Ayer se celebraba en Ciudad Real los cien años de la declaración como monumento nacional de la Puerta de Toledo. Una declaración que refleja la mentalidad de la época y de aprecio por edificios antiguos, con siglos de historia valorados fundamentalmente por su antigüedad.Un elemento arquitectónico que formaba parte de la muralla de la ciudad, que permanece como un resto esencial de ese recinto amurallado y que, por su singularidad, por su permanencia y por su ubicación en la ciudad es un referente de la misma. Por eso es bueno su conservación, su valoración y su restauración aunque tenga sus elementos negativos que ya he señalado en otras ocasiones.
Espectáculo de luz y sonido.
Para la celebración ayer, el Ayuntamiento programó un espectáculo de luz y sonido con la puerta como pantalla de proyección. Miles de vatios y luxes siempre impresionan y nos dejan ojipláticos (como decía la crónica de uno de nuestros periódicos locales) y estupefactos. Un sonido potente y unas proyecciones con tecnología actual capaces de proyectar imágenes sobre paramentos diversos siempre impresionan. Y así al ritmo de un sonido potente se iban sucediendo imágenes proyectadas sobre la puerta de Toledo como podrían haberlo sido sobre una pantalla cualquiera salvo contadas ocasiones. Reconozco que este tipo de espectáculos casi nunca son capaces de emocionarme y no soy capaz de apreciar las maravillas de focos que giran, de proyectores de colores o de imágenes que se superponen a velocidad calculada para impresionar por su acumulación y variedad.
Película sin guión ni argumento.
Me hubiera gustado que existiese un mínimo guión en la narración de la proyección aprovechando aquello de los cien años. Desde los orígenes de la ciudad cuando se construye la puerta, su evolución, sus monumentos referentes de su desarrollo y su vida hasta la actualidad. Referentes manipulados como los signos de las tres religiones, los monumentos de la ciudad proyectados sobre el fondo de los paramentos de piedra o las referencias al Quijote y los molinos, mezclados con efectos de luz y sonido que podrían estar presentes en cualquier proyección audiovisual no acababan de tener un sentido ni un desarrollo que se podía y debería haber pedido al acto que ayer se programaba. Los cientos de personas allí presentes recibieron el primer final con un tímido aplauso. La presencia del himno de la Mancha con la potencia del sonido instalado hablaba de las posibilidades de la música en ese recinto sin la parafernalia visual del momento anterior. Más música y menos juegos de colores habrían mejorado la celebración. Y luego el sonido disco con un final potente sin demasiado sentido como montaje visual más contemporáneo probablemente algo más atractivo que los tópicos anteriores.
Mas que ojiplático mi sensación fue de estupefacción (esta palabra sí existe en el DRAE) viendo los cientos de personas que regresábamos por la calle de Toledo y el despliegue de equipos que habían hecho posible una espectáculo pobre y sin apenas contenido. Cien años de una declaración merecerían haber terminado el proyecto (con sus contenidos más que criticables, pero era su proyecto que ahora se anuncia para las próximas décadas) y un contenido más cuidado para los vecinos de Ciudad Real.
Espacios
Diego Peris Sánchez
Lo único espectacular del «acto» fue la forma de tirar el dinero que tiene el Ayuntamiento y, tal como apuntas, la ausencia de contenido del guion refleja la falta de sustancia de algunas cabezas.
¿Qué empresa fue la encargada del desaguisado? ¿Sabemos el nombre?
¿Cuánto ha costado? ¿Se ha hecho un concurso para adjudicarlo?
¿Se ha pedido ayuda a la Universidad para esos contenidos?
Son preguntas retóricas….
Diecisiete mil euros de todos.
Contabilidad analítica:
-Fosforescencias: 10.000 euros
-Ruido que se puede oír: 7.000 euros
Podrían haber dejado en paz a los muertos que había al lado.
Me pareció una tomadura de pelo. Se vendió como un recorrido por la historia de la Puerta de Toledo y de historia hubo más bien poca, por no decir nada. Yo personalmente me desplacé más de 60 Km para ver el espectáculo y me volví a mi localidad decepcionado.