Carmen Quintanilla Barba (Diputada Nacional del PP por Ciudad Real)
En el año 2005 la provincia de Ciudad Real presentó un incremento de un 11 por ciento en el índice de siniestralidad laboral con más de 11.000 accidentes laborales y en los dos primeros meses del año 2006 un total de 149 personas habían perdido la vida por este motivo a nivel nacional; los siniestros laborales con baja en jornada de trabajo habían crecido un 6,85 por ciento hasta alcanzar los 151.144 mientras que los denominados accidentes “in itinere”, es decir, los que se producen en el trayecto de casa al trabajo o a la inversa, llegaron a los 16.946, siendo 76 de ellos mortales.
Estos datos hacen que hoy, 29 de abril, fecha en la que a nivel internacional se celebra el Día de la Seguridad y la Salud en el trabajo hagamos una reflexión y nos planteemos qué es lo que está fallando. Políticos, sindicatos, empresarios y trabajadores, cada uno desde su posición, debemos compartir la responsabilidad a la hora de atajar la siniestralidad laboral. Unos desde el establecimiento de las normativas necesarias y de la vigilancia porque éstas se cumplan así como facilitando a las empresas la implantación de dichas normas; otros desde la dotación de los elementos y sistemas de seguridad precisos para salvaguardar a sus trabajadores quienes, a su vez, deben reclamar esos elementos y concienciarse de que utilizarlos, aunque a veces pueden resultar incómodos a la hora de trabajar, pueden salvarle la vida en un momento dado.
La siniestralidad laboral es un problema que sigue teniendo una tendencia al alza, que lleva la tragedia a cientos de familias y que, no en todos pero sí en muchos casos, se podría evitar. Para ello cualquier esfuerzo por parte de todos los agentes políticos, económicos y sociales es poco pero, sobre todo, se hace patente la necesidad de que se incida en la concienciación y educación en materia de prevención de riesgos laborales.
La legislación sobre la materia y velar por su cumplimiento es fundamental pero más importante aún es crear la base sólida de una cultura preventiva en la que todos seamos conscientes de que más vale prevenir que, luego, tener que lamentar.
De nuevo, la responsabilidad recae en todos y, sobre todo, en el Gobierno socialista, que debe intensificar sus esfuerzos en potenciar y financiar campañas de sensibilización y programas de formación dirigidos a empresas y trabajadores de todos los sectores haciendo también especial hincapié en el sector agrario, el más golpeado por el incremento de la siniestralidad laboral el pasado año, con un crecimiento de este tipo de siniestros de un 19,59 por ciento y donde es más difícil llegar.