque para que haya exportaciones es necesario que nuestros clientes, en mayor medida europeos, crezcan».
La senda de la recuperación
Para Pedro Schwartz «las perspectivas de la economía española son positivas y la clara mejoría económica nace precisamente de los recortes del gasto público y reformas legislativas que muchos economistas temían hundiesen a España en una depresión sin fin». En este sentido, precisa que «quienes no entienden la relación inversa entre la reducción del sector público y el crecimiento de la prosperidad de un país creen que, para salir de una recesión, es necesario aumentar gastos e inversiones públicas, incluso financiándolos con deuda. Muy al contrario, para salir de una crisis es necesario dejar hueco a la actividad privada, al tiempo que la reducción del gasto de las Autonomías y del Estado permiten una rebaja de los impuestos».
Desde esta perspectiva, Schwartz destaca que las reformas deberían haber incluido un mayor traspaso de la financiación de los servicios públicos a por quienes se benefician directamente de ellos. «El Gobierno nacional debería haber ido más lejos en sus recortes, hasta haber conseguido la reducción de las deudas públicas que, al contrario de la deuda de las familias y empresas, siguen creciendo sin descanso».
Por su parte, a Emilio Ontiveros los pronósticos que hace el Banco de España le parecen razonables, «en gran medida debido al rebote de la situación tan baja en la que estábamos, pero también a las decisiones excepcionales que está adoptando el BCE». Para Ontiveros, el BCE ha empezado a hacer lo máximo que podía hacer «porque una vez que redujo los tipos de interés a cero está inyectando mucha liquidez comprando deuda pública, y ésa es la razón de que las condiciones financieras de economías como la española hayan mejorado de forma muy notable». Todo ello, junto al descenso del precio del barril de petróleo «que supone un ahorro para la economía española de más de 15.000 millones de euros, está fortaleciendo las decisiones de gasto y de inversión de los españoles», señala.
Ahora bien, Ontiveros hace especial hincapié en la necesidad de no dejar solo al BCE, ni depender del precio del crudo, y en este sentido destaca que «Europa necesita concretar decisiones de inversión común como las que anunció el presidente de la Comisión, en áreas que puedan beneficiar al conjunto, como son redes de conexión eléctrica, redes tecnológicas, y que además de estimular la demanda y beneficiar a una buena parte de las economías más dañadas en esta crisis, también fortalezcan la propia idea de Europa, el mercado interior de Europa», al tiempo que es necesario, señala, «que la economía española no crezca como en el pasado, y aunque crezca algo menos crezca mejor».
En definitiva, en relación a los seis largos años de crisis, para este catedrático la situación claramente es mucho más favorable, y por lo tanto cabe ser optimista, «o moderadamente optimista siempre que en Europa se asuman los errores en las políticas económicas que se han cometido estos años y se dé prioridad a la cohesión europea, y desde luego a la intensificación de la inversión».
Más escéptico se muestra Juan Torres para quien «el Banco de España y el Gobierno de España son las instituciones que más se equivocan en los últimos años a la hora de hacer previsiones», aunque «ojalá acertarán por primera vez porque lograr mayor actividad económica, mayor empleo, es algo que todos los españoles, sin excepción, deseamos».
Para Torres «estamos viviendo un típico ciclo preelectoral, y el Gobierno ha aflojado la cuerda que frenaba el gasto, y eso es evidente que se tiene que reflejar en una cierta mejoría», aunque no está tan seguro de que sea tan fuerte como dicen, «creo que estamos en una fase en la que hay evidentemente unas señales de recuperación en la actividad, pero la duda es si son de la magnitud que se está queriendo señalar y si van a ser permanentes», al tiempo que destaca la certeza de que «la recuperación realmente está siendo muy asimétrica, desigual y que no está basada en un cambio profundo de tendencias», advierte.
FENAVIN, punto de encuentro de sinergias
Para Juan Torres este tipo de eventos como FENAVIN «son muy importantes porque crean redes, empatías, sinergias, y experiencias comunes» y, por ende, «lazos que son muy importantes en la vida empresarial», aparte de tratarse de eventos «que tienen una proyección exterior muy destacada y más en un producto, ámbito como el sector del vino que es tan importante para la economía española», subraya.
Así, también lo entiende Emilio Ontiveros para quien este tipo de ferias constituyen «una forma de posibilitar el intercambio de experiencias, y en definitiva, mejorar la calidad y la internacionalización de las ventas», al tiempo que destaca su respeto y admiración por el esfuerzo de los vinateros españoles.
Por su parte, para Pedro Schwartz estar en FENAVIN «significa participar en el desarrollo de una actividad en franco progreso de calidad y buen nombre», subrayando cómo «el vino español es una de las historias del éxito de la agricultura y el comercio españoles».