Eusebio Gª del Castillo Jerez.- Agnieszka Sloma fue desahuciada el pasado 17 de febrero. Salió de su casa precipitadamente, casi con lo puesto y, en compañía de sus dos hijas menores y su pareja, José Francisco Rodrigo, se encerró en el Ayuntamiento en busca de amparo. Casi un mes después, esta mujer, víctima de violencia de género, no ha recibido ninguna de las ayudas que le prometieron. La familia padece una situación crítica, según relatan, agravada por la intransigencia del casero, la desidia de los servicios sociales municipales y la insólita intervención de las Hermanas de la Cruz.
José Francisco Rodrigo, que ha ejercido de portavoz de la familia en la rueda de prensa convocada por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de Ciudad Real, reconocía que el procedimiento del desahucio fue legal. No obstante, matizaba que Agnieszka es extranjera y que no comprendió muy bien lo que ocurría. «Cuando salió del juzgado tenía su casa cerrada y, con las niñas de la mano, le dieron cinco minutos para recoger los enseres más básicos y dejar la vivienda». Asegura que la engañaron, «porque le dijeron que podría volver otro día a recoger el resto de sus cosas». En la casa se quedó el material escolar de las niñas, sus gafas y la documentación de otros procesos judiciales con su exmarido, entre decenas de objetos personales.
Han tratado «por todos los medios» de convencer al propietario de la vivienda de que les deje recoger sus cosas. Han abogado por ellos representantes de la plataforma, amigos y conocidos, e incluso altos cargos de la Diputación Provincial, y no ha habido manera. «Aunque le asista la ley, no hay derecho a lo que está haciendo con esta mujer y estas niñas», manifiestaba Rodrigo.
No entienden la obstinada postura del propietario de la vivienda, ya que, hasta el mes de enero, la relación con él «era cordial». Según ha relatado, firmaron un contrato de arrendamiento en julio de 2012. Agnieszka llevaba tres años en esa vivienda, pagando con normalidad el alquiler hasta marzo del año pasado, cuando comenzó a tener los primeros problemas económicos. «Ha pagado cuando ha podido». José Francisco Rodrigo ha mostrado para probarlo un extracto bancario, y ha asegurado se había abonado el importe de la factura del gas del mes de enero, además de 150 euros de los que no se le entregó ningún recibo. «En este tiempo que ha tenido dificultades no ha pagado la mensualidad entera pero ha ido pagando algo».
El principal apoyo de esta familia hasta la fecha habían sido las Hermanas de la Cruz. De hecho, intercedieron por Agnieszka en la búsqueda de vivienda. Sin embargo, según contaba José Francisco Rodrigo, las monjas protagonizaron un extraño suceso dos días después del desahucio. «Hay testigos que las vieron entrar al piso. Hurgaron en la vida de esta mujer, buscaron entre en sus cosas».
Al tener conocimiento de estos hechos, solicitaron al casero que permitiera a las religiosas acceder de nuevo a la casa para sacar algunos de los enseres personales; algo a lo que las monjas, al parecer, accedieron, después de amenazarlas con hacer público lo que había ocurrido días atrás. «Les pedí que sacaran las mochilas de las niñas y un hamster que compramos en Navidad y que ya estará muerto». Sin embargo, después de quedar en dos ocasiones para llevar a cabo la operación, las religiosas no acudieron. Rodrigo aseveraba que el único interés de las monjas es «llevarse a las niñas a Sevilla», al colegio de su congregación donde durante un tiempo estuvieron internadas.
Este diario se ha puesto en contacto con las Hermanas de la Cruz, que han rehusado hacer declaraciones. Afirman que no entrarán a valorar este caso.
Todo esto, añadía, no es más que la «punta del iceberg», de una situación provocada por la «falta de asistencia» por parte de este Ayuntamiento. Además, denuncia que quienes deberían defenderla están «vertiendo muchas mentiras, como que cobra ayudas». Para acreditar lo contrario, enseñaba un documento del Instituto de la Seguridad Social que certifica que esta mujer no ha recibido ayudas de ninguna clase.
