El Servicio de Pediatría del Hospital Virgen de Altagracia de Manzanares, dependiente del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM), ha incidido en la importancia de llevar una correcta alimentación en los primeros mil días de vida, es decir, la suma de los 9 meses del periodo de la gestación más el primer y segundo año de vida.
“Es la etapa de mayor crecimiento físico de nuestra vida y de maduración cerebral (desarrollo cognitivo)”, según el jefe de Sección de Pediatría, el doctor Vicente Ramírez, que esta semana impartió una charla dirigida al resto de profesionales del Área Integrada de Manzanares.
Lo más reciente y novedoso es considerar esta etapa como una “ventana de oportunidad” en la que algunos aspectos de la salud a largo plazo están programados y donde la nutrición es clave. “Una nutrición inadecuada (tanto por malnutrición como por sobrealimentación) durante el embarazo y en los dos primeros años de vida condiciona la obesidad futura y las enfermedades asociadas al llamado síndrome metabólico: diabetes, hipertensión arterial y arterioesclerosis”, indicó Ramírez.
El pediatra señaló que un crecimiento y desarrollo óptimos del lactante y niño dependen de una adecuada y equilibrada ingesta de nutrientes, evitando carencias y excesos. De todos ellos, las proteínas son el nutriente más determinante para la salud.
Exceso de proteínas
En España, un reciente estudio (ALSALMA, 2013) ha aportado dos datos de gran interés: que el 95% de niños entre 7-36 meses presentan un exceso de proteínas en su ingesta diaria; y que el mayor consumo de proteínas se correlaciona con el sobrepeso y obesidad.
Como estrategias de prevención y reducción del riesgo de obesidad en la vida adulta, los pediatras deben hacer hincapié en la importancia de la nutrición en los primeros años de vida a través de las siguientes recomendaciones.
La primera de ellas es que la lactancia materna es el mejor alimento en la primera infancia; que es mejor elegir leches de fórmula infantiles que tengan reducido el contenido de proteínas en su composición y, finalmente, la necesidad de iniciar la alimentación complementaria entre el cuarto y sexto mes de vida fomentando el gusto por las frutas y verduras, e ir introduciendo progresivamente alimentos con sabores y texturas nuevos para desarrollar hábitos alimentarios saludables.
