Juan López de Pablo Rodríguez de la Paz. Candidato nº 4 PSOE Manzanares y
enfermero Hospital ‘Virgen de Altagracia’.- En Manzanares tenemos un hospital en el que se prestan cuidados y una atención de gran calidad, real y percibida por el usuario, con una buena cartera de prestaciones para el tipo de hospital del que hablamos.
De hecho, en la famosa visita de finales de 2011 por parte del Consejero de Sanidad, José Ignacio Echaniz, acompañado del alcalde de Manzanares, se pusieron en valor las excelencias de nuestro centro hospitalario. Sólo había elogios para los gestores del hospital y sus trabajadores.
Sorprendentemente, sólo unos días después el hospital era inviable, la gestión había sido nefasta y había que ponerlo en manos privadas para poder salvarlo. Quizás el tamaño del hospital, su calidad y sus profesionales fueran un caramelo demasiado apetecible para no comérselo. Según los dirigentes del SESCAM y del PP regional, había que venderlo o cerrarlo. Así lo aseguró Luis Carretero, gerente del SESCAM, en el debate organizado por la Escuela de Ciudadanos, cuando dijo que “la decisión de privatizar la gestión del Hospital Virgen de Altagracia es firme y no cabe vuelta atrás”.
A partir de ese momento se puso en marcha la maquinaria que debía preparar el hospital para su paso a manos privadas. Por un lado, se empezaron a aplicar recortes en material, se eliminó la UVI móvil de traslados secundarios, se cerraron camas, se despidió o no se renovó el contrato al personal no fijo… Por otro lado, se puso en marcha la maquinaria propagandística: desde la Junta, el Ayuntamiento y medios afines al PP se empezaron a vender las excelencias de la gestión privada y a menospreciar lo público, vendiéndolo como ineficaz e inoperante.
Pero había algo con lo que no contaban, y es que este hospital es nuestro, de nuestro pueblo, de nuestra comarca, y así lo sentimos los ciudadanos que lo usamos y los trabajadores que tenemos la suerte de trabajar en él. Es nuestro hospital y nos dispusimos a defenderlo. Pocas veces en Manzanares y en los pueblos de alrededor ha habido tanta unión para hacer algo juntos.
Se constituyó la Plataforma en Defensa del Hospital, se convocaron dos manifestaciones que, sin duda, han sido las más multitudinarias que ha conocido Manzanares. De una población de 45.000 habitantes de la comarca se recogieron 21.000 firmas de personas mayores de edad en contra de la privatización, firmas que fueron llevadas a Toledo a pie. Se hizo una marcha andando hasta La Solana, se realizó una asamblea permanente de 24 horas en el salón de actos del hospital, se llevó a cabo el acto ‘Abraza tu hospital’ y asistimos a la manifestación en defensa de los servicios públicos en Toledo. Todos estos actos fueron secundados por la inmensa mayoría de la población, gente de todas las ideologías y de todos los estratos sociales. Todos, excepto el alcalde de Manzanares, Antonio López de la Manzanara, y su equipo de Gobierno.
Los que deberían haber canalizado las demandas de sus ciudadanos y los que deberían haberse puesto al frente, se ponían de espaldas, se tapaban los oídos y los ojos y abandonaban a su pueblo para no caer en desgracia en Toledo. Eligieron servir a Cospedal antes que a sus vecinos; eligieron mantenerse en el cargo, en vez de apoyar a sus ciudadanos.
Desde el Ayuntamiento de Manzanares acataron obedientemente las órdenes de Toledo y se pusieron manos a la obra. Había que vender la privatización. Había que convencer a los vecinos, y utilizaron todas las armas con las que contaban: contraprogramaron una de las manifestaciones con un acto contra el terrorismo, se afanaron en vendernos las excelencias de la sanidad privada, sin tener datos ni conocimientos en la materia, sin preparación, sin argumentos, y yo diría que en algún caso sin convicción. Desde el Consistorio se nos dijo a los trabajadores que éramos unos vagos, que llegábamos tarde a trabajar, que nos movían intereses económicos, que manipulábamos a la población, que éramos unos agitadores y que no pasaba nada si había que ir a dar a luz a Tomelloso o a Ciudad Real. Incluso se multó a algunos vecinos por protestar. Se dijo, en definitiva, que o se privatizaba o se cerraba.
Mientras tanto, en el más absoluto oscurantismo, la subasta continuaba. Que si Capio, que si la Orden de San Juan de Dios… Finalmente el regateo no llegó a buen puerto. En este escenario, y añadiendo el ‘palo’ que le propinaron los tribunales a la Junta cuando el PP intentó cerrar las urgencias de atención primaria de varios municipios de la región, Cospedal anuncia que da marcha atrás, que ya no es necesaria la gestión privada porque los recortes efectuados ya han equilibrado el presupuesto.
La realidad es otra muy distinta: la Junta no ha encontrado comprador para nuestro hospital, pero ¡cuidado!, que si se dan las condiciones y no somos capaces de sacar a Cospedal de la Junta y a López de la Manzanara del Ayuntamiento, tened seguro que lo volverán a intentar.
Por otro lado, ¿dónde están ahora los que decían que la gestión privada era la panacea?, ¿es que ya no necesitamos el 20% de presupuesto que supuestamente ahorraría la gestión privada? ¿Dónde está la concejala de Sanidad que desde la revista Siembra decía que cuando todo esto acabara deberíamos pedir disculpas al alcalde? ¿Quién va a pedir disculpas ahora a los ciudadanos y a los trabajadores? ¿No era la privatización o el cierre?
A este ultraliberalismo que empapa al PP le provoca urticaria lo público, y si la sanidad de Castilla-La Mancha no está ya privatizada no es porque hayan visto la luz y hayan abandonado la idea; sólo han dado un paso atrás pero siguen expectantes esperando otra oportunidad para volver a intentarlo. Mientras tanto, nuestro hospital sigue reducido a la mínima expresión: continúan los despidos, la no cobertura de bajas y jubilaciones, la escasez de medios. Nuestro hospital sigue abandonado por la Junta; se le está dejando morir de inanición.
No olvidemos lo que decía la pancarta que la Plataforma en Defensa del Hospital llevó a Toledo cuando entregaron las firmas: “la privatización se explica durante la campaña electoral”. Que nadie olvide quiénes fueron los que quisieron desposeernos de nuestro hospital.