«Ella, como inmigrante, está destinada al centro verde de Ciudad Real, que parece un gueto de la Alemania más sucia -espetaba Rodrigo-. Simplemente por ser inmigrante te desvían allí, sin posibilidad de acudir a los servicios sociales de tu ciudad. Da igual que sean mujeres maltratadas, drogodependientes o madres solteras». Representantes del Ayuntamiento les garantizaron que les atenderían «en seguida» y que les tramitarían unas ayudas con carácter inmediato. «Nos fuimos a ver a la asistente social el martes 24 de marzo». Después de recopilar toda la información que les requerían, acudiendo a todos los organismos posibles porque no tenían a mano la mayoría de la documentación porque se había quedado en la casa, aseguran que la funcionaria no se la quiso recoger y que les dio cita para una semana más tarde. No obstante, el 27 de febrero acudieron acompañados por miembros de la PAH y la asistente social accedió a recogerles la documentación. Días más tarde, el 6 de marzo, acudieron a interesarse por el estado de la tramitación de los expedientes y les dijeron que «la ayuda de urgencia del Ayuntamiento ya no se estaba concediendo y que de la de comedor no había plazas, que nos olvidáramos hasta septiembre».
Sin embargo, con un gesto de indignación, Rodrigo mostraba un documento mientras señalaba que las hijas de Agnieszka tienen plaza de comedor gracias a la gestión llevada a cabo por Cruz Roja, «que sí que nos está echando una mano».
Esta mujer, recordaba, es víctima de la violencia de género. «Lleva escondiéndose un año» porque está amenazada y su agresor sabe su dirección. Agnieszka Sloma «no recibió una atención adecuada» en el Centro de la Mujer de Ciudad Real. Un recurso que se cerró debido a las intrigas políticas de las administraciones responsables, condenando a las usuarias al desamparo. Por esto motivo, Rodrigo recuerda que Agniezska tuvo que recurrir a un abogado por su cuenta, «sin contar con la atención personalizada a la que tiene derecho por ley como víctima de violencia de género. Puso una denuncia y, por error, se tramitó como una demanda normal», con el resultado de que se envió la dirección de esta mujer a su maltratador.
«Su vida está aquí, su arraigo social está aquí en Ciudad Real; aquí se ha plantado y va a luchar por su vida y la de sus hijas», concluía Rodrigo emocionado.
Por su parte, Agnieszka Sloma, comentaba que se trasladó a Ciudad Real y empezó su vida de cero; que donde ha trabajado siempre ha gozado de buena reputación, y que algunas personas han tratado de pisotear su imagen. «Hay muchas mujeres en mi situación, somos muchas las que al salir de la casa de acogida nos quedamos solas. Hay muchas madres que están solas y no saben adónde acudir; pasan hambre, necesidades y esto no puede ser así». Se siente abandonada y lamenta no poder contar con el Ayuntamiento ni con los servicios sociales municipales.
Por último, José Luis Huertas, portavoz de la PAH, afirmaba que «esta situación demuestra que lo que dicen los miembros del Gobierno, tanto del regional como del nacional, es mentira. No es cierto que no haya desahucios, ni es cierto que las cosas estén mejorando, ni que no haya gente que no tenga problemas. Lo que sí es cierto que no se les ayuda y que no se les apoya. Lo que estamos haciendo hoy justifica la existencia de la plataforma».
Finalizada la rueda de prensa que tuvo lugar en la Plaza de España, la pareja y miembros de la PAH, tras intentar si éxito ser recibidos por las religiosas, se concentraron en la Plaza de Santiago, frente al convento de las Hermanas de la Cruz. Asimismo, fuentes de PAH han informado de que, a continuación, se presentó una denuncia contra el propietario de la vivienda ya que, al parecer, el auto del juez en respuesta al requerimiento de esta familia para acceder a la casa instaba a las partes a ponerse de acuerdo y negociar.
