Crónica de un fracaso anunciado

Manuel Fuentes Muñoz

  
Hace ahora un año los usuarios de los trenes de alta velocidad nos dirigimos al señor Barreda para pedirle que interviniera en el conflicto planteado con RENFE. El motivo era evitar las gravosas restricciones que el nuevo servicio planteaba –y sigue planteando-, en relación con el sistema anterior y con el que a los usuarios habituales se nos imponían unas condiciones de acceso muy rígidas y a un precio mucho más elevado, mientras los nuevos trenes y el servicio implantado eran de muy inferiores costes y prestaciones. El Presidente de la Junta aceptó nuestra petición y, tras un contacto previo con nosotros, celebró una reunión con el Presidente de RENFE, en la que, entre otros temas, se trató de nuestra situación.

   El único resultado positivo y novedoso, que dicha reunión deparó, fue el compromiso adquirido por la empresa pública de poner en servicio una tarjeta inteligente. Nuestra esperanza, porque dicha tarjeta se pusiera en marcha, no ocultaba ciertas reservas que la misma suscitaba, ya que no se nos decía cuales eran sus prestaciones concretas, ni el plazo de entrada en servicio de la misma, ni como se iba a integrar en el complejo y precario sistema de gestión de reservas de la empresa pública ferroviaria.

   La Asociación de Usuarios de Alta Velocidad agradeció, en nota de prensa, la buena disposición del Presidente sobre la problemática planteada con los nuevos servicios puestos en funcionamiento, pero considerando absolutamente insatisfactorios los acuerdos alcanzados en esa reunión. En cualquier caso, confiábamos en que, por lo menos, la palabra del señor Barreda serviría para que ese pírrico acuerdo se aplicara.

  
El más que aparente fracaso de esa reunión, pudo ser debido a la mala estrategia seguida y, muy problamente, al mal asesoramiento de alguno o algunos de sus colaboradores, lo que no debe eximir de responsabilidad al Presidente. Hay quien ha considerado, incluso, que pudo haber otros intereses a los que se dio prioridad en detrimento de los nuestros, aunque yo confié, y sigo confiando, en la buena voluntad del señor Barreda a la hora de defender los intereses de todos los ciudadanos de la región. Sin embargo, en casos como este, hace falta algo más que buena disposición. Estos días, sin ir más lejos, hemos podido comprobar que las instituciones públicas sí pueden hacer rectificar a la operadora pública cuando abusa de su posición monopolística, como ha ocurrido con la rebaja de precios en los AVE a Lérida y Zaragoza.

  
Ahora, después de casi un año, RENFE informa de su negativa a aplicar lo acordado con el señor Barreda y desestima la puesta en servicio de esta tarjeta porque –dice-, le supone cambios tan importantes que no está dispuesta a llevarlos a cabo. Aunque no es difícil imaginar que, lo que ocurre en realidad, es que no está dispuesta a asumir los cambios y el coste que ello les supone.

  
En estos momentos la Junta de Comunidades está anunciando, a bombo y platillo, el acuerdo alcanzado sobre la dotación de infraestructuras para nuestra región, algo que todos los ciudadanos de Castilla la Mancha valoramos muy positivamente. Pero, no debemos engañarnos. Las infraestructuras, por si mismas, no resuelven los problemas de la gente. Se hace necesario que los servicios que estas proporcionen, sean adecuados a las verdaderas necesidades de todos los ciudadanos y asequibles a sus economías. Algo que no ocurre ni con los trenes de alta velocidad que se están poniendo en servicio, en estos momentos, ni con la puesta en funcionamiento de autopistas, tanto sean de “peaje en la sombra” como de pago directo por los usuarios. Precisamente ahora que se estudia su eliminación en otras regiones.

  
La alta velocidad en nuestra provincia tendrá un antes y un después del cambio de servicio producido hace ahora un año. Y el que se mantengan las restrictivas condiciones de este servicio se debe, al menos en parte, a que la intervención del señor Barreda, cuyo desenlace se ha producido estos días con la respuesta dada por RENFE, no ha sido, por el momento, eficaz. Con esa respuesta, la operadora pública, viene a descalificar al propio Presidente de la Junta y, por extensión, a todos los ciudadanos de la región. Esta podría ser la crónica de un fracaso anunciado si el señor Barreda no toma cartas de nuevo en el asunto con RENFE y dedica algún esfuerzo, -algo que todavía puede hacer-, para tratar de recuperar unas condiciones del servicio de alta velocidad para sus conciudadanos, que se vieron seriamente degradadas por RENFE el pasado año. Y, por otra parte, le deseamos que tenga más éxito en la aplicación del convenio que ha suscrito con la señora Álvarez.

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