Carmen Quintanilla Barba (Presidenta Nacional de AFAMMER)
Un año más celebramos el Día Internacional del Trabajo con una tónica que se repite mes tras mes sin que, por desgracia, parezca tener solución como es que la cifra de mujeres en situación de desempleo siga superando con creces la de hombres. Una realidad que se reflejaba también en los últimos datos del paro referidos al pasado mes de marzo en los que Ciudad Real contaba con 20.166 mujeres paradas frente a 9.254 hombres y en los que, a nivel nacional, el paro registrado en el mes de marzo afectaba a 833.844 hombres y a 1.314.686 mujeres.
La desigualdad es evidente y obvia. Las cifras son contundentes y no dejan lugar a dudas sobre el hecho de que la puesta en marcha de medidas que permitan la incorporación mujer al mercado laboral sigue siendo la gran asignatura pendiente y el gran reto del siglo en el que nos encontramos.
El desempleo continúa teniendo rostro de mujer y si la situación es grave en las ciudades en el medio rural es mucho más preocupante porque a la falta de formación que han tenido sus mujeres se une la ausencia de los recursos necesarios como guarderías o centros de día para personas dependientes que permitan a la mujer -que es la principal cuidadora de los hijos y de los mayores en el hogar- conciliar la vida familiar y laboral en el caso de poder acceder a un puesto de trabajo.
En día como hoy en el que todo el mundo celebra el Día del Trabajo volvemos a hacer oir la voz de las mujeres rurales y a poner de relieve la necesidad de que se establezcan líneas claras y de firme apuesta por los programas de formación dirigidos a ellas, como herramienta básica para facilitar su acceso al mercado laboral.
Volvemos a pedir que se dote a nuestros pueblos de los servicios básicos de los que aún carecen frente a las ciudades y que, al mismo tiempo, pueden servir de acicate para la creación de empleo y de salida profesional a todas esas jóvenes que, habiendo tenido acceso a la formación, se ven obligadas a abandonar sus lugares de origen para buscar un trabajo acorde con esa formación en la ciudad. Y volvemos a plantear a las administraciones, ante la crisis que vive el sector agrario, la necesidad de diversificar la economía de las zonas rurales promocionando los nuevos yacimientos de empleo para el desarrollo futuro de nuestros pueblos, un desarrollo en el que la mujer rural va a jugar un papel protagonista.
El 1º de Mayo nos lleva a reafirmarnos en hacer llegar al resto de la sociedad nuestras reivindicaciones, por las que venimos trabajando en los 24 años de vida de la Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural y a seguir haciéndolo hasta conseguir que la igualdad de oportunidades para las mujeres de las zonas rurales deje de ser una utopía y se convierta en un hecho real que asegure la conservación, el mantenimiento y el crecimiento de nuestros pueblos.
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